FLORIDA
Se dio a conocer el auto de procesamiento en el que la jueza relató los hechos
En el auto de procesamiento por el que la jueza de Florida, María Fernanda Morales, enjuició días atrás a cuatro personas por la explotación sexual de tres adolescentes, relató que la madre de la menor era quien recibía el dinero y con el compró "dos cocinas, garrafa, y otros muebles". La jueza concluyó que se utilizaba el dinero obtenido por la adolescente "para pagar los gastos de la casa".
La indagatoria se inició en noviembre del año pasado, cuando las autoridades recibieron información sobre una adolescente que podría estar siendo víctima de explotación sexual. A su vez, en diciembre, un hombre denunció que había concurrido con una joven a un hotel para mantener relaciones sexuales y cuando la misma se retiró advirtió que le había robado el celular.
La joven resultó ser la misma persona sobre quien se sospechaba era víctima de explotación.
La jueza ordenó escuchas telefónicas y se logró determinar que la chica trabajaba en un bar ubicado en Harrinson y Treinta y Tres.
El hecho que terminó por desencadenar los procesamientos fue que el 3 de abril pasado la adolescente presentó denuncia por violencia doméstica ante el juzgado de Florida, contra su madre. Ante esa denuncia, la jueza ordenó la intervención en el bar en el que trabajaba la adolescente. Allí se halló, además de personas mayores de edad, clientes y trabajadoras, a otras dos adolescentes cuya tarea consistía en “pasar copas” a los concurrentes.
La adolescente que denunció a su madre por violencia, relató que, además de “pasar copas”, conseguía “pases”, es decir arreglos con los clientes para mantener relaciones sexuales en otro lugar a cambio de dinero que luego entregaba a su madre para los gastos del hogar.
Si bien la madre negó ser la proxeneta de su hija, en las escuchas telefónicas quedaron registradas conversaciones con su pareja, preso, donde quedaba claro que conocía las actividades de la menor.
La madre fue procesada con prisión como autora penalmente responsable de un delito de proxenetismo.
Por otra parte, también fue procesado, aunque sin prisión, el padre de la adolescente, quien conocía las actividades de su hija y el hecho de que llevaba el dinero resultante de estas actividades a su madre, y no hizo nada para proteger la integridad física o moral de su hija, incurriendo por ello en incumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad.
También resultó procesado el dueño del bar ya que se probó conocía la edad de dos de las adolescentes que "pasaban copas" en su local, favoreciendo el encuentro con hombres y propiciando con ello la prostitución.
El cuarto procesado fue un hombre que admitió conocer la edad de la adolescente con la cual mantuvo relaciones sexuales en dos ocasiones, por lo que se le imputó el delito previsto en los artículos 4º de la Ley nº 17.815 (retribución o promesa de retribución a personas menores de edad, o incapaces para que ejecuten actos sexuales).Estos dos últimos fueron procesados con prisión.
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