martes, 18 de junio de 2013

Se puede salir de la droga: COMUNIDAD BERACA 2

SE PUEDE SALIR DE LA DROGA
Comunidad Beraca. Segunda parte.
El duro testimonio de Víctor Hugo:

Mi problema no era la droga sino mi corazón, la droga solamente era un refugio”.

Víctor Hugo es muy joven. Hoy es el encargado de la comunidad Beraca Aiguá.
Recorrió todos los caminos de autodestrucción por los que lo llevó la droga.
Se crió en un hogar en el que los padres trabajaban todo el día.”Tenía todo lo material pero me sentía vacío y salí a buscar en la calle y la droga lo que sentía que me faltaba”, sostiene. Lo trataron sicólogos, los padres le pagaron una clínica de rehabilitación. Siempre volvió a la droga. Robó. Lo procesaron. Siguió consumiendo. Un día llegó a la comunidad Beraca. Y su vida cambió para siempre.

Entrevista de Juan José Pereyra.

¿Cómo empezó todo?

No tuve una buena vida. Mis padres trabajaban todo el día y yo pasaba solo. Llegaba de la escuela, hacía los deberes y después andaba todo el día en la calle hasta las 10 de la noche que llegaba mi madre. Somos de Durazno y mi padre se fue a trabajar a Montevideo. Al estar solo con mi madre hacía lo que quería. No la respetaba, le contestaba siempre. De a poco me empecé a acercar a chicos que estaban en la misma situación. Empezamos a juntarnos y ya en el liceo, siempre con el cigarrillo a escondidas, haciendo esas pequeñas cosas que sabíamos que estaban mal y nos seguimos juntando con otros chicos. Uno un día trajo marihuana y dijo esto está bueno, te hace más hombre, y eso parecía que te llenaba. A los trece años empecé con el cigarrillo y en cuestión de dos meses ya estaba fumando marihuana. Empecé los fines de semana y se hizo diario. Ya no compraba una o dos palancas de marihuana sino 25 o 50 gramos. Después supe que un primo mío también consumía y hasta la vendía y eso era otro acceso más fácil que tenía para llegar a ella.

En tu casa ¿nadie se daba cuenta?

No, nadie. Mi madre trabajaba todo el tiempo y mi padre era director de cárceles en Montevideo.En mi casa lo que siempre me dieron, lo que nunca faltó fue lo material. No sólo la comida y la ropa. Los estudios, hice hasta sexto de Anglo, computación. Y mi madre siempre me decía “ché valorá, aprovechá a estudiar que te lo podemos pagar, a mí no pudieron”.Y siempre remarcaba lo material.

Pero supongo que sentías un gran vacío afectivo.

Sí, y ese vacío salí a llenarlo en la calle. Con los amigos, con las mujeres y me hice parte de ese mundo de la droga. Andaba todo el tiempo con mi primo porque él tenía la marihuana siempre. Él ya no me la vendía, me la regalaba o me invitaba a fumar o me daba para que yo vendiera.A los quince años empecé con el consumo de cocaína, que me la presenta él y, como la marihuana, empezó a hacerse diario. Como necesitaba más dinero para consumir le pedí a mi primo para empezar a vender marihuana. A los dieciséis años mi madre me encontró droga y me mandaron a un sicólogo. Estuve seis meses yendo pero yo seguía, me sentía bien fumando marihuana y seguí en ese ambiente de droga y la noche y fui dejando los deportes, que practicaba desde chiquito, fútbol, basketbol. Iba al liceo pero empecé a abandonar materias. Me quedaba en la plaza fumando marihuana o tomando vino.Así mi vida se fue descarrilando. Mi madre como siempre. Ciega, in querer aceptar que su hijo consumía. Lo sabía todo Durazno menos ella.O sabía y no quería aceptarlo. Mi padre se jubiló y volvió a la ciudad. Yo ya no estudiaba y mi primo de ayudó a conseguir un trabajo en el Aeropuerto y me fui a Montevideo.
Mis padres me dieron un apartamento que tenían en el centro y me mudé con mi novia que empezaba facultad. Comencé a trabajar pero seguía consumiendo nada más que lo llevaba bastante controlado,a no ser algún fin de semana que perdía las riendas. Mi novia también consumía y entre los dos lo íbamos llevando.

¿Había alcohol también?

Sí, iba todo de la mano. A los diecisiete estuve un tiempo también con el cemento y a los dos meses tuvieron que internarme por los pulmones.
Es que el día se me hacía eterno, yo no podía levantarme y estar sin consumir. Si no consumía andaba mal, angustiado, triste, si me hablaban contestaba mal.
Y al consumir estaba eufórico, siempre con ganas de sentir un pegue.

Con la formación que tenías ¿nunca te cuestionaste la vida que estabas haciendo?

Me cuestioné sí, claro que sí. Me decía por qué me tocó esto, por qué me pasó a mí si yo tengo todo en mi casa y mi madre me lo decía.

Lo planteaste como una fatalidad... ¿por qué me tocó a mí?, cuando era algo que habías elegido.

Sí, muchas veces en la madrugada cuando ya no me quedaba plata para consumir, sentía una enorme angustia y me decía mañana ya no lo voy a hacer pero al otro día me levantaba con las mismas fuerzas de salir a consumir de vuelta.
A los dieciocho años, antes de irme a Montevideo, mi primo, que fue el primero en llevar pasta base a Durazno, me la presenta y me hace consumir. Caigo habiendo escuchado que la gente decía mirá que de la pasta base no podes salir más y estaba informado y uno, ciego, se mete. Y fue igual que antes, al principio era los fines de semana y cuando quise darme cuenta ya era diario.
Ya estaba en Montevideo, estaba trabajando, mi novia no consumía pasta base y empezó a ver que yo salía y volvía descalzo, vendía los championes, la campera. Vendía el celular y a la otra semana me compraba otro pero lo volvía a vender, y así andaba. Entonces ella decidió irse y estuve un tiempo dándome contra todo. Al trabajo iba así fuera sin dormir. Me di cuenta que se me estaba yendo todo de las manos y aflojé el consumo. Mi novia volvió, ya estaba embarazada. Estuvimos un tiempo más viviendo juntos. Después ella perdió el embarazo.Teníamos una gran expectativa y decíamos que un hijo nos iba a cambiar la vida, nos vamos a encaminar, decíamos, porque éramos concientes que los dos estábamos muy mal. Llegó un momento que nuestra vida con discusiones y portazos fue un descontrol. Cuando ella perdió el hijo se sintió muy mal porque había estado muchos días tomando cocaína y alcohol y empezamos a culparnos mutuamente y ella se fue y yo resolví vender todas las cosas de mi casa. Hacía un mes que había perdido el trabajo y en un arranque vendí toda mi casa.Cargué todo y lo llevé a una boca y lo vendí todo en sesenta mil pesos, de esto hace hoy casi tres años.

Y te los consumiste…
Sí, no me duraron dos semanas, bancando gente, andando en hoteles y con mujeres y cosas.
Anduve por ahí durante nueve meses. Les entregué las llaves del apartamento a mis padres. Porque mi padre había ido al apartamento y lo encontró vacío, había un colchón y unos sillones que no me habían entrado en el camión.

Teniendo en cuenta que tu padre tenía una formación policial, que recordamos fue director de Cárceles, ¿cómo reaccionó cuando vio el rumbo que había tomado tu vida?

Fue muy triste para ellos dos, pero a mí ya no me paraba nadie, yo hacía lo que quería.Me decían algo y los mandaba a freír papas.
En ese mundo uno siente que depende de uno mismo, que nadie te va a decir qué hacer.Sentís que vos sos mejor que todos, que vos te llevás el mundo por delante. Y seguí y me empecé a juntar con gente que ya robaba y gente que había estado presa y ya quería ser como ellos también.Me ponía un arma en la cintura y si tenía que hacer un hurto lo hacía. Me decían vení, vamos a robar esto y yo por no ser menos y por sentirme más hombre lo hacía. Tenía mucho dolor, mucha angustia. Mi madre me decía cuando empecé con la marihuana pero por qué los haces, por qué, si nosotros te damos todo para que seas feliz y yo le decía no, yo no soy feliz mamá, no quiero vivir más, con quince años, no quiero vivir más.No me importa más la vida, déjame que voy a morir con la droga y ya está. Y así fue hasta los 21 años. Y a los 18 me voy de mi casa, estoy nueve meses en la calle y me entregué totalmente a la droga, el alcohol y la calle.Cuidaba coches, pedía plata. Todo el día estaba haciendo plata para la droga. No comía pero la droga la tenía. La comida me las daban en pizzerías o en los carritos de comida y después la plata era todo droga y alcohol, todo droga y alcohol. Un día me miré en el espejo en una panadería a la que entré a pedir pan. Estaba peludo, con barba y no entendía cómo había llegado a ese punto.

Y seguramente sin bañarte ni cambiarte

Estuve cinco meses sin bañarme. Llega un momento que te entregas y ya no te importa más nada. Cuando no tenía plata para consumir por la noche y me acostaba por ahí porque el cuerpo me pedía descansar, sentía angustia y lloraba y le reclamaba a Dios. Le decía por qué me pasaba a mí todo eso, por qué estaba lejos de mi familia, yo quería estar con mi madre pero el orgullo no me dejaba acercarme a ellos.
Un día mi padre me encontró de casualidad en la calle y me llevó al apartamento donde había vivido.Me deja trancado y se va a buscar ropa y me baño y me corto el pelo y me afeito y me lleva para Durazno porque mi madre estaba muy angustiada y me quería ver.
Ahí sentí arrepentimiento y lloraba y les pedía perdón por todo lo que había pasado pero a los pocos días empezó a trabajar en mí esa necesidad de volver a consumir y necesitaba algo que me hiciera sentir feliz y quería salir corriendo.Era una desperación.Le pedí a mi madre plata para drogarme y como me la negó agarré una bolsa y empecé a meter todo lo que tenía a mano y a empujones y a pechazos me fui de mi casa.Me fui a un edificio abandonado, tenía gente conocida, había seis bocas en ese lugar. Vendí las cosas que le había robado a mi madre y empecé con el consumo otra vez. A las dos semanas, cuando estaba consumiendo pasta base, como no me quedaba más, agarré una lata de cemento que ya había consumido antes y por la cual estuve internado. Y de repente estoy adentro de un Auto Service robando a mano armada.Estuve procesado .Me dieron dos años y medio, firmé y estuve un año. Ese tiempo en la cárcel no consumí pasta base, sí alcohol y marihuana y había sentado un poco cabeza .En la cárcel te dan pasta base y te dicen después arreglamos y a los diez minutos te la están cobrando y si no tenés plata…. Son cosas que pasan ahí adentro. Pueden amenazar a tu familia y muchas cosas más.
En la cárcel dormía con un ojo abierto y otro cerrado porque de repente estaba todo bien como estaba todo mal. Y hay que seguir la corriente y por más que uno quiera cambiar, es imposible cambiar ahí adentro.

¿Cuándo se dio el clic, el decir basta? porque hasta ese momento decías muero con la droga y punto.

Yo decía, ahora que estuve preso, mi vida queda sucia, nunca voy a conseguir trabajo y me voy a tener que dedicar a esto, robar o vender drogas o andar por ahí. Y salí con esa cabeza. Antes de salir me dieron libertad condicional y me mandaron a una clínica privada durante seis meses por orden del Juez. Le cobraban a mi familia veintisiete mil pesos por mes y tenía que hacer todo lo que ellos dijeron porque tenían que mandar cada quince días un informe al Juzgado. Y si no me comportaba como debía volvía para adentro. Me dieron medicación y salí tomando 21 pastillas por día. Siento que estuve seis meses en un freezer. No me acordaba de nada ni de lo que había hecho hacía dos horas

¿Vivías dopado?

Todo el día dopado.Había reuniones dos veces por día de grupos terapéuticos. Ninguno decía cómo se sentía. Se formulaba una pregunta y había que responderla en la reunión de la tarde .Por ejemplo, qué beneficios tengo en el día a día en la clínica y cosas así. Pero en realidad yo tampoco ponía mucho de mi.Mi familia se sentía mal porque cada vez que iba estaba dopado.
Ahí estaba de nuevo como estaba en mi casa. No me faltaba nada y convivía con dieciséis chicos más, era mixto. No había comunicación, cada uno hacía la suya. Al terminar los seis meses me presenté ante la Jueza y quedé en libertad. Comencé a trabajar en un frigorífico en Durazno y los tres primeros meses estuvo todo muy lindo .Pero un día cobré una quincena y me fui a fumar y ya no fui más ni a trabajar ni a mi casa. Y de nuevo empecé a robar y a hacer lo que hacía antes. Zafé dos o tres veces de unos hurtos que cometí que si no hubiera ido a la cárcel porque debía un año y medio todavía.
El 20 de junio de 2010, el día de mi cumpleaños me despertaron temprano con drogas.Un compañero de consumo me trajo pasta base y alcohol como regalo.Y arranqué a consumir y llegó un momento de la tarde en que me puse a pensar en mis padres, porque aquel era un día especial .Yo vivía en la misma calle y los veía cómo sufrían. Mi padre con setenta años caminaba y parecía que tenía unas cadenas. Y veía a mi madre irse en el ómnibus a las seis de la mañana a trabajar y yo andaba por ahí amanecido, juntando puchos en las esquinas y viendo qué hacer para seguir consumiendo. Estaba en la iglesia, acostado afuera y aparece una señora, madre de un compañero de consumo y me contó que se había internado y me dijo es un lugar donde te van a ayudar. Le dije que yo ya había estado internado, que sabía que iba a morir con la droga en la boca.Esto es lo que hay para mí. Ella lloraba y me abrazaba y me anotó la dirección en un papel.Lo guardé en el bolsillo y seguí consumiendo. El 22 de noche fui a mi casa desesperado por consumir con un amigo y me hice lastimar.Me lastimó la cara y llegué sangrando y le dije a mi padre que debía siete mil pesos y que si no pagaba me iban a matar esa noche. Mi madre le dijo que me diera la plata y él dijo que eran mentiras y manipulaciones para seguir consumiendo. Al final me dio 5300 pesos y me dijo es lo que tengo para todo el mes, te los doy pero no te quiero ver más. Y me fui a consumir. Al otro día volví a pedirle más y mi padre me estaba esperando con un revolver. Me dijo te mato a vos, me mato yo pero así no podemos seguir... Reaccioné y le dije que no era necesario. Que me iba y ya estaba.
A dos cuadras de mi casa un verdulero me dice Víctor Hugo hay unas descargas para hacer en Montevideo. Te pago tanto y la comida. Me fui ya decidido a quedarme en Montevideo. Hice el trabajo, volví a drogarme y a la calle. El 24 de junio encontré el papel con la dirección y me fui a Beraca y me acosté a dormir. Al otro día me dieron desayuno y tuve mi primera entrevista.A partir de ahí dejé de consumir. Me motivaron, me dijeron que mi problema no era la droga sino mi corazón, que la droga solamente era un refugio y que no estaba en la Tierra por error, que había cosas lindas y grandes para mi vida. Que tenía que creerlo, buscarlo y avanzar sobre esas cosas.El 25 de julio ingresé a Beraca, esos días estuve con una tía. Entré con muchas dudas y pensando que no era para mi.Me recibieron con abrazos y te quiero y vas a salir adelante.Todo el día me estaban dando abrazos y me decían que me querían y yo decía si vos no me conocés, de dónde me querés.
No seas hipócrita le dije a uno que hoy es un líder que se recuperó hace tres años y está en la comunidad Villa García. Esas cosas me empezaron a llenar, que la gente se ocupara de mí, que no le importara lo que yo tenía. Yo me había acostumbrado a que los amigos que tenía lo fueran por el dinero o por la droga. Se acercaban para consumir y cuando me gastaba la plata quedaba solo de nuevo.En Beraca me demostraron que lo que les importaba no era lo que yo tenía sino mi corazón y mi vida. Me tenían confianza, me decían : “te quiero como a un hijo, eres una bendición para mi vida” y son cosas que a uno nunca le habían dicho de repente.También que no aguantaba más esa vida, estaba deseando llegar a un lugar que me diera un poco de paz y tranquilidad.Hoy estoy recuperado, pude sanar mi corazón.La droga era un refugio que cuando explotaba ese dolor, ese rencor, esa rabia que tenía en mi corazón salía a consumir para taparlo con algo.Todo lo que había vivido me había llenado un ratito nada más,la plata, lo material, la droga. En Beraca me enseñaron a sanar mi corazón.


La droga era un refugio que cuando explotaba ese dolor, ese rencor, esa rabia que tenía en mi corazón salía a consumir para taparlo con algo”.


A los dieciocho años empecé a consumir pasta base. Había escuchado que la gente decía que de la pasta base no se sale más, estaba informado pero uno, ciego, se mete”.


Mi padre me estaba esperando con un arma y dijo, te mato a vos, me mato yo, pero así no podemos seguir”.


Y de repente estoy adentro de un Auto Service robando a mano armada. Estuve procesado .Me dieron dos años y medio, firmé y estuve un año”.
A los diecisiete años estuve también con el cemento y a los dos meses tuvieron que internarme por los pulmones”

2 comentarios: