Leonardo Olivera
Sitio del arroyo Chuy donde el 1º de enero de 1826 se llevó a cabo la histórica sableada,
Hace
algunos años (8) fuimos invitados a participar en un documental de
carácter histórico, producido por el Ministerio brasileño de
Cultura y el Instituto Marlin Azul, que pretendían de esta manera
promocionar una zona largamente postergada como lo ha sido siempre
este enclave fronterizo. Destacamos en primer término el honor que
significó la invitación a
participar del mismo, que contó
además con la presencia de otros actores del turismo y las letras
fronterizas. Si bien la entrevista estuvo limitada a 20 minutos,
éramos conscientes de que una vez editada, la misma no iría mas
allá de los dos minutos, cosa que realmente sucedió. Era evidente
que en 1,50 (un minuto cincuenta segundos) sería imposible editar
el material, sin que se perdiera el sentido histórico que
pretendíamos darle, basándonos en un trabajo del historiador
brasileño Pericles Azambuya, Miembro de la Academia de Letras, sobre
la sableada del Chuy y la toma de Santa Teresa, por parte de Leonardo
Olivera. Señalaba Pericles en un artículo publicado en el diario LA
MAÑANA en 1972 y con el cual coincidimos, que “es necesario
destacar la importancia de la Sableada, puesto que muy poco le
hubiera durado a Leonardo la posesión de Santa Teresa, si no se
trasladara al Chuy, donde finalmente derrotó a la fuerza imperial
que con 500 soldados vigilaba la frontera, mientras planificaban el
regreso a Santa Teresa. Le bastaron 200 hombres a Leonardo para
concretar una nueva hazaña, “limpiando” para siempre la
frontera. Le correspondió al historiador uruguayo Cesar Pintos
Diago, en su libro “LEONARDO OLIVERA. EL SEÑOR DEL ESTE, detallar
minuciosamente los movimientos que culminarían en el amanecer del 1º
de enero, “cuando los aires se pueblan con los toques de ¡ A LA
CARGA! Y ¡A DEGUELLO! Mientras el tropel equino aumenta el ruido y
la confusión; los sables relampaguean y se tiñen de rojo. La
Sableada del Chuy es de efecto sencillamente maravilloso. Dice la
tradición que los brasileños soñaban con Leonardo Olivera y esta
vez la tradición está en lo cierto, porque los hechos posteriores
demuestran que los imperiales solamente se atreven a pisar el
territorio oriental por el este, cuando su celoso guardián se aleja
para asistir a la gloriosa campaña de Ituzaingó. Cuando el caudillo
retorne de esa campaña, veremos a los imperiales huyendo en nutrida
legión, sin combatir, con solo saber que se acerca el vencedor de
Santa Teresa y el Chuy. Terminada la sableada, Leonardo Olivera
vuelve a tomar disposiciones acertadas; divide su reducida tropa en
tres columnas y les ordena la tarea de limpiar completamente de
enemigos la región”. Si bien los hechos fueron narrados durante la
grabación en la forma que lo detallara el historiador Pericles
Azambuya, no fue posible incluirlos en el documental cuando el
material fue editado.
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