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Con gran solemnidad, basada en una sólida propuesta programática que llevó meses de elaboración se anunció en estos días el nacimiento del PArtido de la COncertación, de aquí en adelante más conocido como el PACO.
Su nombre ya es un anuncio de la
creatividad y originalidad de la idea: juntarse para sacar a la
izquierda del gobierno de Montevideo. Nada más.
Este noble propósito, totalmente válido en política, donde las
alianzas forman parte central de sus prácticas, de los métodos
utilizados de diversa manera por muy diversas fuerzas políticas, para
alcanzar el objetivo de ganar todo o una parte del poder, se basa en la
suma de votos, potencial o real de fuerzas políticas diversas. De lo
contrario no serían alianzas.
La clave está en lo de diversas maneras. Las maneras importan,
incluso en la política...Se pueden crear frentes, alianzas,
concentraciones, uniones y otras variedades sobre la base de programas
comunes, de ideas y estrategias que tienen una base importante de
acuerdos que superan las diferencias políticas históricas e incluso
ideológicas.
En el Uruguay tenemos uno de los ejemplos más claros a nivel regional
y mundial: la unidad de la izquierda en el Frente Amplio desde hace más
de 40 años. Y los resultados están a la vista: crecimiento electoral
inmediato, capacidad de resistencia conjunta a la dictadura, salida con
perfil propio y reforzado en democracia, constante crecimiento
electoral, con la conquista de la Intendencia de Montevideo y otras y
desde hace 9 años del gobierno nacional. No es poca cosa.
La otra manera es el nacimiento del PACO. Confluyen en su parto tres
grandes razones: por un lado una coincidencia ideológica creciente y
evidente de ambos partidos tradicionales, blancos y colorados que luego
de más de 180 años de constituir el sistema binario de partidos más
antiguos del mundo, se expresaron en forma conjunta en tres balotajes
nacionales (1999; 2004 y 2009). Un balotaje lo ganaron y dos los
perdieron.
Desde que se creó el Frente Amplio y sobre todo al salir de la
dictadura y a medida que el FA crecía en sus posibilidades de un triunfo
electoral, casi de forma proporcional se limaban las diferencias y se
multiplicaban los acuerdos entre ambos partidos tradicionales. Fue y es
un largo camino que en esta etapa nos regala el PACO.
Un camino de coincidencias políticas e ideológicas que sin grandes
esfuerzos, ni proyectos, ni ideas se forjó en las cámaras legislativas,
en los artículos de prensa, en los debates públicos en los medios de
comunicación y en muy diversas instancias. Tiene además una base de
acercamiento principal de sus líderes. Eso también cuenta.
La segunda componente que influye en el nacimiento es el sentido de
realidad, que en política no es despreciable so pena de recibir
terribles revolcones. Y se sabe, de derrota en derrota no siempre se
llega a la victoria final.
Las encuestas son concluyentes, sin el PACO no hay tu tía, en
Montevideo gana nuevamente y por amplia ventaja el Frente Amplio. Con el
PACO hay alguna esperanza. Al menos eso esperan los paquistas. Se veía
en sus rostros pletóricos de esperanza en el nacimiento del recién
llegado al mundo de la política nacional, aunque sus genes sean
terriblemente viejos y desgastados. En el PACO no hay ni una brizna de
nada nuevo, es el nacimiento de un viejo. Casi un acto contra natura.
Ni los candidatos previsibles, ni las propuestas e ideas que se
manejan, ni el portentoso proyecto de arrebatarle la capital a la
izquierda, como primera etapa para en un segundo pasito de la criatura,
lograr la restauración del poder político, social y económico
tradicional y desplazar a los gobiernos nacionales de izquierda. Porque
en el Uruguay nadie quiere ser de derecha, ni siquiera que los llamen de
derecha, pero a la hora de unirse contra la izquierda, aparecen los
profundos valores de la unión de fuerzas con una historia diversas, pero
que hoy retoman unidos uno de los proyectos históricos básicos de la
derecha, se podría decir fundacionales de la derecha desde su
surgimiento en la Asamblea Nacional francesa: combatir a la izquierda.
El PACO tiene ya su programita pre-escolar: desplazar a la izquierda de
la Intendencia de Montevideo.
Habría que agregar un tercer aspecto, obligatorio, el PACO tiene un
pariente putativo: las debilidades y los errores de la izquierda en el
gobierno de Montevideo. Sin este componente ni siquiera se atreverían a
soñar con derrotarnos. Las encuestas seguirían siendo abrumadoras como
lo fueron durante muchos, muchos años.
Y este último aspecto hay que considerarlo con seriedad, porque solo
con solfa no arreglamos ni queremos arreglar el asunto, necesitamos más
eficiencia, más planificación, más aciertos, más audacia, más
resultados, mejores servicios en muchos aspectos. Aunque se haya hecho
mucho, que se puede comprobar, en particular durante esta administración
en muchos aspectos de la vida de la ciudad y de sus habitantes. Pero la
gestión no puede despedazarse a gusto y gana, hay que mirarla en forma
autocrítica en su conjunto. Y no rehuir el debate interno pero de cara a
la gente.
El PACO tendrá la vida que nosotros seamos incapaces de afrontar, es
una criaturita enorme pero que se alimenta de nuestras debilidades y
flaquezas, es casi su único sustento. Al menos es lo que ha mostrado
hasta el momento, ni en sus personajes, ni en sus ideas, ni en sus
métodos y menos en el alcance del proyecto mismo, tiene alguna novedad.
Pero esto recién comienza. Podría tener una derivación importante:
ayudar a avivarnos y a no creer que podemos triunfar con un lavarropa, y
con su manual de uso como programa.
Ahora voy a hablar todavía más en primera persona, por si las moscas y
por si el PACO que comenzó a gatear cerca de Halloween se nos aproxima
electoralmente: no voy a actuar simplemente por reflejo. Y creo
interpretar a mucha gente de izquierda.
No me van a asustar con el PACO y me van a obligar a tragarme cualquier cosa. Como por ejemplo:
Un programa pobre, sin ideas, sin capacidad de transformar mucho más a
Montevideo en uno de los motores del salto que Uruguay puede y debe dar
en los próximos años. Un programa de verdad, al viejo estilo de
compromiso y creación. Con temas terrenales concretos y urgentes, como
la limpieza, el estado de las calles, de los espacios verdes y comunes,
de las diversas zonas de la capital, como el transporte y la movilidad
general, la iluminación y en especial en zonas emblemáticas y
neurálgicas, y la integración con programas sociales y culturales
nacionales como un emblema de la capital y de la propia izquierda. Y
además grandes planes estratégicos, urbanísticos de gran respiro y
pensando en grande y con el nuevo horizonte que se merece Montevideo.
Prever hacia donde va nuestra ciudad y adelantarse en todos los terrenos
fundamentales, en primer lugar en la calidad de vida y de convivencia.
No me voy a tragar candidatos impuestos por el aparato, aunque
algunos sigan creyendo que el aparato está por encima de todo, incluso
de nuestra propia gente. Ya nos dieron terrible revolcón de votos en
blanco. Solo me convenceré si presentamos candidatos o candidatas y
equipos de gobierno que demuestren que le damos una importancia central,
principal al gobierno de Montevideo.
Quiero un relato, un discurso de lo que ha pasado en los últimos 24
años de gobierno de Montevideo que rescate todo lo que hemos hecho y una
adecuada comparación con la decadencia terrible de la dictadura y de la
intendencia colorada, pero que además tenga rigor en el relato de
nuestras obras, de nuestras creaciones y aportes, de nuestros logros y
de nuestros errores y retrasos y de sus causas y de cómo pensamos
afrontar los viejos y los nuevos problemas y desafíos. Un discurso en
serio y no de circunstancia que con la coartada del PACO y de no hacerle
el juego, nos sumerja en la mediocridad y el conformismo.
El PACO está dando sus primeros pasitos, su horizonte es el infinito.
Primero ganar Montevideo y luego se verá. Solo quiero imaginarme una
bancada oficialista paquista compuesta por ediles blancos y colorados,
que pasen de los primeros arrumacos a la disputa de los espacios
imprescindibles para que ambas colectividades, blancos y colorados,
colorados y blancos no sean la herramienta secundona del otro partido.
La verdad es que no debe ser una posición cómoda para el que salga
segundo y se transforme en un escalón en el asenso del primero. Les
regalo la ferocidad de las tensiones.
Es como imaginarse el horizonte bastante más lejano de un triunfo
blanco a nivel nacional, con una bancada oficialista donde se sumen
obligatoriamente los votos de blancos y colorados y toda las variantes
ideológicas y políticas dentro de esos partidos, en especial la
confluencia del sector más de derecha de ambos partidos, que se
transformará en el arbitro supremo de la situación. Y en eso hay que
reconocerlo que son maestros en solidaridad y coherencia, como cuando
los blancos desembarcaron alegremente del gobierno de Jorge Batlle en la
crisis, luego de haberlo elegido y compartido cargos a diestra y
siniestra. Sobre todo a diestra.
Nació el PACO. Un gran paso de la derecha y del centro derecha hacia sus objetivos restauradores.
(*) El nombre de PACO no es de mi creación fue el aporte de un amigo y compañero. Lo tomo prestado.
(*) El nombre de PACO no es de mi creación fue el aporte de un amigo y compañero. Lo tomo prestado.
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