HÉCTOR, DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS
“SE
PUEDE SALIR DEL INFIERNO”
Escribe
Juan José Pereyra Twitter @juano500
Héctor
nació en Montevideo, vivió muchos años en Argentina. Desde hace un
tiempo vive en Rocha. Es parte de Alcohólicos Anónimos, esa
institución de la que oímos hablar o vemos en películas. Héctor
fue alcohólico durante décadas. Dice que lo sigue siendo, que es un
alcohólico recuperado. Prácticamente lo perdió todo y comenta que
también estuvo a punto de perder la razón y la vida. Héctor dijo
a El Este que pudo salir del alcohol y otras drogas “gracias a un
acto de la Providencia”.
“NO
SABÍA QUIÉN ERA NI QUÉ QUERÍA ESA MUJER. UN DÍA ME DI CUENTA QUE
ME HABÍA CASADO”
“El
alcohólico es
una persona que padece una compulsión física, aparejada a una
obsesión mental por la bebida”, explica.
Nació
en una familia acomodada en la que todos bebían y él comenzó a
hacerlo desde niño. Estudió, trabajó, se casó, tuvo hijos, todo
en medio de una vorágine en la que el alcohol siempre estuvo
presente. “Un día resulta que me casé. Me casé estando borracho.
Y yo veía que había una mujer que estaba ahí que vivía conmigo y
no tenía noción muy clara de quién era, qué hacía o qué quería.
Un día me di cuenta que era mi esposa. Y después vinieron los hijos
y fui un padre ausente que sólo pensaba en mí y más aún en cuándo
y cuánto iba a tomar”, agrega. La característica fundamental del
alcohólico es la obsesión, la bebida está siempre en su mente. Ni
siquiera la disfruta, llega un momento que al beber no siente placer.
Sólo esa necesidad compulsiva de beber y pensar en beber.
Héctor
vivió varios calvarios. Perdió la familia, los vínculos con los
hijos (que recién ahora, veintitantos años después, ha podido
empezar a reconstruir), el trabajo. Vivía solo en un inmenso
apartamento en el que había una mesa de billar llena de todo tipo de
bebidas y varias drogas que un montón de “amigos” consumían con
él.
“MEZCLABA
DROGAS, ALCOHOL, MEDICAMENTOS, TODO”.
”
Tengo
muy claro que en mi vida he mantenido alguna mujer y un montón de
hombres”, ironiza. Héctor consumió todas las bebidas imaginables
y probó muchas drogas. Mezclaba alcohol, medicamentos y drogas.
Todo.
Considera
que pudo salir gracias a lo que considera “un acto de la
Providencia”. Un día se dieron una serie de circunstancias que
cambiaron su vida para siempre. Un corte de luz, un reloj digital que
se paró misteriosamente (era a pilas), exactamente a las 21 y 57,
sentir que podía ver en la oscuridad “como si tuviera en la frente
esas linternas de los mineros”. Durmió por primera vez en mucho
tiempo ocho o diez horas de corrido. No dormía más de dos o tres
horas seguidas. Hacía también años que no se higienizaba ni se
cambiaba la ropa. Al despertarse se bañó, se afeitó, se cambió,
se puso ropa deportiva y salió a correr.
“TE
ESTABA ESPERANDO”
Perdió
la noción de dónde estaba y vio a un señor trabajando en un
jardín. Le llamó la atención porque estaba vestido en forma que
consideró rara. Se acercó a preguntarle algo y el hombre le puso
una mano en el hombro y le dijo “te estaba esperando, esta noche
vamos a Alcohólicos Anónimos”. La señora de la casa le trajo un
refresco de a litro con un vaso. Hacía años que tomaba directamente
de la botella así que fue directo a la botella dejando a un lado el
vaso. “Empecé a tomar y no paré hasta terminarme el litro”.
Hacía muchísimo tiempo que no tomaba agua. Sólo tomaba alcohol.
En
ese momento volvió a nacer. Recuerda ese día con todos los detalles
muy marcados.
Desde
entonces se ha mantenido en sobriedad. “Sé que mi organismo no
soporta el alcohol y que si tomo me descompensaré y no podré parar.
Por eso es fundamental el grupo, el estar con otros, el ayudar a
otros y estar siempre alerta”, destaca.
RECUADRO
Alcohólicos
Anónimos nació un día cuando dos bebedores descubrieron que si
hablaban de otros temas y mantenían la cabeza fuera de la obsesión
por la bebida, podían superarla.
Fue
en EEUU, en 1935 y los protagonistas fueron Bill W. un ex-corredor de
la Bolsa de Nueva York y el doctor Bob S., un cirujano.
Bill
W. por su modalidad incontrolada de beber, fue considerado
médicamente un alcohólico irremediable pero, por una conversión o
experiencia espiritual, obtuvo su sobriedad a fines de 1934.
Meses
más tarde, después de varias conversaciones, logró que el doctor
Bob S. se liberara de su obsesión alcohólica.
Ambos
observaron que al compartir con otros alcohólicos la experiencia de
su recuperación, disminuía su deseo compulsivo de beber. Así fue
como nació el eslabón que uniría la cadena de hombres y mujeres
liberados del alcoholismo y que dieron origen a la Agrupación de
Alcohólicos Anónimos.
Héctor explicó a El Este que A.A. es una comunidad de hombres y mujeres que han descubierto y admitido que no pueden controlar su manera de beber cualquier bebida alcohólica. Por experiencia propia saben que tienen que vivir sin alcohol por su propio bien y por el de sus seres queridos.Funciona en grupos locales, hay unos 80.000, en 140 países.
Su objetivo primordial es mantenerse sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad. Sus miembros son hombres y mujeres de diferentes clases sociales, económicas, intelectuales, de diferentes razas, “de todos los credos religiosos y afiliaciones políticas que comparten su experiencia, fortaleza y esperanza, para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo”.
Héctor explicó a El Este que A.A. es una comunidad de hombres y mujeres que han descubierto y admitido que no pueden controlar su manera de beber cualquier bebida alcohólica. Por experiencia propia saben que tienen que vivir sin alcohol por su propio bien y por el de sus seres queridos.Funciona en grupos locales, hay unos 80.000, en 140 países.
Su objetivo primordial es mantenerse sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad. Sus miembros son hombres y mujeres de diferentes clases sociales, económicas, intelectuales, de diferentes razas, “de todos los credos religiosos y afiliaciones políticas que comparten su experiencia, fortaleza y esperanza, para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo”.
ENCASTRES
“Me
casé estando borracho. Y yo veía que había una mujer que estaba
ahí, que vivía conmigo y no tenía noción muy clara de quién era,
qué hacía o qué quería. Un día me di cuenta que era mi esposa”.
“La
característica fundamental del alcohólico es la obsesión, la
bebida está siempre en su mente. Ni siquiera la disfruta, llega un
momento que al beber no siente placer. Sólo esa necesidad compulsiva
de beber y pensar en beber”.
“Sé
que mi organismo no soporta el alcohol y que si tomo me descompensaré
y no podré parar. Por eso es fundamental el grupo, el estar con
otros, el ayudar a otros y estar siempre alerta”.
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