martes, 27 de agosto de 2024

¿QUÉ HACER POR LA CULTURA DE ROCHA? (Parte 2) DARÍO AMARAL

 


Izquierda sin cultura no es izquierda” (Mariano Arana)

 


 

En convocatoria extendida a instituciones, colectivos y “agentes” partícipes del quehacer cultural en Rocha, la Comisión Nacional de Cultura del Frente Amplio convocó, meses atrás, a una suerte de “plenario-abierto” con la consigna de intercambiar apreciaciones y perspectivas vinculadas a la constante construcción de diseños de políticas culturales integradas y transversales a nivel interinstitucional, departamental y nacional. Posicionados en una concepción de “cultura” entendida como un derecho humano fundamental y en su diversidad, generadora de identidades, pertenencia, arraigo, (esenciales para el desarrollo y bienestar pleno de cada ciudadano); configurada en estrecha relación con las artes, los patrimonios y problemáticas vigentes, denominadas “emergencias culturales”, ligadas a “contextos de violencia”, infancias vulneradas, sanidad mental, coincidentemente con todas las restantes problemáticas sociales, concordamos además, en aquella instancia colectiva, en la estimación de una dimensión de la diversidad y las falencias de aquellos universos que acaban componiendo, sino determinando, a nuestra apaleada cultura local. Entre las falencias, (donde el Frente Amplio es y ha sido un reflejo de la sociedad consciente de las mismas por encima de otros sectores), se arribó a la preocupante conclusión de que el derecho humano a la cultura es un derecho sistemáticamente vulnerado en nuestra sociedad desde hace tiempo. Detectándose un “sesgo” centralista arraigado en nuestra propia cultura, que tiene que ver con el “accionar” de Montevideo en relación a los restantes departamentos, pero que también guarda una estrecha relación con los “interiores profundos” de cada departamento en relación con las capitales departamentales y la asimetría existente entre lo urbano y lo rural, (consecuencia directa, si se medita, de la disolución de los Centros MEC y su labor descentralizadora, la cual constituía un paliativo emancipatorio de acceso a la cultura). Otra falencia remite a la escasa, (casi nula), participación de la “intelectualidad”, referentes culturales, creadores y artistas, a la hora de implementar políticas de impacto y extensivas, que salvaguarden la transversalidad y reivindiquen de alguna manera la accesibilidad a los derechos culturales. Así, como también, una inversión insuficiente, (a nivel nacional-departamental), para instrumentar con seriedad e incidencia real políticas de carácter o naturaleza cultural.

Sobre este escenario, en donde tanto el gobierno nacional como el departamental debieran ser garantes del derecho a la cultura, a su creación y disfrute, asegurando las posibilidades plenas de pensar, elegir, construir y sentir en su amplia y absoluta diversidad; entendemos que para constituir y desarrollar verdaderamente una cultura de impacto y garantizar, al unísono, su derecho humano de accesibilidad, existen, al menos, cuatro aspectos o herramientas a las que, indefectiblemente, suscribimos por concebirlas prioritarias:

  1. Generar una institucionalidad genuina, que logre ejecutar un presupuesto real que consolide una descentralización con un alcance mayor al que, en su momento, tuvieron los Centros MEC.(En Rocha el “interior profundo” tuvo entonces la posibilidad de abrirse, interactuar y darse a conocer al resto de las localidades. Recordemos, además, que la base social del Frente Amplio ha sido la descentralización cultural.)

  2. Generar un sistema nacional de cultura que sea “mapeado” y se retroalimente para la efectividad constante de su funcionamiento, que no se vea menguado, desviado ni detenido por “tecnicismos” de índole partidaria.

  3. Generar una ley nacional de cultura que garantice el derecho a la cultura para todos los habitantes del territorio nacional. (La cultura no debe dejar de ser un pilar esencial para el avance igualitario; los cambios, si no son culturales, por más que modifiquemos las condiciones materiales, no evidenciarán una incidencia real y efectiva a largo plazo en ningún medio.)

  4. Aproximarnos, por último, al 1% del PIB, (que es el piso sugerido por los organismos internacionales), que en la actualidad resulta insuficiente para la instrumentación e incidencia de políticas culturales comprometidas. (La inversión en cultura no se concentra, sino que se expande e irradia a miles de ciudadanos en torno a los eventos y hechos culturales, generando también otro tipo de actividades satélites, representativas de ese otro conglomerado de ciudadanos que necesitan vivir dignamente de su trabajo.)

(DARÍO AMARAL-ESPACIO 609-MPP ROCHA)




lunes, 19 de agosto de 2024

DR DANIEL CLAUDIO MALTZMAN PELTA. SALUD MENTAL Y CALIDAD DE VIDA.

Es profesional de la Salud Mental y la Calidad de Vida desde hace ya 40 años, en forma netamente honoraria, en Uruguay y en otros 40 países, en los 5 Continentes. Se Autodefine como: Un amante de la vida, eterno buscador de la verdad, luchador por la Justicia y la solidaridad en pro de las necesidades de las poblaciones más vulnerables... muchas sin voz...ni voto... Daniel Malztman: Reside en Maldonado, Uruguay En entrevista con Hay otra historia cuenta su forma de ser y entender la vida. Cuenta que sus terapias son "sin reloj" y duran todo lo que deben durar. Una historia de vida apasionante de un médico que, tras recorrer el mundo en varias oportunidades y seguirlo haciendo, vive y sigue trabajando en su país.

martes, 13 de agosto de 2024

¿QUÉ HACER POR LA CULTURA DE ROCHA? (Parte 1)


 

Izquierda sin cultura no es izquierda” (Mariano Arana)

Desvincular lo político de lo que, abreviadamente, denominamos orbe o propuesta cultural, sin que para ello incurramos en un flagrante contrasentido, (puesto que cada cultura se concreta y sustenta mediante prácticas con una determinada orientación ideológica-dialógica que, en los hechos, debiera ser coherente con el “contrato” social ), nos induce a replantear la alternativa de una gestión de cultura, para nuestro departamento, estructurada o instrumentada sobre otras bases o articulaciones que, en consecuencia, den cuenta de una incidencia real y eficiente para la comunidad. Sobre esta premisa es imperativo evaluar, en un principio, la responsabilidad de los “liderazgos” efectivos de aquellos agentes que ostentan un rol o cargo público y que responden a un oficialismo político que, en los hechos, no parece corresponder con las necesidades e intereses genuinos de la ciudadanía rochense. La gestión cultural alude a un conjunto de estrategias e intervenciones articuladas y diseñadas para el logro de ciertos objetivos de desarrollo cultural específicos, en beneficio de una o varias comunidades, a partir de sus propios contextos y participación. Ello implica la creación de flujos y de procesos cuyo resultado no siempre es lo más significativo, pero que, sin excepción, requieren de una dirección de cultura construida en una modalidad de acción horizontal-ascendente,(por no decir paritaria), que parta de la empatía, proximidad y conocimiento intrínseco de aquellos rochenses considerados siempre como pares, no como “alternos” o “subalternos”; es decir, donde la coparticipación sea vista como una estrategia de crecimiento conjunto y la clave de trabajo sea “abierta” a la comunidad y en concordancia con aquellas realidades que nos movilicen y conmuevan al punto de acabar convirtiéndose en necesidades propias. La actuación de un Director de Cultura debe ser proactiva, (actuar, no esperar a ver qué pasa; buscar nuevas oportunidades, anticipar, prevenir y resolver problemas), puesto que este viene siendo un mediador o facilitador, no de actividades aisladas, sino de procesos que conducen hacia un cambio cualitativo en la vida cultural de las personas que integran su comunidad, sea cual sea la naturaleza de ésta y cual la filiación política de sus integrantes. Desde ese perfil no se debe ser ajeno a la comunidad, ni plantearse como un actor externo que “dinamiza” o “anima” a una comunidad, sino que, desde su rol, es y se asume parte de ella y, por tanto, dialoga y construye siempre sus actuaciones en un estrecho ir y venir de ideas creativas, con las que emplea el saber natural que le brindan la experiencia, su formación y la convivencia misma con esa comunidad, al tiempo que recurre a las herramientas que han sido creadas para fortalecer y profesionalizar su trabajo. En mi caso, la posibilidad de militar desde una agrupación que, tras conocer mi vocación, acabó abriéndome sus puertas de par en par ha pasado a ser, también, mi caballito de batalla desde otro estrado.

(DARÍO AMARAL-ESPACIO 609-MPP ROCHA)









lunes, 12 de agosto de 2024

Columna de *Carlos Castillos/ COLONIALISMO



En mi barrio hay una plaza de deportes. Tiene un enorme gimnasio donde se practican todo tipo de disciplinas. Hasta tiene piscina, aunque funciona solamente de noviembre a marzo porque todavía no se ha podido climatizar y menos cercar para utilizarla durante todo el año. La plaza es muy concurrida porque además es accesible para un vecindario compuesto por gente trabajadora, en su mayoría. La gigantesca fachada del gimnasio fue pintada con escenas alusivas al deporte, como es natural. El trabajo se encargó a algunos artistas que realizaron una obra prolija y decorosa. La natación está representada por una persona, sin rostro, que “bracea” sobre el agua, para las bochas se eligió a dos personas con aspectos de adultos mayores, también sin rostros definidos. Hay escenas de basquetball y las de boxeo y fútbol tienen dos particularidades. Para el boxeo eligieron a Muhammad Alí (Cassius Clay), “tirando” golpes con un rival imaginario y para el fútbol un jugador inglés, con la camiseta de su equipo, la marca comercial que es “sponsor” de ese equipo y luce en el pecho y hasta la marca de la prenda deportiva que aparece cerca del hombro izquierdo. Y que también es parte del negocio comercial del fútbol. Una vez se me ocurrió preguntarle a gente que tiene cierta responsabilidad en el funcionamiento de la plaza, quien y porqué se eligieron esas imágenes, habiendo tantos deportistas nacionales que podrían haber sido elegidos como modelos. Capaz que el negocio comercial y el derecho de imagen significa alguna traba, Pero en ese caso se podría elegir, por ejemplo, un futbolista con camiseta celeste y sin rostro o rostro indefinido, como hicieron con la natación y las bochas. Nadie me supo responder y hasta ahora, agosto del 2024, allí están las imágenes decorando la fachada del gimnasio. La última vez que estuve en La Paloma (Rocha) comprobé nuevamente que en un muro, cerca de un predio histórico del balneario, seguían las imágenes, pintadas (parece que hace mucho tiempo, porque ya están muy desgastadas) con alusiones a la condición de ciudad atlántica. No recuerdo bien pero creo que hay algún barquito y algunos animales de la fauna marina. Pero lo que me llama poderosamente la atención es que las únicas dos figuras humanas que aparecen son las de Marilyn Monroe y Elvis Presley. Usted dirá. Y todo esto que tiene que ver con los grandes problemas que enfrenta la humanidad en estos tiempos. Claro, son cosas “casi” insignificantes. Pero revelan algo que es como un cáncer de nuestras sociedades. Revelan el grado de colonialismo al que hemos sido sometidos históricamente. Y es aquí donde estos ejemplos tienen relación con nuestra vida cotidiana actual. Ese colonialismo solapado, que nos contrabandean sin que nos demos cuenta, se aplica con creciente y perfeccionada habilidad, en otros órdenes de nuestras vidas. No crea que las informaciones que recibimos a diario a través de los medios de difusión, sobre todo internacionales, son inocentes y siempre veraces. Prácticamente todos los temas que circulan por los grandes medios y llegan a usted están contaminadas por esa mentalidad colonial, que a lo único que contribuye es a perpetuar determinado estilo de vida. Seguramente quienes optaron por pintar la fachada del gimnasio con Alí y un futbolista inglés y quienes decidieron pintar un muro de La Paloma con Marilyn y Elvis Presley no tuvieron mala intención. Quiero creer que simplemente no se dieron cuenta. Y, como en otros tantos casos que existen en el resto del país, dejaron pasar la oportunidad de darle un lugar a otros símbolos más representativos. Modificando ese muro de La Paloma y repintando la fachada del gimnasio no se va a solucionar este tema. Pero deberemos ir rompiendo con esos códigos invisibles que nos penetran hasta los cromosomas. Y los asimilamos sin darnos cuenta.



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