miércoles, 28 de octubre de 2015
¿Se acuerda abuelo? La Patria se estaba nublando Por Julio Dornel.
Allá por el 70 y trabajando en la corresponsalía del diario LA MAÑANA en esta ciudad, se nos había encomendado apoyar la cobertura periodística que realizaría un equipo integrado por profesionales de Montevideo, sobre el encuentro de los presidentes Jorge Pacheco Areco y Emilio Garrastazú Médici.
El país vivía horas inciertas y el panorama no se presentaba muy favorable para que la tan mentada libertad de prensa pudiera profundizar sobre los grandes temas que estarían en la agenda de ambos presidentes. Resultaba muy difícil conseguir información entre metralletas y pistolas que sin llegar a usarse, superaban con su presencia nuestra capacidad ofensiva que no pasaba de una cámara fotográfica y un grabador. Comenzaban los estados de sitio, la suspensión de las garantías individuales y la militarización del país, poniendo punto final a la tradición liberal del Uruguay. Los presidentes que se habían encontrado a “la hora señalada” en la línea divisoria de ambos países (avenida internacional) donde tras el efusivo abrazo cortaron la cinta que dejaba inaugurada la ruta 9 de nuestro país y la BR 471 de Brasil. Fue sobre la avenida Internacional a pocos metros de la Escuela Nº 28, muchos militares, pocos curiosos y el flamante “Mercedes Benz 600 de Pacheco que también cumplía su viaje inaugural y que descansaba en el garaje de la presidencia desde agosto de 1969. Luego se dirigieron de inmediato a la histórica Fortaleza de Santa Teresa donde analizaron durante cinco horas los problemas que estaban viviendo sus respectivos países y donde era muy fácil presumir que pasaban por los secuestros, sabotajes y atentados. Por supuesto que la distancia entre los mandatarios y los periodistas desalentó nuestras pretensiones y tuvimos que deambular a varios kilómetros de Pacheco y Garrastazú.
Breves declaraciones en la despedida: “Regreso a Montevideo con una esperanza alentadora luego de este encuentro trascendente con el presidente del Brasil. Vinimos al Chuy a ratificar y revitalizar los términos de la Declaración Conjunta de Brasilia y que hoy más que nunca están a la orden del día. Sin embargo algunos voceros señalaron que los presidentes se apartaron de la agenda para analizar mano a mano los problemas que venían creando los grupos sediciosos de ambos países.
Por aquellos años los guerrilleros y tupamaros apresados se negaban a revelar secretos de la organización clandestina. Por otro lado un comunicado atribuido a los tupamaros denunciaba meses más tarde que el Gobierno mantenía en la Jefatura de Policía de Montevideo a militantes sociales que estaban siendo torturados. El país vivía horas cruciales. Otro comunicado señalaba que el “estado de salud de los prisioneros extranjeros Jackson, Aloysio Díaz Gomide y Claude Fly era bueno y que representaban una garantía para la integridad física de los prisioneros que se encontraban en las cárceles del gobierno.
Un nuevo documento de los tupamaros señalaba que en ningún momento había amenazado con “un verano caliente” para Punta del Este, atentando contra los turistas.
El semanario argentino Panorama señalaba en febrero de 1971 que “en la medida en que el oficialismo no consigue combatir a los tupamaros y la crisis se agrava, el país vive bajo una ola de terror y de frustración. Para Zelmar Michelini los tupamaros han atemorizado a la gente del gobierno.
La custodia presidencial es la más numerosa de todos los tiempos. También los altos funcionarios del régimen se cubren con fuertes escoltas.
Se acabaron los tiempos en que Nardone o Herrera se lustraban los zapatos en la plaza Independencia, o que Luis Batlle llegaba al palacio de gobierno manejando su propio automóvil. De esta manera comienza a romperse simultáneamente el bipartidismo que durante un siglo había dominado la política uruguaya, amenazando seriamente esa hegemonía tradicional. Zelmar Michelini y Rodríguez Camuso encabezaban las primeras escisiones de los partidos tradicionales para unirse con los democristianos, comunistas y los independientes de la izquierda bajo la candidatura del general Liber Seregni, prestigioso militar de ideas progresistas. Lo del título: la patria se estaba nublando.
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