miércoles, 18 de septiembre de 2013

Partido Nacional:Homejaje a Aparicio Saravia en Junta Departamental de Rocha.


La Junta Departamental de Rocha se reunió el pasado 11 de setiembre en sesión extraordinaria.En esa oportunidad el edil  Cosme Molina,de la lista 71 del Partido Nacional realizó un homenaje al caudillo blanco.
El blog publica el texto completo de la alocución del edil  Molina.

SR: MOLINA: Gracias señor Presidente, gracias señores ediles por acompañarnos en este homenaje que le realizamos en el día de hoy al máximo caudillo del Partido Nacional, el General Aparicio Saravia.-

Aparicio Saravia cae herido en Masoller un 1º de setiembre de 1904 y fallece a los nueve días del otro lado de la línea divisoria, tres kilómetros adentro de Brasil. Manifestamos nosotros en una forma muy personal, que el 10 de setiembre debería ser una fecha muy importante para los uruguayos. No solamente para el pueblo nacionalista, digo para todos, viendo las razones por las que el General Aparicio Saravia peleó. El General no peleó para hacerse del poder, el General Saravia se fue a las armas para defender los derechos cívicos, para que se terminaran los fraudes electorales, para que las minorías tuvieran su representación, para que existieran, lo que hoy es un departamento con un Gobierno de un Partido y un Gobierno Nacional de otro Partido. Las famosas jefaturas que pedía el General Saravia, en aquellos departamentos que eran mayorías, por esas razones y por muchas más derramó sangre el país, sangre entre hermanos, no solamente de “Blancos”, sino también de “Colorados”.-

Al General Saravia describirlo, hablar de Saravia es muy difícil y además muy lindo decía siempre,- recordando a Silvio Cardoso,- es difícil porque de Saravia se habló todo. Yo voy a recurrir e indudablemente no tengo la capacidad de un historiador para hacer un homenaje, simplemente voy a recurrir a personas, a poetas, a historiadores, que escribieron sobre la vida de Saravia. Y no solamente fueron “Blancos” los que escribieron sobre Saravia, sino que también lo hizo gente del Partido Colorado, gente de “Izquierda”, escribió sobre Saravia y todos coincidían en lo mismo, un hombre al cual el país le debe mucho. Por eso decía lo del principio, el 10 de setiembre tendría que ser conmemorado de una forma diferente, que el país reconociera que lo que hoy estamos usufructuando, en cuanto a las libertades cívicas, Saravia peleó por eso, dio su vida junto a muchísimos otros por eso.-

Decía que es muy difícil hablar de Saravia y voy a recurrir por ejemplo a algunos historiadores, a algunos poetas. Javier de Viana manifestaba sobre la vida del General y decía que el relato del gran caudillo es empresa temeraria, no hay marco que le venga bien, ni pluma. Se reconoce torpe e impotente para trazar los rasgos de esta figura extraña. A través de la larga historia que han escrito distintos escritores sobre la vida de Saravia, decía; “han ido viendo el excepcional caudillo pintado en sus hechos y en sus dichos, lo que yo voy a decir en mis últimas páginas de mi relato poco agregará a la imagen a pesar de cuando digan sus detractores, los que le insultan por pasión, por ignorancia o por consignas subordinando el espíritu de verdad y de justicia a estrechas necesidades”.-

Aparicio Saravia es un hombre superior, quizás la figura más grande el Uruguay contemporáneo; para juzgarle es necesario estar lejos de él. De cerca intimida o deslumbra, es uno de esos hombres a los cuales no es les pude contemplar indiferente, es preciso amarlo u odiarlo. Esto es lo que en algunos de los pasajes que escribía Javier de Viana.

Tenemos por ejemplo también algunas letras del Libro Caudillos de Lincoln Maiztegui, sobre la vida de Saravia dice; “¿Qué puede decirse del mayor caudillo épico de la historia del Partido Nacional que no se haya dicho ya?”. Su nieto Nepomuceno Saravia García escribió un libro sobre su turbulenta epopeya, basada en los recuerdos de Nepomuceno Saravia Díaz, hijo del legendario guerrillero y padre del biógrafo, que resulta, más allá de una objetividad que no se propuso, de extraordinario interés. El argentino Manuel Galvez convirtió a Aparicio en un trabajo espléndidamente escrito pero que tiene más de novela que de historia, en arquetipo de nobleza, idealismo y coraje. Wáshington Reyes Abadie lo colocó en un pedestal inmarcesible y el inolvidable Celiar Enrique Mena Segarra glosó sus dos revoluciones y dibujó su perfil humano con trazos de incomparable graficismo.-

Para iniciar este modesto pero sincero homenaje del Partido Nacional, debemos de decir que: Aparicio Saravia da Rosa nació en Pablo Páez, departamento de Cerro Largo, el 16 de agosto de 1856. Fue el cuarto hijo de los trece habidos en el matrimonio, cuyo apellido fue más tarde castellanizado en Saravia. Hay que recordar que se llamaba Francisco Saraiva, (Chico) y Propicia da Rosa, que sería conocida como doña Pulpicia. Los otros fueron Gumersindo, nacido en 1851, Basilisio (1853), Antonio Floricio (apodado "Chiquito", 1854), José (1858), Camila (1860), Francisco (1862), Juana (1864), Amalia (1866), Mariano (1868), Timoteo (1870), Teresa (1874) y Sensata (1877). Eran 13 los hermanos del General Saravia, importante decir, que había una de los hermanos de Saravia que ya es conocido por todos, que era “Colorado”.-

Pasando a otra parte sobre el Caudillo y su causa, en 1896, Antonio Floricio Saravia ("Chiquito") y su hermano Aparicio fundaron, en Puntas de Pablo Páez, el Club Blanco "Gumersindo Saravia " y en agosto de ese mismo año promovieron una recolección de fondos para iniciar la lucha armada ("Chiquito tendió su poncho y vació sobre él su cinturón lleno de monedas, lo que fue de inmediato imitado por los otros concurrentes. En septiembre, Aparicio, acompañado por el joven Basilio Muñoz, viajó a Montevideo y conversó con el entonces Presidente del Directorio del Partido Nacional, a quien comunicó su proyecto revolucionario. Cuando el Presidente se enteró, puso objeciones por falta de recursos, su interlocutor tuvo un gesto de esos que definen a un gran caudillo: colocó sobre la mesa, Aparicio Saravia, los títulos de sus propiedades y las de "Chiquito", al tiempo que decía: "prefiero dejar a mis hijos pobres y con patria y no ricos y sin ella". El Partido Nacional logró organizar un ejército paralelo, con sus grados y divisiones, que se mostró altamente efectivo. Nada que ver con las clásicas "montoneras" de tiempos pretéritos. La composición fue poli-clasista, intelectuales como Luis Alberto de Herrera, Florencio Sánchez, Carlos Roxlo, Eduardo Acevedo Díaz, Javier de Viana, fueron hombres que lucharon junto a Aparicio. Y para ingresar en lo que fue su lucha armada digamos, muy en titulares porque no tenemos un material tan amplio como fue todas las batallas que el Partido Nacional al Frente de Saravia y sus huestes mantuvieron a lo largo de todo el país.-

Hay un documento de la Revolución de 1896, dice:” Nuestras ideas no son otras que ver la patria feliz”, decía Saravia y se manifestó en estas palabras a sus correligionarios. “Compañeros del Partido Nacional, víctima de la usurpación y del fraude electoral que hace treinta y un años viene sufriendo, por gobiernos deshonestos, que se suceden sin interrupción uno tras otro, abandona su actitud pacífica para activar su acción en la justa demanda de sus derechos civiles y políticos.

El honor partidario, las reparaciones patrias y el prestigio de nuestra bandera nos imponen esta resolución. A la sombra de la bicolor caben todos los que sin vacilaciones ni temores, aplaudan y sostengan sin restricciones el triunfo de nuestras ideas, que no son otras sino ver a la Patria feliz, regenerada y floreciente.

Ciudadanos: ha llegado pues el momento imprescindible de combatir con las armas en la mano el oprobioso gobierno que rige los destinos del país; ha llegado la hora de levantar la bandera de la reacción armada para combatir con denuedo, en nombre de la libertad institucional. Esta es la misión que la fuerza de las circunstancias presentes le reservan al Partido Nacional, el mismo que tiene que cumplir, sean cuales fueren los obstáculos con que luche y sean cuales fueran las fuerzas de los dilapidadores de la fortuna pública que salgan a nuestro encuentro.

La victoria ha de ser nuestra y nuestra también la sangre que ha de sellar el heroísmo con que hemos de combatir a los impíos que sostienen el afrentoso gobierno de Juan Iriarte Borda que nos degrada ante propios y extraños.-

“Correligionarios no lo dudéis, el fiel elemento militar del Partido Nacional sabrá sostener con honor los principios sacrosantos que nos guían y no desmentirá jamás sus gloriosos antecedentes. Yo os prometo que la espada de vuestro general y amigo estará en todos los momentos al servicio de nuestro Partido que es la causa de la justicia y de la libertad, que reclama con voz herida el sacrificio de los buenos, que felizmente corren presurosos a secar sus lágrimas con el riego de su sangre generosa.

Vuestro General y Amigo Aparicio Saravia.”-

Y aquí comienza un poco lo que es la vida del guerrero, la revolución del 97, el objetivo es narrar con detalle las dos campañas saravistas. Sí conviene señalar, que la del 1897 fue definida por Luis Alberto de Herrera, quien lo acompañaba a Saravia como la más importante de la historia nacional desde las luchas por la independencia. Por fin, el gran Partido Nacional había encontrado una alta razón para combatir (logro de garantías electorales, ampliación del derecho al sufragio, representación de las minorías, voto secreto) y una conducción militar como la que no había desde tiempos de Oribe.-

Recordamos, cuando decimos el voto secreto, antes el voto era cantado, indudablemente a mi me lo contaba mi abuelo por parte paterna que era colorado. Él estuvo haciendo lo que se decía la guardia en ciertos puentes y al que venía con divisa blanca no se le dejaba votar. De ahí la lucha de Saravia, por las libertades cívicas y por el voto secreto.-

Más adelante pasando a otra etapa de la vida de Saravia conviene también decir, yo lo dije al principio que tenía un hermano que era colorado, ustedes quizás muchos han leído, las cartas de Saravia a su hermano colorado. En un trozo de ellas hay un frase que se destaca mucho y que todos la conocemos, cuando Saravia le contesta a su hermano dice; “tu crees servir a la patria en el puesto que ocupas?. Pues no sirves. Sirves tan sólo a un círculo. La patria es algo más de lo que tú supones, la patria es el poder que se hace respetar por el prestigio de sus honradeces y por la religión de sus instituciones no mancilladas; la patria es la de todos los partidos en el amplio y pleno uso de sus derechos; la Patria es dignidad arriba y regocijo abajo; la Patria no es el grupo de mercaderes y de histriones políticos que han hecho de las prerrogativas del ciudadano nubes que el viento lleva”.-

Cuenta Ponce de León, uno de sus secretarios, de que aparte de Saravia ser un hombre de campo, con un arraigo muy popular dentro del gauchaje, tenía esa pluma, esa idea fina y los textos y las cartas que realmente escribía Saravia y que todavía se encuentran, en el Museo del Cordobés, son de letra y pluma realmente del General.-

Luego del 97 viene el Pacto de la Cruz, al cual el Partido Nacional presenta 7 puntos.-

1. Renuncia por el Partido Nacional a la lucha armada y licenciamiento del ejército revolucionario a partir del nombramiento de los nuevos Jefes Políticos. Lo que yo decía hoy por lo que tanto peleaba Aparicio.-

2. Compromiso del Poder Ejecutivo de sostener ante el Legislativo "la reforma electoral a cuya sanción se ha comprometido ante el país la mayoría de dicho poder", basada en la representación de las minorías y la adopción de garantías satisfactorias para todas. "Esta cláusula se establecía es la base fundamental y esencial de esta negociación".

3. Compromiso del Poder Ejecutivo de nombrar Jefes Políticos que "ofrezcan a todos las más serias y eficaces garantías".

4. Amnistía general y vigencia total de los derechos civiles y políticos para todos los orientales, "ordenándose que nadie pueda ser procesado ni perseguido por actos y opiniones políticas anteriores al día de la pacificación".

5. Reincorporación al Ejército de los jefes y oficiales dados de baja por haberse sumado a la revolución, con restitución de los grados y cobro de los haberes devengados.

6. Establecimiento de una partida de 200.000 pesos como "gastos de pacificación", a disposición Aparicio Saravia y Diego Lamas.

7. Compromiso del Poder Ejecutivo de adoptar, además de las medidas ya señaladas, todas aquellas necesarias para "garantir con perfecta igualdad a todos los orientales, sin excepción alguna, en el libre ejercicio práctico de todos sus derechos políticos".

El pacto de la Cruz, se firmó y después del 97, hubo varios problemas con distintos gobiernos, que por lo tanto no se respetó y esa fue una de las razones por la que Aparicio saca nuevamente su pueblo nacionalista a la guerra civil de 1904. Una guerra que algunos la describen, como una guerra que estaba ganada por Saravia y que hubo algunas fallas en cuanto al desplazamiento y de ahí que existieron algunos problemas. Pero que en Masoller cuando Saravia se enfrenta a las fuerzas gubernistas, lo hacía con un pueblo que lo describe muy bien Carlos Roxlo, cuando dice a usted General; “Solamente Artigas se puso un pueblo a cuestas.” Porque al General Saravia lo acompañaron de todo el país a ese encuentro y a esa batalla de Masoller. Quiso el destino, porque Saravia, era una persona que no solamente, él decía cuando mandaba que no se expusiera tanto a las balas, le gustaba pasearse por el frente de batalla y los que lo acompañaban le decían General no se exponga tanto a las balas y el decía, si yo mando a los blancos a pelear y a que se expongan a las balas, qué tengo yo que no pueda hacerlo. Y ahí viene un poco lo de esa famosa batalla de Masoller, cuando Saravia se paseaba por el frente de batalla, gritando algarabías y encendiendo la pasión, indudablemente que despertaba el caudillo por su gran carisma, a todo ese gauchaje y a esa gente que lo seguía. Y ahí quiso que una bala, una sola bala, cambiara en parte la historia de este país, una sola bala y brevemente voy a describir cómo fueron los últimos momentos de Saravia el 1º de setiembre en esa Batalla de Masoller.-

Luego de ser herido y trasladado en una forma que el General pedía, de que no se dijera mucho que había sido herido, porque indudablemente la gente de Saravia, si sentía que el Caudillo había caído era un bajón tremendo y se iban a dispersar que fue lo que sucedió más tarde. En ese momento critico del combate, Aparicio Saravia cumpliendo con su rol de líder carismático, se pasea frente a sus tropas, enardecidas a los combatientes “Blancos”, manteniendo el prestigio del caudillo que no se huía a las balas. Varias detonaciones se sintieron cerca del líder blanco, incluso alcanzaron a su caballo, hasta que una, lo impactó de lleno. El carácter eminentemente caudillesco del comando Revolucionario personificado en la figura del general Saravia y el magnetismo personal que irradiaba, determinó que al ser éste herido de muerte en plena acción, su capacidad de mando, gobierno y administración se derrumbara. Esto trajo aparejado una desmoralización enorme, que disgregó al Ejército y lo transformó en un rebaño humano que sólo buscaba huir y refugiarse en Brasil.

Saravia tenía conocimiento de los problemas que sufría el ejército del Gobierno en cuanto al estado de la munición, una batalla que durara más de un día como había sucedido en Tupambaé, traería aparejado un muy buen resultado para los revolucionarios. Quiso el destino que una causa cayera por el efecto de un solo tiro.-

Yo en la noche de hoy, no solamente quiero homenajear al General Saravia sino a una cantidad de rochenses que cayeron también al lado del General. Según los datos del historiador Jesús Perdomo, entre ellos dos Castillenses, muy conocidos sus apellidos por muchísima gente, Gabino Ubal Olivera y Manuel Olivera Ubal, dos primos hermanos muy jóvenes que cayeron en Masoller, uno el mismo día: Gabino el mismo día que cae Saravia y el otro muere a los tres o cuatro días.-

Hace muy pocos días, en el monumento al General Saravia en la ciudad de Castillos, que fuera una idea tiempo atrás de Estacio Sena, quien en algún momento estuvo sentado acá como edil y la muy buena disposición del señor Alcalde de la ciudad de Castillos, el Dr. Raúl Serveto, se concretó ese monumento que se había comenzado alrededor de hace 10 años y no se había terminado.-

Decía que el pasado domingo se puso una placa allí recordando a los 16 rochenses que cayeron en Masoller, junto al General Saravia. Y destacar indudablemente el valor que tenía para los Castillenses y para la gente del Rincón y de Valizas, Manuel Olivera y Gabino Ubal.-

Pero también hay otro hecho muy importante digamos para los Castillenses y es que hubo una mujer, que acompañó en las dos revoluciones, tanto en la del 97, como en la del 1904 y se llamaba la lancera de Aparicio. Ésta también peleó en la Batalla de Maturrango en mayo de 1897, que también en la pasada Administración se logró poner una placa allí al pie del Cerro de la Lechiguana donde se realizó parte de esa batalla.-

Decía que Castillos estuvo presente en los acontecimientos de la guerra civil de 1897 y 1904, vecinos de la divisa blanca participaron activamente en las huestes de Aparicio Saravia o con acontecimientos bélicos de la revolución civil como la batalla de Maturrango - La Lechiguana, un 24 de mayo de 1897.

Dentro de este contexto de la rebelión blanca hubo una activa protagonista castillense de nombre Isidora Altez, también conocida como Isabel, fue de las primeras parteras y curanderas que tuvo Castillos, descendiente de indígenas y madre de numerosos hijos.

Isidora o Isabel Altez fue una criolla de temple y llevada por el idealismo de Aparicio Saravia lanza en mano se sumó a las huestes revolucionarias del caudillo nacionalista, junto con sus seis hijos varones, recordándose el nombre de cinco de ellos: Bautista, Robustiano, Benito, Juan y Serafín, todos menores de edad. Este trabajo lo recoge otro historiador rochense, Néstor Rocha, conjuntamente con el Profesor Perdomo. Dicen que en el peregrinar de Isadora por la pasión de la guerra civil, cumplió la tarea de ser una de las enfermeras que atendían y curaban a los heridos en los campos de batalla afirman que utilizaba la riñonada (grasa) de oveja bien sobada que junto con retazos de tela hacía las mechas para lograr sanar las heridas. Con sus seis hijos dormían debajo de una carpa de cueros secos de vacunos y Serafín, el menor, era uno de los encargados de cuidar los 1os caballos de las tropas revolucionarias. Isidora era una mujer de armas tomar, poseía una lanza y un rémington que llegó a sus manos 1897 y además participó activamente en las contiendas de la guerra civil.-

Llegó 1903, otra vez Isidora o Isabel se suma a las filas revolucionarias de Aparicio Saravia hasta septiembre de 1904, mes en que cae mortalmente herido el jefe, revolucionario, una vez enterada del fallecimiento de su General vuelve a sus pagos de Castillos.-

Martina Ojeda, una vecina de edad centenaria en la oportunidad de la entrevista que le realizara el periodista y Profesor Jesús Perdomo en el año 1990, afirmó: “yo la conocí siendo muy chica y recuerdo que vino a una reunión en lo de Avelino Olivera donde estaba presente el Coronel Miguel Pereyra que había luchado bajo las órdenes de Aparicio Saravia. Mi padre era muy blanco y no quería que yo viniera, pero fui y recuerdo que vi a Isabel Altez que venía en un charré campero vestida toda de celeste, hasta el pañuelo de la cabeza. Esto escribe Néstor Rocha.-

Pero miren qué importante y rescatando cosas cómo aparecen. Hay décimas a doña Isidora Altez y saben quién las hizo a las décimas? el profesor Gonzalo Abella. Parte de la décima es muy corta, dice;

Hace un siglo, montonera de Aparicio

De Aparicio; era Isabel

La Isidora Altéz de aquel

Sueño sin fin, sin tranquera

Fue partera y curandera

Yuyos y ungüentos tenía

Su familia la seguía

En la patriada inmortal

Por gaucha y por oriental

¡era brava y se sabía!

Un Rémington capturado

A las fuerzas coloradas

La acompañó en las patriadas

(Sus cinco hijos al lado)

¡Fue la lanza en su costado

¡Inseparable señal!

Vincha blanca federal

Le coronaba la frente

Era y es hoy, simplemente

Tierra del suelo natal.

Esto escribía Gonzalo Abella sobre esta lancera de Aparicio, que fue un orgullo para los castillenses por la forma en que se expresaba junto a sus hijos. Ya finalmente sacando algo de lo que escribe Osiris Rodríguez Castillos sobre el luna roja dice que no debemos dudar que nuestro revolucionario tiene a su favor suficientes credenciales como para justificar su presencia entre nuestros héroes. No sé -decía Osiris,- no sé ni cómo explicarlo, nunca fuimos tantos ni tan fuertes en referencia a la Batalla de Masoller; tal vez ahí está la clave de esta historia. La Batalla estaba ganada, nunca han sido tantos ni tan bien armados, sin embargo una sola bala, pudo lo que no había podido el ejército de línea todo, la caída de Saravia pone fin a la Batalla y la revolución cierra un capítulo de nuestra historia patria. Aparicio muere un 10 de setiembre de 1904 tras una larga agonía, sin sus jefes, sin su figura armada hasta los mayores extremos del heroísmo, sus hombres no son nada, nada pueden sus oficiales hacer para levantar el ánimo de los guerreros y terminar una batalla que estaba ganada .

Sin duda, que Saravia fue un héroe romántico, los que nos sentimos Blancos, siempre lo hemos considerado así, ninguna novedad ha sido dicha al respecto, nadie deja la comodidad de su hogar para arriesgar la vida si no hay por delante una causa a la cual destinar todo el esfuerzo.

Así fue Aparicio, así fue para quienes dieron la vida con él, por él y por la divisa por la patria.-

“Las huestes nacionalistas perdieron la guerra indudablemente, no pudieron superar la pérdida del caudillo, sin embargo a la larga su causa resultó triunfante, su sacrificio no fue en vano. Las conquistas que sobrevinieron son para nosotros los uruguayos de hoy, naturales y cotidianas, pero las tenemos merced al sacrificio de quien fuera llamado, Águila Blanca y sus seguidores.

Saravia nunca buscó el poder, hacerse del poder, por eso la suya fue una revolución diferente, no es lo habitual que alguien se levante en armas sin pretender instalarse los supremos puestos de gobierno. Aparicio sólo quería que las cosas se hicieran con justicia, que hubiera igualdad y participación, que hubiera cristalinidad y honradez en la gestión de gobierno quien quiera fuera que lo ejerciera.-“

Parte de lo escribía entonces Osiris Rodríguez Castillos.-

Y me voy a tomar el atrevimiento Presidente y señores ediles, de decir una parte de un poema que lo escribe un Colorado, Pedro Montero López, poeta duraznense y que además fuera Concejal antes, cuando las Intendencias antes se regían, no por un Intendente, sino por Concejales. Pedro Montero López, poeta del Partido Colorado y Concejal por dicho Partido en el departamento de Durazno, es uno de los temas más lindos que se han escrito sobre la vida o un poema de los más lindos que se han escrito sobre la vida de Aparicio. Yo lo voy a leer simplemente,- no soy un recitador, -pero trataré de que más o menos lo interpreten, decía:

Qué gran señor de horizontes,

qué buen paladín del alba,

con su poncho enamorado

de la luz, dándole alas!

Heroico pastor de vivas

en las rústicas gargantas;

en un suelo de protesta

sembrador de siembra rauda.

Que andaba como el lucero

cuarteando el día, ¡malhaya!,

un día feliz de gauchos

y doctores sin igual,..

El campo qué bien lucía,

la ciudad cómo rezaba,

cuando iba espumando el pago

de caballeros de plata.

Cuando embriagaba sus labios

el jazmín de una proclama,

subiéndosele al sombrero

aquel claro: “Por la patria”.

Cuando volaban de a miles

de su primavera brava,

a los mástiles sañudos

las palomas partidarias.

Y traían los clarines

las bocas llenas de dianas

por fácil aire de mozos

ensortijados de hazañas.

Y venían viejos viejos

—guerreros de porcelana—

alardeando las lujosas

virolas de sus tacuaras.

Y chinas con sus vestidos

albos, chinas de plegaria,

chinas de sal crepitando

en las militares llamas.

Y negros de fe sonora

con grandes golillas blancas,

y gurises agridulces,

cachorros de alegre rabia

Que gran señor de horizontes

qué buen paladín del alba,

con su Poncho enamorado

¡ de la luz, dándole alas!

Padrino del siglo veinte

Siglo de niñez amarga.

de Fray Marcos, Tupambay

Illescas Mansavillagra

Padrino de los paisanos

y su ángel de la guarda;

padrino en Melo de estrellas

Por ser padrino de Juana

Qué honor el de Cerro Largo

al sentir la augusta garra

del tigre del Cordobés

signando toda su infancia!

No hubo revolución

que no tuviera de ahijada.

fue más que padrino en paz,

Soberbio Padrino en armas.

Que diga Montevideo,

que diga cómo temblaba

al ver el país Crecido

Con su chaparrón de lanzas!

En mil novecientos cuatro,

cuando Setiembre emplumaba

y el verde hacía pininos

prendido a la crin del abra,

quedaron fríos los cerros

el llano quedó sin habla

con esta enorme noticia:

¡muere Aparicio Saravia!

En Masoller está inmóvil

la bruñida cabalgata

que con su manea de asombro:

¡muere Aparicio Saravia

Y los chasques van abriendo

sudarios en la distancia

y el telégrafo entra al pueblo

tiritando las palabras

Y no sé, no se si no lamentan

las divisas coloradas

aquella enorme noticia:

¡muere Aparicio Saravia!

Los fogones se han quedado

con la victoria en voz baja;

en aire lacio de pena

los banderines son lágrimas.

Por qué le crece en la albura

tan firme rosa adversaria?

De un caudillo de rocío,

¡ay! qué general de escarcha!

En la noche resplandece

el poncho que lo amortaja,

qué jefe pierden los tiempos,

sí, qué jefe flor y nata!

Y se muere con orgullo

él, de su muerte tan blanca,

volcado en el norte, al raso,

con la luna cara a cara.

En la ciudad tiene Batlle

bandera nueva de fábricas

y su ceño gris de asfalto

ardiendo en otra esperanza.

Por un camino de espigas

presiente a la democracia,

con el cadáver de un sable

en hombros de la mañana

Y el gran señor de horizontes,

el buen paladín del alba,

qué padrino de azúcar

en el gusto de la fama!—,

se muere con blanco orgullo,

allá, de muerte muy blanca,

volcado en el norte, al raso,

con la luna cara a cara.

Y un grito nace suspiro

del pecho de la campaña

y un suspiro nace grito:

¡viva Aparicio Saravia!

(Aplausos)

Gracias, muchas gracias, a todos los ediles del Partido de Gobierno a los ediles del Partido Colorado, a todos muchas gracias por poder en nombre del Partido Nacional, en nombre de todos los blancos realizar este pequeño, pero como siempre digo, yo no soy historiador, pero siento una pasión tan grande por mi Partido que me lleva a veces a salirme un poco y emplear un poco la nostalgia y todo lo demás, así que por todo muchas gracias.-

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