domingo, 15 de septiembre de 2013

Rondan Martínez: LOCURAS DE UN GENIO.Por Julio Dornel

 
                                         Profesor Jesús Perdomo

Si nos preguntamos cuales son las cosas en común que suelen tener los poetas y los artistas, llegaríamos a la conclusión de que un alto porcentaje  comparten el trágico destino de la depresión mental. Alguien ha señalado que los genios están vinculados a la locura en forma permanente, envolviendo su capacidad creadora con un áurea mental cargada de romanticismo.  Los versos de Rondan en H V 7 Bis describen en forma magistral las tormentas vividas durante su internación en el hospital psiquiátrico. Solamente las tempestades que debió soportar pudieron desencadenar ese torrente de versos cargados de sufrimientos que se han transformado en la máxima expresión de su creación poética.


 El profesor Jesús Perdomo quien fuera integrante del equipo Frontera Chuy en las décadas del 60/70 y que recibiera tardíamente los versos de Hospital Villardebó 7 Bis, señalaba  en su programa radial en ESTEÑA F. M “hace algunos días nos llegó desde Chuy un cuadernillo de poemas titulado HV 7 BIS, lugar donde estuvo internado el recordado y genial poeta José María Rondan Martínez:”
“Aquí estoy tendido con mi voz
“en esta cama un nueve de septiembre
“afuera crece el día y el follaje del árbol
“me quita todo el cielo.
“Hay olor a remedios,
“soledad de zapatos alcoholistas,
“ruidos de jeringas hipodérmicas,
“de ampollas inyectables
“de agujas puntiagudas
“para pincharnos la pasión etílica.”
“Qué pasa nos preguntamos, por la mente de un internado en el Vilardebó para cura de alcoholismo, cuando no se trata de un borracho cualquiera, sino de un poeta genial, una especie de Edgar Alan Poe criollo y con cara de Vaimacá Pirú. Cuantas patriadas vivimos en Chuy hace más de 40 años con ese aduanero loco de Rondan, con Dornel y otros amigos en aquel Chuy fermental y dinámico de los años 60, aquel Chuy “en la línea divisoria de dos países con la misma pena” como lo decía el indio Rondan. Nosotros conocíamos cuando se engendraron tantos y tantos poemas personalísimos todos como Artigas Compañero o la notable serie Latitud Chuy donde Rondan se codeó y les ganó a lo más selecto de la poética nacional, cuando recibió el primer premio de poesía en la 5ta Feria Nacional del Libro y Grabados. Conocíamos ya su dependencia terrible del alcohol, pero no conocíamos ese alarido desgarrador de un genio alcohólico aprisionado en patética terapia sabida como fracaso en una cama de hospital demencial lleno de jeringas, ataduras y gritos de alucinados en mitad de la noche. Pobre Rondán, pobre poeta preso en medio de su loca lucidez”
“Nadie vino a verle....
“arrinconado contra su amargura
“un jueves de septiembre
“buscó en el lecho la piedad benigna
“de las sábanas grises.
 “Este es el poema 9 de HV 7 BIS, “nadie vino a verle”, quizás la peor tortura para el internado en el Vilardebó, la soledad, sentir que el mundo lo tiró allí y se olvidó para siempre de él. Y como una esponja el sensible poeta Rondan absorbía la angustia de sus compañeros enjaulados. Veinte son los poemas de HV 7 BIS, veinte marronazos, veinte heridas que se abren y a pesar de todo debemos agradecer este envío cargado de amarga nostalgia que hemos revivido con su lectura”.
En el poema XIX la resignación final:
“Sin ganas de hacer nada me doy vuelta
“para observar mi llanto acribillado
“por jeringas de valium, marcando los horarios.
“Hay una telaraña, sin araña
“atrapando mi sueño, mi delirio
“de boca sin mujer:
“un mes de manicomio ya me alcanza
“para volverme loco....

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