El cuerpo de Eliézer Otaiza fue hallado en una zona boscosa de las afueras de Caracas. El presidente Nicolás Maduro ha ordenado una investigación exhaustiva del hecho
El País de España
La tercera y definitiva muerte de Eliézer Otaiza, exjefe de la inteligencia durante la gestión de Hugo Chávez, se anunció este lunes en la tarde. El cuerpo del actual presidente del Concejo Municipal del Municipio Libertador
había sido llevado el sábado a la principal morgue de Caracas con el
rostro desfigurado y cuatro disparos entre la cara y el pecho, informó
la prensa local. Nadie sabía de quién se trataba. El lunes, cuando debía
presentarse a su trabajo, sus compañeros notaron su ausencia y,
entonces sí, comenzaron las preocupaciones. Los familiares pensaban que
había pasado el fin de semana con los amigos y los amigos suponían lo
contrario.
El lunes apareció el vehículo donde se trasladaba con un tiro en la carrocería. Cuando la policía advirtió que pertenecía a Otaiza de inmediato comenzaron a buscarlo y lo reconocieron en aquel cuerpo golpeado que dos días antes había ingresado a la morgue sin documentación. La noticia le robó el protagonismo a la crisis política que desde hace casi tres meses opaca cualquier otra información y al comienzo de la segunda fase de la llamada ofensiva económica anunciada por el Gobierno la semana pasada. El presidente Nicolás Maduro, de hecho, hizo un alto en sus anuncios para lamentar la muerte de Otaiza y ordenar una investigación sobre la muerte del concejal. “Recientemente lo había ascendido a mayor del Ejército. Era un hombre que tenía mil vidas (…) Descansa en paz, Otaiza, y ojalá te puedas encontrar en la vida eterna con el comandante infinito (por Hugo Chávez)”.
Otaiza (Valencia, 7 de enero de 1965) había participado en la segunda intentona golpista de 1992 ocurrida el 27 de noviembre, nueve meses después de la puesta en largo de Hugo Chávez como militar felón. Ese día unidades de la aviación al mando del general Efraín Visconti sobrevolaron Caracas y combatieron para tratar de desalojar a Carlos Andrés Pérez del poder y sacar a Chávez de la cárcel donde entonces se encontraba. En los combates Otaiza fue herido de gravedad con un disparo en el estómago y en una pierna. “Lo declararon muerto y luego, de pronto, se levantó a la vida”, recordó Maduro este lunes. Al recuperarse y salir de prisión estudió Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar, se convirtió en discípulo de un enorme intelectual venezolano fallecido prematuramente, Luis Castro Leiva, y acompañó a Chávez en su pedregoso camino electoral hacia el poder. Fue miembro de la Asamblea Constituyente que escribió la Constitución de 1999 y luego en 2000 lo nombraron como director de la Disip (hoy Servicio Bolivariano de Inteligencia). Llegó al cargo justo cuando se produjo el primer gran cisma dentro del chavismo que marcó la separación de los oficiales líderes de la asonada de 1992.
Estuvo al frente de la policía política entre enero de 2000 hasta mediados de 2001. Fue una gestión distinta a las precedentes. Su locuacidad contrastaba con la discreción que suelen guardar aquellos que ocupan esos puestos. Reveló, por ejemplo, que se había ganado la vida como stripper mientras era cadete en la Academia Militar. Durante su gestión ocurrió el escándalo que más afectó la primera etapa del chavismo. Vladimiro Montesinos, el exasesor del presidente Alberto Fujimori, llegó a Venezuela y se mantuvo oculto en el país durante seis meses. Nunca se supo si Montesinos estuvo en el país con la anuencia de Otaiza, pero después de su aparición, en junio de 2001, en un barrio popular de Caracas fue relevado del cargo.
No tuvo mayor figuración pública hasta que en 2005 enfrentó a la muerte por segunda vez. Una noche circulaba en una motocicleta por el barrio de Las Mercedes, un sector de restaurantes y locales de noche, cuando sufrió un accidente. Su acompañante falleció y él, malherido, desapareció de la vida pública durante varios meses mientras se recuperaba, pasaba el escándalo y se olvidaban, engullidas por el tiempo, las responsabilidades penales que debía enfrentar. En los tiempos recientes ocupó cargos menores: presidente del Instituto Municipal de Deporte y Recreación de la alcaldía de Libertador (centro–oeste de Caracas) y, desde diciembre de 2013, presidente de la cámara municipal de esa jurisdicción.
Su muerte ha desatado toda clase de especulaciones sobre las pugnas intestinas dentro del chavismo. Esa versión fue avivada por las declaraciones de la ministra de Asuntos Penitenciarios Iris Valera. En su cuenta de Twitter la funcionaria escribió primero: “Este crimen huele a conspiración”. Y en un segundo trino despejó cualquier dura: “Debemos decirlo. Eliézer, camarada. Tu muerte será vengada”. Este martes comenzó un homenaje que durará tres días. Su cuerpo será expuesto en capilla ardiente en la sede de la Asamblea Nacional.
El lunes apareció el vehículo donde se trasladaba con un tiro en la carrocería. Cuando la policía advirtió que pertenecía a Otaiza de inmediato comenzaron a buscarlo y lo reconocieron en aquel cuerpo golpeado que dos días antes había ingresado a la morgue sin documentación. La noticia le robó el protagonismo a la crisis política que desde hace casi tres meses opaca cualquier otra información y al comienzo de la segunda fase de la llamada ofensiva económica anunciada por el Gobierno la semana pasada. El presidente Nicolás Maduro, de hecho, hizo un alto en sus anuncios para lamentar la muerte de Otaiza y ordenar una investigación sobre la muerte del concejal. “Recientemente lo había ascendido a mayor del Ejército. Era un hombre que tenía mil vidas (…) Descansa en paz, Otaiza, y ojalá te puedas encontrar en la vida eterna con el comandante infinito (por Hugo Chávez)”.
Otaiza (Valencia, 7 de enero de 1965) había participado en la segunda intentona golpista de 1992 ocurrida el 27 de noviembre, nueve meses después de la puesta en largo de Hugo Chávez como militar felón. Ese día unidades de la aviación al mando del general Efraín Visconti sobrevolaron Caracas y combatieron para tratar de desalojar a Carlos Andrés Pérez del poder y sacar a Chávez de la cárcel donde entonces se encontraba. En los combates Otaiza fue herido de gravedad con un disparo en el estómago y en una pierna. “Lo declararon muerto y luego, de pronto, se levantó a la vida”, recordó Maduro este lunes. Al recuperarse y salir de prisión estudió Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar, se convirtió en discípulo de un enorme intelectual venezolano fallecido prematuramente, Luis Castro Leiva, y acompañó a Chávez en su pedregoso camino electoral hacia el poder. Fue miembro de la Asamblea Constituyente que escribió la Constitución de 1999 y luego en 2000 lo nombraron como director de la Disip (hoy Servicio Bolivariano de Inteligencia). Llegó al cargo justo cuando se produjo el primer gran cisma dentro del chavismo que marcó la separación de los oficiales líderes de la asonada de 1992.
Estuvo al frente de la policía política entre enero de 2000 hasta mediados de 2001. Fue una gestión distinta a las precedentes. Su locuacidad contrastaba con la discreción que suelen guardar aquellos que ocupan esos puestos. Reveló, por ejemplo, que se había ganado la vida como stripper mientras era cadete en la Academia Militar. Durante su gestión ocurrió el escándalo que más afectó la primera etapa del chavismo. Vladimiro Montesinos, el exasesor del presidente Alberto Fujimori, llegó a Venezuela y se mantuvo oculto en el país durante seis meses. Nunca se supo si Montesinos estuvo en el país con la anuencia de Otaiza, pero después de su aparición, en junio de 2001, en un barrio popular de Caracas fue relevado del cargo.
No tuvo mayor figuración pública hasta que en 2005 enfrentó a la muerte por segunda vez. Una noche circulaba en una motocicleta por el barrio de Las Mercedes, un sector de restaurantes y locales de noche, cuando sufrió un accidente. Su acompañante falleció y él, malherido, desapareció de la vida pública durante varios meses mientras se recuperaba, pasaba el escándalo y se olvidaban, engullidas por el tiempo, las responsabilidades penales que debía enfrentar. En los tiempos recientes ocupó cargos menores: presidente del Instituto Municipal de Deporte y Recreación de la alcaldía de Libertador (centro–oeste de Caracas) y, desde diciembre de 2013, presidente de la cámara municipal de esa jurisdicción.
Su muerte ha desatado toda clase de especulaciones sobre las pugnas intestinas dentro del chavismo. Esa versión fue avivada por las declaraciones de la ministra de Asuntos Penitenciarios Iris Valera. En su cuenta de Twitter la funcionaria escribió primero: “Este crimen huele a conspiración”. Y en un segundo trino despejó cualquier dura: “Debemos decirlo. Eliézer, camarada. Tu muerte será vengada”. Este martes comenzó un homenaje que durará tres días. Su cuerpo será expuesto en capilla ardiente en la sede de la Asamblea Nacional.
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