jueves, 17 de diciembre de 2015

LUCIO FERREIRA. LOS CONTRABANDISTAS EN SAN MIGUEL. Por Julio Dornel.


                 Escritor y periodista Julio Dornel


El historiador, el escritor, el poeta de SAN MIGUEL y colaborador de muchas publicaciones del departamento y del país, Lucio Ferreira disfruta con júbilo del reconocimiento y la admiración de sus lectores. Esta página, que durante tantos años ha recogido sus trabajos, pretende ofrecer a sus lectores algunos aportes, donde revela con vigor y claridad un estilo que apunta a la investigación histórica que lo ha transformado en maestro de varias generaciones y punto de referencia para los alumnos de las escuelas de esta ciudad y de 18 de Julio. “Es evidente -señaló- que en los últimos años se han ido apagando las voces conocidas de amigos y familiares de la Villa Histórica, que fueron en su momento, el eco inolvidable de tiempos mejores. Nunca le tuvimos miedo a la soledad y pensamos que la suerte nos prolongó la vida para que pudiéramos atestiguar algunos acontecimientos importantes del mundo que nos había tocado, como integrantes de una generación que se fue”. De esta manera disfruta de la realidad vivida durante tantos años y reflexiona sin mayores preocupaciones ante la incógnita de lo que vendrá. De su extensa producción rescatamos un artículo periodístico donde Don Lucio nos relata un enfrentamiento entre un grupo importante de contrabandistas, policía de la seccional y efectivos del batallón de infantería apostados en el Fuerte de San Miguel. “En una noche clara de verano, se dio la batalla más grande entre las autoridades mencionadas y una partida de contrabandistas liderada por José Larrosa. Los contrabandistas se dispersaron, cubiertos por José Larrosa que fue muerto por salvar a los suyos, víctima según se dijo de una traición, puesto que Larrosa no hubiera salido de la frontera en una noche de luna, y si lo hizo fue porque estaba seguro de que estaba todo “arreglado”. Al día siguiente en la comisaría novena de 18 de Julio, tapado con un poncho, yacía el cuerpo sin vida de un hombre honrado, padre de familia, pero un conocido contrabandista de la frontera. La autoridad cumplió con la ley, pero en Castillos quedó una familia desamparada. Y esto que no es historia ocurrió en una noche de verano de 1934. Donde cayó muerto José Larrosa, alguien piadosamente colocó una Cruz para señalar el lugar-dijo finalmente Don Lucio Ferreira. Un episodio de la historia chica, que tuvo como escenario el campo fronterizo del vecino Generoso Da Silva, en una noche de luna llena.

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