Son
más de treinta años de golero, una vida con el uno en el puesto más
difícil y criticado, y “todavía si tiras al piso te cobran penal”
al decir del Canario Luna.
Schubert
Machado, de familia futbolera, hijo del recordado “Lengüita”
Machado, y hermano de Antonio, el “poeta del gol”.
Nació
el 31 de enero del año 1981, en la zona de las viviendas de COVIRO,
donde se crió y comenzó a darle a la redonda.
Alumno
de la Escuela No. 7 Artigas y del Liceo Departamental No. 1.
Comenzó
en el baby fútbol de Coviro, de volante, pero en un partido faltó
el golero titular que era el “Cabeza” Larrosa y le pidió a su
padre que era el técnico para atajar, y nunca más salió del puesto
de guardameta, tenía tan solo 8 años.
Integra
el seleccionado de Baby como tercer golero, pero otra vez falta el
titular, y Shubert se calza los guantes y defiende el arco celeste.
Defendiendo
a Coviro desde la categoría de 9 hasta la de 13, pierde un solo
partido, el equipo, es justo el único que él no juega, se había
ido a jugar al basket.
Tiempos
que comenzaban varios que luego fueron estrellas del fútbol
rochense, como el “Bochón” Rodríguez, Pablo Molina y Jonathan
Puñalez.
Ahí
comienza una larga carrera defendiendo el arco de varias
instituciones locales y del vecino Maldonado.
Ingresa
luego en el fútbol grande, en el Nacional de Rocha, en la sub 15,
con su viejo como técnico. Luego los tricolores rochenses se
fusionan con el equipo del balneario La Paloma y pasa a ser su
técnico Pintos.
Sigue
luego su actividad futbolera en los pagos fernandinos, va a buscar
nuevos horizontes, a un fútbol que lo atrae y recala en el Deportivo
Maldonado, institución que militaba ya en el profesionalismo. Está
cuatro años, dos de ellos juegan en la divisional de ascenso, dos en
la primera profesional uruguaya. Lo hace en la 5ª, la 4ta. y la 3ª.
del equipo rojiverde maldonadense. Lo acompañó en esta patriada,
Juan Pedro Rigiantti.
Vuelve
a Rocha y defiende con 19 años la valla del primer equipo del Rampla
de La Estiva, finalizando terceros en el campeonato. Los dirige Jorge
Méndez, y son compañeros el “Carita” Larrosa, Heber Caro, el
“Memo” Iguiní entre otros.
Al
año se va a pagos carolinos, y juega una temporada en el Club
Atlético San Carlos, lo hace como suplente del conocido Antonhy
Herrera.
Nuevamente
Rocha es su destino futbolero, y se va al club de los Tres Barrios,
el Lavalleja que dirige José Luis Bitabarez, defendiéndolo durante
cuatro temporadas.
Pasa
al Palermo fútbol club, como suplente de César Olivera en el torneo
de Clubes Nacionales de la O.F.I.
Retorna
a los albiverdes de Lavalleja y es campeón. Temporada del 2008,
junto a Pedro Cardoso, Ruben Techera, Jorgito Brañas, Matías Féola,
Pablo Seijas, Maxi Romero, Luciano Casals, con José Luis Bitabarez y
el Prof. “Pepe” Corbo.
El
decano River Plate es al club que defiende en el siguiente año,
siendo algunos de sus compañeros el “Chirola” Velázquez, Luis
Maguregui, Luciano Casals, el “Cabeza” Herrera.
Por
un par de años Shubert Machado para su actividad futbolística como
jugador, y asume junto al “Pipo” Pérez y al Profe. Pablo Seijas,
la conducción técnica de los equipos de Baby fútbol del Palermo.
También
lo hace con la primera de los palermitanos, primero en dupla con
Erley Pérez, y finaliza él solo, obteniendo el equipo de la avenida
Ituzaingó el título de campeones de nuestra ciudad.
Pero
el fútbol, el arco, tiran, y Shubert se vuelve a calzar los guantes
de golero, lo hace defendiendo a los tricolores en la divisional “B”,
torneo que pierden en dramático partido frente al decano River Plate
en la serie de penales en la temporada del 2013 cuando el técnico
era Héctor Méndez.
En
la primera rueda del Torneo de Ascenso Profesional de la AUF del
2013, Machado es el arquero suplente de Barlocco, en el arco de la
celeste rochense, rueda que nuestro equipo finaliza en los primeros
lugares.
Este
año vuelve al arco del Nacional con la mira puesta en la vuelta a la
primera del fútbol rochense del viejo club de Don Lino E. Silvera,
con la conducción técnica de Jorge Giménez, con su hermano
Antonio, con Esquivel, con Ángelo Lamanna, con Fernando Caballero,
entre otros.
Shubert
fue el entrenador de goleros en el Rocha Fútbol Club, el año que la
institución profesional celeste logra de la mano de Alberto Martínez
el ascenso a la primera división del fútbol uruguayo, formando la
base del equipo que luego fuera el Campeón del Torneo Apertura. Ahí
Álvaro García y Oscar Lemos, los goleros del club profesional, van
puliendo y aprendiendo los secretos del oficio de golero.
El
propio Shubert en su carrera como golero tuvo dos entrenadores en ese
difícil puesto, Héctor Tuja que había sido campeón uruguayo con
Defensor de Montevideo en el año 1976, y el “Nacho” Ignacio De
León que fuera golero del seleccionado uruguayo y también del Rocha
fútbol club.
De
su extensa actividad en el fútbol, surgen partidos, rivales,
anécdotas, frustraciones, alegrías, que Shubert va recordando como
al “Loco” Víctor Luján Guala y Karpo de León hoy atajando en
Honduras, como sus referentes como arqueros; el “Negro” Sergio
Osvaldo Recoba como el delantero más peligroso que ha enfrentado, el
gol que le convirtiera Marcelo Techera el jugador de Lavalleja en un
partido cuando él defendía a los ramplenses como el más paradójico
de los goles que recibiera en su carrera.
Hincha
de Nacional de Rocha, cuando juega como rival de su hermano Antonio,
siente una doble emoción, una emoción encontrada, con alguien con
el que además comparte es enorme pasión por el fútbol y los
tricolores.
Su
viejo, el recordado e inolvidable, “Lengüita” fue del técnico
que más aprendió, el más importante en su carrera, dentro y fuera
de las canchas.
También
tiene un recuerdo para el fernandino Alejandro Curbelo, como un buen
director técnico, que tuvo en su pasaje por pagos maldonadenses.
La
pasada temporada le dejó la desazón de no poder lograr el
campeonato y por consiguiente el ascenso en la final frente a River,
y a su vez también le dejó el deleite a haber atajado un penal
frente al Deportivo La Paloma, en un difícil partido que terminaran
ganando los tricolores.
La
semblanza no la podemos terminar sin que Shubert recuerde al “Ñato”
Schiavo, como un gran dirigente, alma mater, que hoy lleva adelante
la espinosa tarea emprendida hace unos años de hacer volver al
círculo de privilegio del fútbol de Rocha a una de las más
gloriosas instituciones: el Club Nacional de Fútbol.
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