MARKETING POLÍTICO
Ahora que desde El Vaticano afirman que
Jesús fue el primer Twittero, por las frases breves de sus parábolas
y mensajes, igualmente no alcanzan al tremendo trending topic de 1848
que como un fantasma recorrió Europa: Proletarios del mundo, ¡Uníos!
en mucho menos que 140 caracteres. (Proletarier aller Länder,
vereinigt euch! en el original en alemán).
Y si no, recordar las once Tesis sobre
Feuerbach, que no todas entran en esos exiguos caracteres pero sí
una de las más conocidas, la XI: "Los filósofos no han hecho
más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se
trata es de transformarlo". (joder, qué poder de síntesis
hasta poética).
Pero si bien ambos, marxismo y
cristianismo, supieron transmitir, con no poco sacrificio, las ideas
de uno o dos, un grupito, incluso apenas una secta de iniciados, más
de una vez; lo interesante es que su impacto inicial tuvo el mérito
de golpear con la fuerza implacable de la ética y la estética.
Divorciarlas motivó y motivará siempre atajos al vacío.
Sin embargo, no solo en aquel impacto
radicó su éxito como impulsor de las fuerzas motrices del cambio.
También hay que buscarlo en la constancia de sus prácticas.
Y esto nos lleva a la imprescindible
relación de teoría y práctica que abonen una praxis transformadora
constante, sabiendo que hay períodos de estancamiento y momentos de
vertiginosos tránsitos. La capacidad de elaboración individual y
colectiva es una exigencia de la realidad para no quedarse en la mera
repetición a pies juntillas (como decían los manuales) de eruditas
frases célebres separadas se su contexto histórico concreto, pero
sobre todo, de la situación que se pretende analizar.
Claro que ese tránsito de una elite a
los millones de seres capaces de hacerlas latir en sus corazones,
gargantas y acciones, implica las necesarias contradicciones que hay
que ir integrando y resolviendo a partir de un accionar que no puede
quedar asentado en la contemplación del mundo ni en el discurso
cómodo de los nichos políticos que nada cambian, aunque crean que
su aporte pasará a la historia.
Si no, no hiera sucedido con ese
laberíntico trayecto desde los alrededores de la antigua Jerusalem,
de aquellos pescadores y artesanos descalzos "con las manos
con ropones y hediondos a sudor" hasta llegar por todos los
caminos minando a la Roma Imperial para que el principal autócrata
del imperio (acosado por las tribus bárbaras y su decadencia
interna) trasmutara aquella idea subversiva y laica, casi una cuña
materialista la filosofía, en religión y la adoptara como culto del
poder que había soñado combatir en su nacimiento en las tierras de
Judea.
Todo el derrotero medieval no pudo
siquiera esconder aquel latir primitivo del cristianismo original
influenciado por esenios y zelotes, más que por los fariseos y
saduceos que controlaban la intelectualidad y el manejo del templo.
Pero el punto nos lleva a las
contradicciones producto de un movimiento que surge de los más
desposeídos pero termina en manos del poder imperial, que que nació
como una idea subversiva para trasformarse en un bálsamo, que
buscaba cambiar en la tierra para ilusionar con cambiar en el cielo.
El ejemplo más directo es el origen
del vocablo Iglesia, traducción griega del arameo antiguo, que
significa Asamblea.
Pero lo mismo acechó a las ideas
socialistas. Así, no fueron pocos los profetas de utopías o los
repetidores de citas huecas. Tampoco la intermediación, ya no entre
dios y los fieles sino entre el secretario general y los militantes.
Hay que desarropar dogmas en las iglesias cristianas como en las
marxistas. Esa fue y es una tarea necesaria siempre. Lo mismo que
impedir que la estrategia se divorcie de la táctica o la teoría se
separe de la práctica y la posición se vuelva pose y la coherencia
solo un testimonio.
Ayer hoy y siempre, aquí y ahora y en
todas partes. No hay caso, La Revolución sigue revolucionando y
tiene todas las vocales, como contaba Eduardo, allá en Managua,
cuando los más jóvenes alfabetizaban por las tierras de Sandino.
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