sábado, 8 de octubre de 2016

DE CHETOS Y PLANCHAS A BOLCHES Y FACHOS

 

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 La violencia golpea nuestra cotidianeidad y deja heridas profundas.

La vida no tiene precio y vale lo mismo en Carrasco o en Sayago.
Se defiende lo que se siente cercano y se actúa en consecuencia.
Como muchas veces en la periferia pobre los vecinos protestaron,
ahora los habitantes de barrios de clase media salieron a cacerolear
¿Está mal que la gente se exprese manifestando sus reclamos?
¿Es incorrecto que la población exija soluciones en la calle?
Las anteojeras ideológicas están condicionando el sentido común.
Estamos partidizando de la peor manera  el tema de la seguridad.
Si los “planchas”  de Casavalle protestan, unos saltan como pelota.
Si los “chetos” de Pocitos cacerolean, otros los condenan al toque.
Parece que la violencia de los delincuentes despierta en los
uruguayos un enojo terrible y deja traslucir a izquierda y derecha:
 el enano fascista y el petiso stalinista que tenemos adentro.
Y siempre la culpa es del otro, léase: oficialismo u oposición.
El ministro del Interior recibe más palos que en la llamadas, algunos
con razón y otros sin justificación, pero la consigna de blancos,
colorados e independientes parece ser : Disparen contra Bonomi.
Como si la renuncia del Bicho solucionara el tema seguridad.
Desde el Frente intentan descubrir intenciones golpistas en los
discursos de Lacalle Pou y de Pedro Bordaberry, para asimilarlos
con la realidad de otros países latinoamericanos y sus políticos.
Aflojen con la pavada, la oposición uruguaya  tiene certificación
democrática demostrada, no es creíble ese discurso facilongo.
La cuestión de fondo es que la violencia está en nuestra sociedad
y las acusaciones mutuas no ayudan a solucionar el problema.
Si se politiza más aun el tema, nos seguiremos alejando de hallar
los caminos para erradicar este flagelo que nos pega a todos.
¿El diálogo de los partidos sirvió para algo? ¿Fue solo una foto?
Los ciudadanos estamos cansados de la demagogia proselitista
es hora de que el sistema político en conjunto se ponga las pilas.
Si la canilla está abierta de nada sirve inventar técnicas para sacar
el agua que nos inunda, se trata simplemente de cerrar la canilla.
Señores, por el bien de todos: ¡Sáquense el balde por favor!

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