miércoles, 2 de julio de 2014

La oposición no puede hablar: cometió pecados similares


Javier de Haedo habla sobre el déficit fiscal


Aunque sea nacionalista, el economista Javier de Haedo es reconocido por su independencia técnica a la hora de analizar la economía. Critica al gobierno, pero también le da la derecha a la administración cuando entiende que hace las cosas bien. Consultado por El Observador acerca de la nueva proyección de déficit fiscal divulgada por el gobierno, remarcó que se trata de algo típico en los años electorales, a excepción de 2004. Por eso, dijo, los partidos de la oposición no pueden hablar mucho contra el gobierno acerca de este tema, porque sus respectivos gobiernos cometieron “pecados similares”.

¿Qué traducción práctica se puede hacer de esta proyección de déficit?
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) proyecta ahora el déficit fiscal de 2014 en 3,3% del PIB, casi un punto más que lo observado en 2013 y también que lo proyectado para 2014 hace un año. De este modo, es claro que hay un deterioro, que es significativo y que no era esperado por las autoridades. Sí, en cambio, era previsible por parte de varios economistas, que estimábamos un empeoramiento de la situación fiscal en este año electoral. En parte, por la propia dinámica de la economía, que se desacelera mientras que el gasto sigue creciendo firmemente.

¿A qué responde el dato? ¿Puede ser consecuencia del llamado “carnaval electoral”?
No por casualidad hay una “regla de oro” en nuestras finanzas públicas que consiste en comprobar un deterioro fiscal en los años electorales. En el promedio de los cinco gobiernos anteriores, ese deterioro entre los años cuatro y cinco de cada gobierno, fue de 1% del PIB. Parece que ahora la regla se cumplirá cabalmente. La excepción (toda regla tiene su excepción) fue el año 2004, cuando el déficit bajó.


¿Era esperable este cambio en la proyección?
El MEF estima el llamado “déficit estructural”, que consiste en ajustar el déficit observado por factores extraordinarios que inciden por una sola vez y no hacen al núcleo de la cuestión fiscal. Por ejemplo, se ajusta por la fuerte variabilidad de la hidraulicidad de las represas (lo que da lugar a un sobrecosto o subcosto energético). También se ajusta por el ciclo económico, o sea que en años extraordinariamente buenos se recaudan más impuestos de “lo normal”, y eso da lugar a un ajuste. Según el MEF, el déficit estructural del año pasado fue de 3,3% del PIB (casi un punto peor que el observado) y para este año proyecta un 3,5% del PIB (0,2% del PIB peor de lo estimado sin ajustes). O sea que esto confirmaría que no estamos ante una situación casual ni mucho menos, sino que la cosa es todavía peor de lo que parece.  Un detalle no menor a tener en cuenta consiste en que, para calcular el déficit estructural, el MEF estima la “brecha de producto”, o sea, cuán alejado está el nivel observado de la actividad económica, del nivel de la tendencia. En términos más sencillos, cuánto mejor (o peor) de “lo normal” estamos en cada momento. Y en esa estimación desde mi punto de vista hay una enorme inconsistencia: si se comparan las dos últimas “crestas de la ola”, 1998 y 2011, en el primer caso se estima la brecha en más de 10%, y en el segundo en torno a 4%. Esto significa que en 1998 estábamos 10% por encima de “lo normal” y que en 2011, solo 4% mejor que en tiempos de normalidad. No coincido con esta comparación, creo, en cambio, que ambos puntos de máxima en el nivel de actividad de la economía uruguaya son bastante más parecidos entre sí en cuanto a la distancia que tenían con la tendencia de largo plazo. Al subestimar la brecha de producto (el MEF la estima casi nula para 2014) también se está subestimando el déficit fiscal estructural, el que seguramente ha de ser claramente mayor al 4% del PIB en este año.

¿Cómo influyó el componente inflacionario?
Otro aspecto interesante de la información aportada por el MEF consiste en la estimación del “resultado fiscal operacional”. Es la segunda vez que el MEF presenta esta información y es bienvenida. El déficit fiscal incluye pagos de intereses en diferentes monedas y en particular en pesos nominales. La deuda pública en pesos nominales (fundamentalmente en cabeza del BCU) es cuantiosa y la tasa de interés que se paga por ella es muy elevada (entre 12 y 16% en la actualidad). Pero esos intereses nominales incluyen dos componentes: el componente inflacionario o amortización de capital real y el componente interés real. El primero no es déficit en sentido estricto, de hecho, si esa deuda estuviera denominada en UI, directamente no existirían. Bueno, ese cálculo da 0,8% del producto y es claramente una sobreestimación del déficit real.


¿Cree adecuado que la oposición lo tome como tema para criticar al gobierno? ¿Considera que es una debilidad de la administración?
Es claro que estos números fiscales no dan para sentirse orgullosos. No son buenos y en esto no puede haber dos opiniones (al menos opiniones no interesadas o sesgadas). Y el próximo gobierno tiene que mejorar estos resultados, sobre todo porque el contexto no va a ser tan favorable como en los últimos 11 años. La brecha de producto (bien medida) va a ser cero o incluso puede llegar a ser negativa en algún momento y deben fortalecerse las finanzas públicas para enfrentar esa situación. Es sí una debilidad de la actual administración, pero la oposición no puede hablar demasiado porque en sus respectivos gobiernos cometieron pecados similares. Por otra parte, cuando vemos a los candidatos de la oposición prometiendo rebajas impositivas, será porque tan mal no han de ver a las finanzas públicas.

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