miércoles, 9 de mayo de 2018

Desde Buenos Aires. Feria del Libro Por Rodrigo Tisnés Diario de Feria: domingo 29



El domingo 29 fue el día posterior al “súper-sábado” de Vargas Llosa, Pérez Reverte y la “Noche de Montevideo”, y también resultó la jornada posterior a la descomunal tormenta que en la medianoche castigó con furor a la ciudad y la Provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, la literatura es más fuerte, y pese a los múltiples inconvenientes causados por tanta agua, viento y granizo a lo largo y ancho de la ciudad, las actividades programadas pudieron realizarse sin contratiempo en el predio de La Rural.
El plato fuerte del domingo era la presentación del nuevo libro de Paul Auster, con presencia del autor neoyorquino, a las 18:00 en la sala José Hernández del pabellón Rojo.
Como para entrar un poco en calor, a las 16:00 asistí a la charla-debate “¿Cuánto de realidad plasmamos en la ficción? Romance, pasión mal de amores… Historias como la tuya y la mía”. Se trataba de un encuentro organizado por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en la sala Tulio H. Donghi, entre seis reconocidas escritoras de novelas románticas: Ma. José Avendaño, Marta Dárguello, Mirta Fachini, Ma. Laura Gambero, Eme Kelly y Silvina Ruffo.
Siendo honesto, si previamente hubiese sabido que se trataba de una charla de escritoras de literatura romántica, directamente hubiese descartado la idea de ir. Sin embargo, y en contra de mis prejuicios, me encontré con un diálogo muy ameno a cargo de estas seis autoras, que se enfrentan a los mismos problemas y dilemas que uno durante el proceso creativo: el desafío de la página en blanco, el metódico y artesanal proceso de pulido y afinado de la idea “madre”, la necesidad de investigar, de leer y releer otros autores, la creación de personajes, de autoras de novelas, la necesidad de contar historias porque la escritura es una pasión, porque nos gusta escribir historias que nos gustaría leer. Fue particularmente entretenido, porque lo manejaron con altura y picardía, la cuestión de la construcción de escenas eróticas en sus textos. En definitiva, resultó una agradable sorpresa.
Al salir de esta charla, me dirigí directamente a la sala José Hernández, sospechando que habría una fila en espera. Lo que no me esperaba era la magnitud de la misma: salía de adentro de la sala, y seguía por el patio en paralelo casi hasta la altura del pabellón Verde. Unas 600 personas esperábamos para ingresar a la charla del reconocido escritor y guionista.
Al ver tamaña multitud, pensé en descartar asistir a la charla. Sin embargo, en ese momento pensé “¿cuándo más voy a tener una posibilidad de ver y escuchar a Auster de acá a un tiempo?” Afortunadamente, además, la gente de Fundación el Libro y de Editorial Planeta, tenían bastante bien organizada la actividad, y la fila fue avanzando más regularmente de lo que había sospechado cuando la vi por primera vez.
Alrededor de 18:20, después que la capacidad de la sala estuvo colmada, Paul Auster se hizo presente, junto al escritor (cuyo nombre no retuve) que ofició de entrevistador. Al igual que en el caso de Pérez Reverte el día anterior, ésta resultó una nueva lección magistral de literatura, igual de entretenida que la del español. A lo largo de la hora de charla contó cómo surgió la idea para su reciente novela -4321-, su obsesión con la casualidad y el azar cómo motores de historias y de la Historia, ejemplificados en diversas anécdotas (la noche en que conoció a su actual compañera, una anécdota de adolescencia sobre la muerte y un rayo, otra de niño cuando no tenía una lapicera a mano), su metodología de escritura: lapicera, papel, trabajo de corrección profundo y puntilloso con cada párrafo; los tiempos que le lleva escribir una novela. Estos comentarios, los mechó con aspectos más personales, como su profundo amor por su esposa, el miedo que le dio llegar a su edad actual (71) al superar la edad máxima alcanzada por su padre; y una opinión política, extremadamente crítica, del actual gobierno norteamericano y de la figura del Presidente Trump, a quien ve como un retroceso civilizatorio en Estados Unidos, con un tipo de discurso “que nunca habíamos escuchado en inglés, lo conocíamos en otros idiomas, pero hasta ahora no en inglés”, con un nivel de enfrentamiento y tensión social que no se experimentaba de los 60’, y del cual no cree que salga nada bueno, ni de que los ayude a mejorar como sociedad.
Luego de disfrutar de esa charla, decidí cerrar la jornada, en el stand de Montevideo, asistiendo a la presentación de “Poemas para mi novia extranjera” (ganador del Premio Nacional de Poesía 2017) del poeta radicado en Maldonado, Luis Pereira Severo, viejo conocido de tertulias literarias en un cafetín de la capital fernandina. En diálogo con el argentino (y también poeta) Horacio Fiebelkorn, dieron lectura a textos que entrañan a la vez un sabor local, pero de pertenencia universal. El libro fue publicado por primera vez por la editorial argentina Vox, y luego re-editado por la uruguaya Civiles Iletrados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario