Culminó por este año la recorrida por América de su Santidad el
Papa. Sin perjuicio de la adhesión en el continente apabullantemente
católico que concita su visita por tres países (Ecuador, Bolivia y
Paraguay) es llamativamente notorio el éxito masivo de la misma. No
creo que haya ninguna otra adhesión de grupos o movimientos
políticos, religiosos, económicos o sociales que en forma
continuada en los distintos países tenga la presencia de los pueblos
en forma multitudinaria como lo tiene la Iglesia y su Papa. Ni el
imperio se anima hoy en día en situaciones controversiales e
internacionales graves a hacer esas demostraciones que sin ningún
otro impulso o influencias foráneas, arrase como lo consigue la
Iglesia. Alguna vez hemos sostenido que sería de interés general
para el mundo, incluyendo obviamente a la ONU, hacer un llamado a
organizar los distintos movimientos religiosos de diversos credos
para mancomunar una masa de opinión que pese sobre la gran
problemática mundial. Es obvio que tiene una influencia mucho mayor
que la de cualquier otra fuerza o motivación foránea. Sin perjuicio
de eso la Iglesia Católica demuestra tenerlo en grado superlativo
mayoritario. El Papa ha dado el ejemplo con su fuerza espiritual para
señalar soluciones para distintos problemas que existen en los
ciudadanos en general en los distintos ámbitos. Este poder no se ha
dirigido a movimientos militares, económicos (FMI, Banco Mundial,
etc.), simplemente a la justicia social, la hermandad espiritual
entre los hombres, la equidad y asistencia a los desvalidos y a los
más necesitados, dejando de lado los grandes bloques económicos y
fáticos a los cuales no sólo los ignoró sino que también los
condena. Situaciones que los demás siempre tratan de evitar,
omitiendo roces con los poderosos. De los cuales el Papa no escatimó
duras críticas, por supuesto los opositores o enemigos de la Iglesia
a nivel general o incluso particular en sus respectivos países
callaron y empiezan a salir de a poco las críticas de siempre. Aquí
mismo en nuestra “chacra oriental” el diario El País (periódico
caganchero) salió a denunciar como máscara suelta un lamentable
hecho en Salto de un ciudadano argentino, autocalificado hermano sin
serlo que ayudaba a la parroquia de un pueblito del litoral uruguayo,
a un club de baby fútbol, fue denunciado por pedofilia o intento de
pedofilia, con el escándalo consiguiente. Este hecho claro está a
los lectores del diario y sus influencias les llega como una crítica
destructiva de todo lo positivo y bueno que se viene haciendo por
parte de la Iglesia y la euforia propia de esa situación. Nada tenía
que ver la Iglesia, el cura párroco un viejito italiano fue de los
principales en hacer la denuncia, no justificándose en ningún
aspecto dicha publicidad en tapa (primera plana) con fotos
espectaculares. Lo único que se puede concluir es hacer daño
gratuito por lo que publican esas miserias. Es obvio que las
tendencias masónicas o de alguna otra organización racista que
tienen miles de años y que siempre han estado en contra de la fe de
Cristo pueden aparecer entre las sombras. Y era de esperarse que eso
sucediera pero bueno es prever y estar preparado para la
controversia, señalando la obra social y hasta política que la
Iglesia tiene y que el Papa representa, que muchas veces la hemos
mencionado y que es la única en hacerlo y de allí supongo que
proviene uno de los éxitos con los cuales haya recibido y recibirá
la América entera su presencia. Eso sucedió aquí en nuestro
Uruguay, supongo que en los demás países cuya influencia quieren
estos movimientos sucederán en otras circunstancias, como es la
denuncia permanente que durante años han llevado en otros aspectos.
Simplemente la Iglesia pone la otra mejilla y sigue adelante. De
cualquier manera no podemos menos que elogiar y admirar el equilibrio
y la disposición del Santo Padre y de toda la organización
eclesiástica en seguir el camino indicado por Cristo al servicio de
los más necesitados y sufrientes.
Leopoldo
Amondarain
C.I.
950.556-0
Tel:
099 626 573
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