viernes, 30 de agosto de 2013

MAMARRACHO EN LA AVENIDA. TERMINAL TURISTICA, EL MURO DE LA VERGÜENZA. Por Julio Dornel.









                                  Escritor y periodista Julio Dornel



                                                    Terminal



Aunque usted no lo crea, en el año 1967, el gobierno uruguayo construyó una Terminal Turística con varias dependencias ministeriales en la zona más céntrica de la avenida Internacional, entre los bustos de Artigas y el Barón de Río Branco. Todo había comenzado con la visita realizada a esta frontera por el Ministro de Transporte, Comunicaciones y Turismo Dr. Justino Carrere Sapriza, quien justificó la construcción de la obra, señalando que de no existir problemas de orden económico dentro de 40 días, estarán terminados los trabajos. “Consideramos que se trata de una obra muy funcional, que llenará una sentida aspiración popular en beneficio del desarrollo turístico del país. El esquema de integración, considera de gran importancia esta puerta del país, situándola en segundo lugar en materia turística y comercial, siendo indudable que se verá notoriamente favorecida con la construcción de esta terminal”. Durante la reunión realizada en dependencias de la nueva Terminal, acompañaban al Ministro Carrere Sapriza, el diputado Nasin Ache Echar y Ernesto Amorín Larrañaga, el senador Carlos Julio Pereyra y el Intendente Jaime López Barrera. La construcción de esta Terminal, motivó desde su iniciación una permanente polémica entre algunas instituciones locales, la prensa brasileña y los arquitectos que tenían a su cargo la responsabilidad de su construcción y en forma especial la ubicación de la misma. De esta manera, se fue generando una fuerte polémica, a nivel oficial, donde quedó de manifiesto la disconformidad popular que fue tomando cuenta de la obra. Nadie dudaba a esa altura que las líneas arquitectónicas y su absurda ubicación, habían generado un serio problema para que Brasil aceptara finalmente su habilitación. La Cámara de Santa Vitoria se manifestó contraria a su habilitación señalando que “se ha erigido un monumento de mal gusto, en un local inadecuado, interceptando el desarrollo normal del tránsito y fundamentalmente por ofrecer instalaciones totalmente inadecuadas para esta finalidad. Si bien el edificio fue inaugurado, nunca fue habilitado oficialmente, y las 10 oficinas que habían centralizado sus servicios en el mismo fueron demolidas en los primeros meses del año 1968. Tanto la prensa del Estado de Río Grande como las autoridades vinculadas al turismo, la habían bautizado como el MURO DE LA VERGÜENZA.

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