domingo, 31 de agosto de 2014

CAMPAÑAS ELECTORALES EN TIEMPOS DE REDES SOCIALES Y DESCREIMIENTO. Escribe Juan José Pereyra



 Juan José Pereyra Twitter@juano500

Escrito el 5 de junio de 2014
Publicado en el mensuario al Día


Solo el 37% de los habilitados para votar lo hizo en las internas de junio.
¿Cuánta plata se gastó en esta primera campaña electoral? Recordemos que quedan tres actos eleccionarios, dos seguros. Octubre, muy probablemente noviembre y mayo del 2015.
El gasto de los partidos políticos no es un tema menor. Alcanzaba con ver la cartelería en ciudades y carreteras, los spots en radio y televisión,los “militantes” rentados para pegar carteles o repartir listas para hacerse una idea que el dinero que se invirtió fue mucho. Un gran tema que habrá que abordar en algún momento es de dónde sale ese dinero. La oposición dice que el gobierno del Frente Amplio utiliza los recursos del Estado para publicitar “sus logros”. Desde el oficialismo se dice que el gran poder económico financia a los partidos tradicionales generándose compromisos hacia esas empresas “amigas”.
En realidad esas grandes empresas ponen en todas las canastas y un mismo empresario o gran empresario puede estar colaborando “democráticamente”, “igualitariamente” con todos los partidos porque “si apoyo a todos, gane quien gane algún compromiso habré generado”. Esto es algo que se repite desde siempre pero nunca ha sido abordado con transparencia por los partidos y salvo casos aislados de sectores que sí brindan la información, la ciudadanía ignora el famoso tema de quién financia realmente las campañas políticas.
Pero el tema central de esta nota es otro. Surge la pregunta ¿tanto gasto en publicidad,tanto martilleo constante para resultados tan pobres? Reitero: la abstención fue del 63 por ciento. Dicho más claro, de cada cien uruguayos habilitados para votar 63 se quedaron en la casa.
Sí sabemos que la elección del 1º de junio no era obligatoria pero también sabemos todos que ese índice de abstención es el mayor en la historia desde que este sistema electoral está vigente.
Como en todas las cosas, esto admite varias lecturas y entre ellas se expresa que la gente está descreída de “los políticos”, que “ya no cree en nada”, que la cultura política que Uruguay siempre tuvo se ha ido perdiendo.
Puede haber un poco de cada una de estas cosas y seguramente muchas otras.
Quiero centrarme en una cuestión que considero debe analizarse. Cuando oigo que a los uruguayos ya no les interesa la política o que no quieren participar en ella miro lo que pasa cada día en las redes sociales, especialmente en Facebook y Twitter y pienso que no es así.
Las discusiones políticas que se dan en el mundo virtual son muy intensas. Discusiones entre unos partidos y otros así como polémicas muy duras entre simpatizantes de un mismo partido. Quien frecuente “las redes” podrá constatarlo.
El fenómeno es tan intenso que hasta aparecen claramente “operadores políticos” los que, desde un perfil verdadero y muchas veces falso ,“dan manija” hacia uno u otro lado según qué intereses estén defendiendo.
¿A los uruguayos dejó de interesarles la política? Si estamos de acuerdo con la descripción que acabo de hacer la respuesta es un rotundo no. Está claro, muy claro, que quienes participan en esos debates son una minoría respecto a la sociedad, pero es un fenómeno que no se puede ignorar y tengamos en cuenta que cada vez más personas se conectan cotidianamente a Internet.
No es un fenómeno exclusivamente uruguayo. Es una tendencia que cada vez gana más terreno en el mundo. La gente siente que cumple con su cuota de militancia o participación desde su casa y tecleando en su computadora.
¿Esto quiere decir que los comités seguirán muchas veces casi vacíos? ¿que la gente seguirá esquivando la participación real? Creo que eso depende en gran parte de los partidos políticos que tienen la gran responsabilidad de enamorar de nuevo a los votantes. ¿Cómo se logra? No lo sé, pero algo seguro es que para el ciudadano lo más importante es lo que se propone para que el país funcione y no la descalificación permanente,( de nuevo, entre partidos y dentro de cada partido),y que la gente los vea más trabajar en propuestas y no por “el lugar en la lista”.
Uruguay tiene una larga e importante tradición de estabilidad política, tolerancia y respeto a la democracia al punto que cuando hay mediciones internacionales siempre queda ubicado en los niveles más positivos.
¿Se refugiará la gente definitivamente en la seguridad de la casa y en la militancia del teclado? ¿Serán capaces los partidos políticos, todos,de lograr que la gente vuelva a sentirse parte de la res pública?
¿La garra charrúa será solo para el fútbol? El desafío parece estar planteado.

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