miércoles, 30 de abril de 2014

¡A los argentinos nos sigue uniendo el espanto! Lilly Morgan Vilaró


                                             Escritora y periodista Lilly Morgan Vilaró
Enojado porque el intendente de una localidad bonoarense ha decidido estatizar el sistema de recolección de residuos de su municipio, el gremialista…no, el político…digo, el empresario…tampoco…bueno, el gremialista-político-empresario Pablo Moyano amenazó que si se seguía adelante con esa terrible idea, quedarían no uno, sino dos o tres muertos en el proceso.
Al parecer, Kostecki y Santillán, Ferreira, Bonino, Cabezas, por nombrar a los más conocidos, ni 30 mil desaparecidos han sido suficientes para este señor.
Cual vampiro insaciable, Pablo Drácula Moyano quiere derramar la sangre de uno, dos, tres (¡coronita fúnebre es!) argentinos más, como herramienta para dirimir conflictos políticos-económicos.
Quiere seguir “tirando muertos”, convalidando así la famosa frase del escritor Jorge Luis Borges: -“¡A los argentinos no nos une el amor sino el espanto!”-
Supongo que Moyano dirá que le sacaron la frase de contexto. O que no se entendió lo que él dijo, que era esto: -“Si yo fuese Herminio Iglesias, diría que si siguen adelante con la estatización de mi empres…digo, de esa empresa, habrá uno,dos,tres, muertos!”-
“¡Mierda-carajo, Pablito! ¡Dijiste lo que dijiste!”- dirán los periodistas que levantaron tu frase, que por lo mínimo y porque estoy caritativa, podríamos calificar de poco feliz.
Bueno, entonces supongo que el dirigente polifacético argumentará que dijo lo que dicen los periodistas que dijo, porque estaba enojado.
¡No lo digas, Pablo, no lo digas! Cuando uno está enojado es cuando no utiliza el filtro contra boludeces que todos llevamos en el cerebro.
Ahí, justamente, es cuando decimos lo que realmente pensamos.
Como aquel político argentino, no me acuerdo cual, cuando se refirió a otro que tampoco recuerdo quien era, con la simpática frase de “judío de mierda”. Y luego se intentó disculpar diciendo que lo dijo en un momento de ira. Nadie le creyó la disculpa. Mucho menos el judío en cuestión.
O el actor norteamericano que hacía de Kramer en la exitosa comedia “Senfield”, que enojado porque en un show unipersonal que hacía, algunos asistentes al show lo silbaron, se despachó con un “negros estúpidos”, ya que dichos silbadores eran de raza negra. También se disculpó luego con el trillado “Estaba enojado…” No hubo caso. Le costó su carrera artística.
Eliminemos pues, querido Pablo, esa excusa.
Pena que no estaba presente en ese patético momento, el rey Juan Carlos, que te hubiese interrumpido con un -“¡Pero por qué no te callas!”-, para evitar que al primer muerto le agregases los otros dos. Amenazar con un muerto es igual de espantoso que hacerlo con tres, pero impresiona menos. ¿Viste?
Yo no sé que dirá el Santo Padre que vive en Roma, pero me parece que te va a costar bastante salir de ésta.
Porque no sé si te diste cuenta que los argentinos, en su gran mayoría y salvo contadas excepciones, como la tuya, por ejemplo, estamos recontra hartos de tanta sangre derramada.
Sangre que no ha hecho nuestro suelo más fértil, sino que por el contrario, lo está haciendo cada vez más yermo.
Lilly Morgan Vilaró

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