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domingo, 6 de abril de 2014

LA SABLEADA DEL CHUY. Por Julio Dornel.

                                                Escritor y periodista Julio Dornel

 
                                                              Leonardo Olivera



Sitio del arroyo Chuy donde el 1º de enero de 1826 se llevó a cabo la histórica sableada,



Hace algunos años (8) fuimos invitados a participar en un documental de carácter histórico, producido por el Ministerio brasileño de Cultura y el Instituto Marlin Azul, que pretendían de esta manera promocionar una zona largamente postergada como lo ha sido siempre este enclave fronterizo. Destacamos en primer término el honor que significó la invitación a participar del mismo, que contó además con la presencia de otros actores del turismo y las letras fronterizas. Si bien la entrevista estuvo limitada a 20 minutos, éramos conscientes de que una vez editada, la misma no iría mas allá de los dos minutos, cosa que realmente sucedió. Era evidente que en 1,50 (un minuto cincuenta segundos) sería imposible editar el material, sin que se perdiera el sentido histórico que pretendíamos darle, basándonos en un trabajo del historiador brasileño Pericles Azambuya, Miembro de la Academia de Letras, sobre la sableada del Chuy y la toma de Santa Teresa, por parte de Leonardo Olivera. Señalaba Pericles en un artículo publicado en el diario LA MAÑANA en 1972 y con el cual coincidimos, que “es necesario destacar la importancia de la Sableada, puesto que muy poco le hubiera durado a Leonardo la posesión de Santa Teresa, si no se trasladara al Chuy, donde finalmente derrotó a la fuerza imperial que con 500 soldados vigilaba la frontera, mientras planificaban el regreso a Santa Teresa. Le bastaron 200 hombres a Leonardo para concretar una nueva hazaña, “limpiando” para siempre la frontera. Le correspondió al historiador uruguayo Cesar Pintos Diago, en su libro “LEONARDO OLIVERA. EL SEÑOR DEL ESTE, detallar minuciosamente los movimientos que culminarían en el amanecer del 1º de enero, “cuando los aires se pueblan con los toques de ¡ A LA CARGA! Y ¡A DEGUELLO! Mientras el tropel equino aumenta el ruido y la confusión; los sables relampaguean y se tiñen de rojo. La Sableada del Chuy es de efecto sencillamente maravilloso. Dice la tradición que los brasileños soñaban con Leonardo Olivera y esta vez la tradición está en lo cierto, porque los hechos posteriores demuestran que los imperiales solamente se atreven a pisar el territorio oriental por el este, cuando su celoso guardián se aleja para asistir a la gloriosa campaña de Ituzaingó. Cuando el caudillo retorne de esa campaña, veremos a los imperiales huyendo en nutrida legión, sin combatir, con solo saber que se acerca el vencedor de Santa Teresa y el Chuy. Terminada la sableada, Leonardo Olivera vuelve a tomar disposiciones acertadas; divide su reducida tropa en tres columnas y les ordena la tarea de limpiar completamente de enemigos la región”. Si bien los hechos fueron narrados durante la grabación en la forma que lo detallara el historiador Pericles Azambuya, no fue posible incluirlos en el documental cuando el material fue editado.

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