domingo, 31 de agosto de 2014

Realidad electoral Leopoldo Amondarain





En estos comicios generales, la verdad es que las motivaciones son por cierto mediocres. Es obvio que no tienen el calor de otras épocas donde había un entusiasmo desde cuatro o cinco meses antes. Particularmente la propia izquierda, recordamos aquellos pasajes, esas huestes en bicicletas y con banderas al hombro como si fueran fusiles al grito de “no nos moverán” que por cierto no se les podía negar eficacia. Y hoy son inexistentes. Mismo en los partidos tradicionales se armaban grandes asambleas como en la época de Wilson para citar el más notorio y reciente. Hoy sin embargo, desde cosas puntuales, escasa cartelería, pocos jingles y asambleas pequeñas, particularmente las del Frente donde llama la atención la poca concurrencia en las giras de sus candidatos, muestran en fotos de grupos de 200 o 300 personas escasas. Pero además hay otro problema que es lo magro de las argumentaciones. Aquellos discursos confrontativos, con insultos, agravios, calumnias y otras yerbas, desde otro punto de vista felizmente han menguado. Creemos y eso sí un argumento partidario blanco que es cierto, que nuestro Partido es el que ha tomado el perfil más pacífico. O sea no se ha agraviado a nadie. Se exponen opiniones como la baja de la imputabilidad, las inversiones internacionales, el enfrentamiento con Argentina y el kirchnerismo, temas que dan para una controversia de confrontación racional. Los demás no son así ni el Partido Colorado, que basta escuchar a don Pedro que es el que más se compromete, opinar agresivamente contra el Frente, o la muchachada del Frente que no puede con su genio, y exponen argumentos ofensivos haciendo comparaciones absurdas con el pasado. Que dicho sea al pasar, es estar descansando en la historia argumentos que están perimidos en los hechos. Da la impresión que el seguir recurriendo a presuntos errores, según ellos, que pudieron tener los tradicionales hace 40 años que son cosas y hechos del pasado es difícil cotejarlas por inventos actuales. Nadie deja de percatarse de la crisis económica, falta de circulante, administraciones caóticas, grandes descalabros económicos, ejemplo PLUNA, los casinos, los contratos de servicios en Salud Pública, ejemplo el Maciel, el caos de ASSE, y demás etcéteras. Esto sí daría para dedicar varios “Tratados” sobre caos administrativos y afines. Sin embargo el Partido Nacional sigue exponiendo conceptos y no señalando demasiados defectos. O sea, el operativo electoral no tiene ni sombra de comparación con el pasado. No es lo que más me gusta pero admito que el éxito que está teniendo la candidatura de Lacalle y del Partido marca un cansancio en la ciudadanía donde insultos, ofensas, e improperios no están rindiendo los tributos de otra hora. Se está acercando el “emparde” de las principales candidaturas. A este tren los dos meses que faltan si se llegara a cualquier crisis por somera que sea pinta para un “cabeza a cabeza”. Hay en el Partido Nacional el acierto de todos sus grupos ya sea de Alianza como del Herrerismo de una renovación de la dirigencia, dicho esto objetivamente. No así en el Frente donde los gerontos abundan. Son los mismos de siempre y, por supuesto, de ellos no se puede esperar nada distinto. En cambio en los blancos hay un recambio que es de señalar tanto en la cámara baja como en la alta. Son todas las perspectivas que hacen que desde otro punto de vista más deportivo si se quiere, sea un “match” cuya definición se complica al punto que los encuestadores no terminan de definirse. Una cosa vale la vocinglería o el escándalo se eclipsó y se puede decir que hay más respeto que a lo que estamos acostumbrados. Y eso, que no es poca cosa, es otro logro que podemos anotarlo en la cuenta del Partido Nacional, no le faltamos el respeto a ninguno.


Leopoldo Amondarain
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