Escritora y periodista Lilly Morgan Vilaró
Enojado
porque el intendente de una localidad bonoarense ha decidido
estatizar el sistema de recolección de residuos de su municipio, el
gremialista…no, el político…digo, el empresario…tampoco…bueno,
el gremialista-político-empresario Pablo Moyano amenazó que si se
seguía adelante con esa terrible idea, quedarían no uno, sino dos o
tres muertos en el proceso.
Al
parecer, Kostecki y Santillán, Ferreira, Bonino, Cabezas, por
nombrar a los más conocidos, ni 30 mil desaparecidos han sido
suficientes para este señor.
Cual
vampiro insaciable, Pablo Drácula Moyano quiere derramar la sangre
de uno, dos, tres (¡coronita fúnebre es!) argentinos más, como
herramienta para dirimir conflictos políticos-económicos.
Quiere
seguir “tirando muertos”, convalidando así la famosa frase del
escritor Jorge Luis Borges: -“¡A los argentinos no nos une el amor
sino el espanto!”-
Supongo
que Moyano dirá que le sacaron la frase de contexto. O que no se
entendió lo que él dijo, que era esto: -“Si yo fuese Herminio
Iglesias, diría que si siguen adelante con la estatización de mi
empres…digo, de esa empresa, habrá uno,dos,tres, muertos!”-
“¡Mierda-carajo,
Pablito! ¡Dijiste lo que dijiste!”- dirán los periodistas que
levantaron tu frase, que por lo mínimo y porque estoy caritativa,
podríamos calificar de poco feliz.
Bueno,
entonces supongo que el dirigente polifacético argumentará que dijo
lo que dicen los periodistas que dijo, porque estaba enojado.
¡No
lo digas, Pablo, no lo digas! Cuando uno está enojado es cuando no
utiliza el filtro contra boludeces que todos llevamos en el cerebro.
Ahí,
justamente, es cuando decimos lo que realmente pensamos.
Como
aquel político argentino, no me acuerdo cual, cuando se refirió a
otro que tampoco recuerdo quien era, con la simpática frase de
“judío de mierda”. Y luego se intentó disculpar diciendo que lo
dijo en un momento de ira. Nadie le creyó la disculpa. Mucho menos
el judío en cuestión.
O
el actor norteamericano que hacía de Kramer en la exitosa comedia
“Senfield”, que enojado porque en un show unipersonal que hacía,
algunos asistentes al show lo silbaron, se despachó con un “negros
estúpidos”, ya que dichos silbadores eran de raza negra. También
se disculpó luego con el trillado “Estaba enojado…” No hubo
caso. Le costó su carrera artística.
Eliminemos
pues, querido Pablo, esa excusa.
Pena
que no estaba presente en ese patético momento, el rey Juan Carlos,
que te hubiese interrumpido con un -“¡Pero por qué no te
callas!”-, para evitar que al primer muerto le agregases los otros
dos. Amenazar con un muerto es igual de espantoso que hacerlo con
tres, pero impresiona menos. ¿Viste?
Yo
no sé que dirá el Santo Padre que vive en Roma, pero me parece que
te va a costar bastante salir de ésta.
Porque
no sé si te diste cuenta que los argentinos, en su gran mayoría y
salvo contadas excepciones, como la tuya, por ejemplo, estamos
recontra hartos de tanta sangre derramada.
Sangre
que no ha hecho nuestro suelo más fértil, sino que por el
contrario, lo está haciendo cada vez más yermo.
Lilly
Morgan Vilaró
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