martes, 21 de julio de 2015

El Papa por Leopoldo Amondarain




Culminó por este año la recorrida por América de su Santidad el Papa. Sin perjuicio de la adhesión en el continente apabullantemente católico que concita su visita por tres países (Ecuador, Bolivia y Paraguay) es llamativamente notorio el éxito masivo de la misma. No creo que haya ninguna otra adhesión de grupos o movimientos políticos, religiosos, económicos o sociales que en forma continuada en los distintos países tenga la presencia de los pueblos en forma multitudinaria como lo tiene la Iglesia y su Papa. Ni el imperio se anima hoy en día en situaciones controversiales e internacionales graves a hacer esas demostraciones que sin ningún otro impulso o influencias foráneas, arrase como lo consigue la Iglesia. Alguna vez hemos sostenido que sería de interés general para el mundo, incluyendo obviamente a la ONU, hacer un llamado a organizar los distintos movimientos religiosos de diversos credos para mancomunar una masa de opinión que pese sobre la gran problemática mundial. Es obvio que tiene una influencia mucho mayor que la de cualquier otra fuerza o motivación foránea. Sin perjuicio de eso la Iglesia Católica demuestra tenerlo en grado superlativo mayoritario. El Papa ha dado el ejemplo con su fuerza espiritual para señalar soluciones para distintos problemas que existen en los ciudadanos en general en los distintos ámbitos. Este poder no se ha dirigido a movimientos militares, económicos (FMI, Banco Mundial, etc.), simplemente a la justicia social, la hermandad espiritual entre los hombres, la equidad y asistencia a los desvalidos y a los más necesitados, dejando de lado los grandes bloques económicos y fáticos a los cuales no sólo los ignoró sino que también los condena. Situaciones que los demás siempre tratan de evitar, omitiendo roces con los poderosos. De los cuales el Papa no escatimó duras críticas, por supuesto los opositores o enemigos de la Iglesia a nivel general o incluso particular en sus respectivos países callaron y empiezan a salir de a poco las críticas de siempre. Aquí mismo en nuestra “chacra oriental” el diario El País (periódico caganchero) salió a denunciar como máscara suelta un lamentable hecho en Salto de un ciudadano argentino, autocalificado hermano sin serlo que ayudaba a la parroquia de un pueblito del litoral uruguayo, a un club de baby fútbol, fue denunciado por pedofilia o intento de pedofilia, con el escándalo consiguiente. Este hecho claro está a los lectores del diario y sus influencias les llega como una crítica destructiva de todo lo positivo y bueno que se viene haciendo por parte de la Iglesia y la euforia propia de esa situación. Nada tenía que ver la Iglesia, el cura párroco un viejito italiano fue de los principales en hacer la denuncia, no justificándose en ningún aspecto dicha publicidad en tapa (primera plana) con fotos espectaculares. Lo único que se puede concluir es hacer daño gratuito por lo que publican esas miserias. Es obvio que las tendencias masónicas o de alguna otra organización racista que tienen miles de años y que siempre han estado en contra de la fe de Cristo pueden aparecer entre las sombras. Y era de esperarse que eso sucediera pero bueno es prever y estar preparado para la controversia, señalando la obra social y hasta política que la Iglesia tiene y que el Papa representa, que muchas veces la hemos mencionado y que es la única en hacerlo y de allí supongo que proviene uno de los éxitos con los cuales haya recibido y recibirá la América entera su presencia. Eso sucedió aquí en nuestro Uruguay, supongo que en los demás países cuya influencia quieren estos movimientos sucederán en otras circunstancias, como es la denuncia permanente que durante años han llevado en otros aspectos. Simplemente la Iglesia pone la otra mejilla y sigue adelante. De cualquier manera no podemos menos que elogiar y admirar el equilibrio y la disposición del Santo Padre y de toda la organización eclesiástica en seguir el camino indicado por Cristo al servicio de los más necesitados y sufrientes.



Leopoldo Amondarain
C.I. 950.556-0
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