sábado, 26 de octubre de 2013

El asesinato de John F. Kennedy 50 años después "Estados Unidos no ha escuchado la verdad".

Buell Wesley Frazier no notó nada raro en Lee Harvey Oswald cuando le recogió en coche para ir al trabajo el 22 de noviembre de 1963. Cincuenta años después, confiesa que aquel día cambió su vida, pero no su opinión sobre su compañero: "nadie ha podido convencerme nunca de que lo hizo".

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El asesinato de John F. Kennedy 50 años después

Lluvia, la radio del coche y unas pocas palabras de Oswald. Eso es todo lo que Frazier recuerda de los veinte minutos que ambos pasaron en su coche horas antes de que el presidente de EEUU, John F. Kennedy, fuera asesinado a tiros cuando su descapotable pasaba por la plaza Dealey de Dallas (Texas).

La conclusión de que los disparos procedían del sexto piso del Depósito de Libros Escolares de Texas, donde Oswald y Frazier trabajaban, y el posterior arresto y asesinato del primero sacudieron la vida de Frazier, que con 19 años se convirtió en sospechoso y más tarde en testigo de la histórica investigación.

"Si pudiera volver atrás y cambiar una cosa, sólo una cosa en toda mi vida, no me habría acercado ni a mil millas de distancia de Dallas ese día", dice en una entrevista con Efe en Fort Worth.

Frazier no sabía demasiado de la vida de Oswald. Las contadas ocasiones en que lo recogió en la casa de su esposa Marina, su vecina en la localidad de Irving (Texas), y lo llevó a trabajar, pasaban la mayor parte del trayecto escuchando la radio. "Lee no hablaba mucho", explica.

No obstante, ambos cimentaron una relación de aprendiz y maestro en el trabajo, donde se conocieron el 15 de octubre de 1963, después de que Frazier recibiera órdenes de enseñar a Oswald, recién llegado, "a rellenar formularios".

"Desde entonces, era como mi sombra. Donde me vieras, él estaba conmigo", recuerda. "Aprendía muy rápido, y era muy listo".

"He leído muchos artículos sobre él y la gente le describe como una bala perdida, un chiflado. Pero el Lee Oswald que yo conocí no era nada de eso", asegura. "Nunca lo vi enfadado. Siempre tenía una gran actitud, y era un placer trabajar con él".

A Frazier aún le vence la emoción cuando recuerda el asesinato de Kennedy. "Creo que EEUU perdió a alguien muy especial", afirma.

Pero sostiene que la Comisión Warren, encargada de investigar el asesinato del presidente, se precipitó al declarar como único culpable a Oswald.

"Todo lo que se puede decir, técnicamente, es que es fue acusado de asesinato. Nadie ha podido probarlo nunca ante un tribunal, porque Lee no vivió lo suficiente para ir a juicio", destaca.

"Y me cuesta creer que hiciera algo así. Nadie ha podido convencerme nunca de que lo hizo", asevera. "Creo que el caso sigue abierto, y que Estados Unidos no ha escuchado la verdad".

Frazier no se decanta por una teoría en concreto de las muchas que aún cuestionan la autoría de Oswald, pero "definitivamente" se encuentra entre los que, medio siglo después, piensan que el asesinato fue parte de una conspiración.

"Con el tipo de seguridad que rodea al presidente de EEUU, tienes que saber dónde va a estar en cada momento. No es algo que puedas hacer solo", señala.

El asesinato afectó directamente a Frazier, que esa mañana había llevado en su coche el paquete donde supuestamente Oswald ocultó el rifle que utilizaría para matar a Kennedy.

Frazier, que no había dado mayor importancia al paquete cuando Oswald le explicó que eran unas barras de cortina para su nueva habitación, fue detenido el mismo viernes por la tarde e interrogado por la policía de Dallas hasta la mañana del sábado, cuando le dejaron marchar tras superar una prueba de polígrafo.

"El capitán de policía, Will Fritz, intentó que firmara una declaración en la que decía que yo lo sabía todo y que era parte del asesinato, a lo que me negué, porque era totalmente falso", apunta.

Frazier no tardó en ser convocado por la Comisión Warren, donde frustró a los congresistas al declarar que el paquete que Oswald llevó en su coche no era lo suficientemente largo para contener un rifle de 89 centímetros.

Reticente a hablar con la prensa durante más de cuatro décadas, el que fuera mentor de Oswald ha llevado una vida humilde, resignada a trabajos "en los que no hacían demasiadas preguntas", como el de asistente de reparación de automóviles que aún ocupa a sus 69 años.

"Cuando ocurre una tragedia como esta, y te pilla en medio, afecta a tu vida. Y he tratado de olvidarlo. Pero no importa donde vaya, siempre me persigue. La gente se entera de ello. Y he perdido trabajos por eso", asegura.

La frustración de Frazier apenas se deja ver en su carácter, calmado y amable, pero él insiste en que aquel día le enseñó "a no confiar en nadie".

"Recuerdo ser un joven que creía que todo el mundo era su amigo, que se desvivía por ayudar a los demás. Y por ser un buen tipo, por llevar a alguien en mi coche, mira en qué lío me metí", añade.

Fuente y foto: EFE

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