sábado, 28 de mayo de 2016

Esteban Valenti Sonaron las cacerolas



"Pero cuando suenan las cacerolas, no
te preguntes ¿por quién suenan? Están sonando por ti. Me siento responsable y me siento interpelado. Tengo memoria, pero no me bloquea el razonamiento y la sensibilidad y me duelen. Cada golpe, cada
bocinazo. Aunque sea en Pocitos y Punta Carretas.
Y me pregunto, que es la tarea más
difícil de todas, preguntarse ¿Qué pudimos hacer mejor? ¿Qué tenemos que
hacer mejor de aquí en adelante? ¿Cuáles deben ser nuestros desvelos y nuestras prioridades? ¿Es solo por el ajuste o como quieran llamarlo, que suenan las cacerolas, que tanta gente en el taxi, en el boliche, en las redes está con bronca? ¿No habrá una suma de causas, de fallas que
se acumulan en ese punto?
Y me interrogo sobre todo por el futuro,
sobre lo que le diremos y sobre todo sobre lo haremos desde el gobierno, desde los gobiernos departamentales.
Las cacerolas y las bocinas se pueden
despreciar, explicar, olvidar o directamente archivar. Yo con mi
banderita descolorida y vieja, voy a sentirlas sonar en el fondo de mis
ilusiones, de mi sensibilidad, primero humana y luego, bastante luego política. No sonaron por hambre o por necesidad, incluso en algunos casos sonaron por egoísmo, pero siguen siendo mis vecinos, uruguayos con los que comparto mi vida, las calles, las veredas y sobre todo la gran
ilusión nacional. Aunque sean diferentes".





Esteban Valenti -- uy.press / Agencia uruguaya de noticias

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