sábado, 11 de julio de 2015
El satánico Doctor No Por Alberto Grille
No hay cómo mirar lo que está pasando sin preocupación. No hay duda de que el presidente de la República está convencido de que la situación económica es, al menos, peor de lo que imaginaba. El ministro de Economía también está preocupado, pero no ignoraba nada, porque él estuvo a cargo de la economía en el período anterior. Algunas acciones se pueden justificar por la situación que se ha encontrado en algunas áreas –no precisamente en las empresas del Estado–, otras pueden explicarse por la coyuntura internacional que afecta a nuestras exportaciones, pero otras se explican por las concepciones ideológicas que tienen los protagonistas de esta historia, y algunos desde hace muchos años.
Es evidente que sobre Ancap hay posiciones diferentes en el Consejo de Ministros. Por lo menos, desde el plebiscito de las empresas públicas, cuando algunos de los que hoy participan en el debate no eran ministros.
Sobre el resto de las empresas públicas también hay concepciones distintas, lo mismo que sobre los demás temas: seguridad, educación, papel de la inversión extranjera, inserción en el mundo, el TiSA, el Tratado del Pacífico…
A veces no son solamente matices.
Está bueno que se recuerde que las empresas públicas son autónomas. Nadie –ni el ministro de Economía– puede anunciar sobre ellas medidas que sus directorios no han adoptado. Eso es inconstitucional, aunque después se confirme la noticia. Debe recordarse siempre cuál es el lugar de lo jurídico y cuál el de lo político. En el ojo ajeno y en el propio.
Al parecer, también hay problemas con el salario y la carga impositiva.
Es seguro que Tabaré cree con sinceridad que había que detener el Antel Arena para priorizar otras opciones. Pero esta vez se equivoca. Fue un error detener esa obra, que hubiera sido icónica para los montevideanos y estratégica para Antel. Sin duda fue una mala señal. Por otra parte, es obvio que no es para hacer obras en los puertos de Montevideo y Nueva Palmira –la ANP tiene decenas de millones de dólares guardados en el banco bien a resguardo de que los agarre Economía para tapar déficits ajenos. Lo del agua es un problema estratégico de Uruguay y no puede depender de las alternativas de un centro de espectáculos que debería ubicarse entre las obras con sentido cultural, y cuyo propósito, además del de posicionar a Antel como un generador de contenidos a escala global, es el de ser una fuente de recursos muy importante para el ente y para el país. Pero la cultura, sobre todo si es la de las masas, siempre puede esperar. Y las empresas públicas también.
Lo de Antel Arena se frenó, y de inmediato salieron los políticos opositores a pedir que se siga adelante convocando a inversores privados, olvidando que esa instancia ya fracasó.
Sin embargo, el fantasma de Clarín, Telefónica y Claro anda merodeando entre lobbystas para quedarse con esta formidable iniciativa a la que ahora el Estado renuncia.
¿A quién beneficia crear cierto terrorismo sobre la realidad económica del país? El miedo ¿baja la inflación?
Hay muchas cosas buenas entre las malas. Entre algunos ministros, el Pit-Cnt y los legisladores frenteamplistas se introdujeron modificaciones a la ley del Fondes; Calloia fue designado presidente de la Corporación para el Desarrollo pese a la resistencia de la oposición; el acuerdo con Venezuela ha sido excelente para Ancap, muy bueno para la industria láctea y para la avícola y buenísimo para las relaciones con Venezuela. Las comisiones que están trabajando sobre el TiSA lo están haciendo muy bien, y parece que no habrá TiSA para nosotros cuando se definan las excepciones; las pautas salariales van a ser negociadas nuevamente y la voz de los sindicatos se hará sentir; el 6% de la Educación parece estar asegurado, así como los recursos para el Sistema Nacional de Cuidados, y dicen que hay buenas perspectivas de que la planta regasificadora siga adelante.
Por lo pronto, el debate está abierto y todos tenemos derecho a debatir. Porque no todos somos iguales, pero nadie es más que nadie.
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