sábado, 19 de septiembre de 2015
Los refugiados sirios en Uruguay. Hacerse cargo - Brecha
“¡Váyanse!”, fue lo más suave que algunos nacionales les gritaron a
las familias de refugiados sirios en la plaza Independencia la semana
pasada. “Sólo faltó que les tiraran piedras”, relató a Brecha –respecto
del ambiente que se vivió en la plaza– Lourdes Buzakr, directora de uno
de los programas educativos que recibió a algunos de los refugiados. Los
uruguayos se quejan: de lo cara que es la vida, de lo malos que son los
sueldos, del mal funcionamiento de los servicios, se organizan y
protestan. Al sirio que quiso hacer lo mismo, que con sus pocos recursos
y su escaso vocabulario logró formular un reclamo frente a periodistas
que no tenían ni tiempo ni, en muchos casos, interés por comprender cuál
era su situación, se lo llamó “de-sagradecido”.
En las redes, la conmiseración que la semana anterior había provocado
la fotografía de un niño sirio ahogado en las costas turcas se
transformó rápidamente en insultos a los refugiados en nuestro país.
Hasta ahí llegó, al parecer, la solidaridad uruguaya. Al instalarse
los extranjeros frente a la Torre Ejecutiva, en una acción colectiva de
protesta, el uruguayo promedio sintió que el honor patrio estaba siendo
casi que mancillado. Inmediatamente brotaron en los medios las más
variadas opiniones sobre supuestas barreras culturales que harían
imposible su arraigo en Uruguay, concebidas la más de las veces por
personas que nunca cruzaron una palabra con estas familias sirias.
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Hacerse cargo - Brecha
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