jueves, 10 de septiembre de 2015

"ES INACEPTABLE QUE EL PLENARIO DEL FRENTE AMPLIO, DECIDA UN TEMA QUE DEBE SER POLÍTICA DE ESTADO"

SENADOR JOSÉ CARLOS CARDOSO
EL RETIRO DEL TISA
El Este






El Plenario del Frente Amplio le “marcó la cancha” al presidente Vázquez en relación al TISA. ¿Cómo ve este momento político?

Vázquez siempre manejó al Frente Amplio cuando fue presidente, lo hizo también cuando fue intendente. Con el tema de la esencialidad los legisladores y los sectores lo dejaron solo y debió dar marcha atrás en un decreto inaplicable que lo único que hizo fue complicar las cosas.
Lo del TISA es más complicado aun políticamente. El presidente de la República es el presidente de todos los uruguayos y sus decisiones es lógico que sean controladas, avaladas o rechazadas por el Parlamento pero no por un Plenario de su partido.


La gente está viendo quizás con asombro una situación creada en torno a un tema del que el propio gobierno no hablaba hasta hace muy poco. ¿Qué es el TISA y por qué pasa esto?

El TISA es un tratado comercial que no está vinculado a los productos tradicionales que vende el país. Refiere a otra lista de productos, los servicios, que tienen un gran peso en la economía nacional. Si bien nuestras exportaciones están lideradas por la carne, el Producto Bruto Interno, el PBI, la riqueza nacional, se construye a partir de la venta de los commodities: arroz, soja, carne, lácteos, pero además, la construcción económica tiene un fuerte componente en el sector servicios.
Hay aún poca información sobre el TISA  pero parece claro que está construyéndose allí un bloque alternativo a nivel mundial que seguramente va a liderar Estados Unidos.
Hoy sabemos que quedan afuera  China y Brasil, dos componentes muy importantes de la economía mundial, y también India.


¿Es bueno o malo para el Uruguay?
Con la información que hoy disponemos no podemos saber si avanzar en las negociaciones hubiera significado un beneficio grande para el Uruguay o  si en el futuro podría traer un perjuicio.
De todas maneras, Uruguay podía dejar las negociaciones en cualquier momento. Participar no comprometía al país y sí permitía tener buena información respecto a estas nuevas situaciones comerciales que se están dando a nivel mundial.



Si la decisión de abandonar las conversaciones la hubiera tomado el gobierno sin presiones, ¿mantendría usted una posición tan crítica como la que expresa hoy?

Sería algo muy diferente. Si el gobierno hubiera analizado el tema después de participar de las negociaciones hasta el final o hasta que considerara que ese acuerdo podría ser perjudicial para el país, podría estarse de acuerdo o no con su decisión, pero estaríamos ante una situación racional. El país tuvo hasta ahora negociando en Europa un embajador especializado en temas comerciales. Lo lógico sería además que en una decisión tan importante se consultara a las demás fuerzas políticas y el Parlamento es el ámbito natural para tratar temas como este. Lo que no tiene ningún sentido es que la decisión de abandonar las negociaciones las tome el Plenario del Frente Amplio, compuesto por personas que no tienen en absoluto la información que seguramente tiene el gobierno.

 Entonces para usted la decisión de abandonar las negociaciones es equivocada.

 Soy coherente con lo que dije antes. No puedo asegurar que sea acertada o equivocada porque, reitero, no conocemos aún los componentes de ese acuerdo comercial. Cuando los tengamos vamos a hablar de qué fue lo que nos perdimos o qué fue lo que nos evitamos.
Lo que sí digo es que fue una decisión mal adoptada. El marco más adecuado de información en estos casos es manejado por el gobierno, por la Cancillería, no por los integrantes de la dirección de una fuerza política.
Fue una decisión con un perfil netamente ideológico y con una característica de estilo político partidario, no como una política de Estado.
Tenemos un gobierno cuyas diferencias internas están haciendo eclosión en este segundo período de Vázquez. No es la primera vez que pasa, recordemos cuando Tabaré Vázquez  habló del tren que pasa una sola vez.
 La oposición interna al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos hizo que la propuesta del presidente se frustrara por la fuerza de una oposición liderada por su propio Canciller.
Aquel tren se perdió, este también, pero ahora todo es más difícil. Se terminó la bonanza, la economía puede desmejorar severamente y hoy el país tiene a un presidente cercado y debilitado por su propio partido.

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