viernes, 21 de noviembre de 2014
El barrio pachequista en donde arrasó el FA
La coalición de izquierda arrasó en bastiones colorados de Montevideo, como Piedras Blancas; la tradición quedó atrás a manos de los logros sociales de la última década
+ Martín Viggiano @martinviggiano
ElObservador
Hasta no hace mucho tiempo a una parte del electorado le costaba decir a quién votaba. Por muchos años se habló del “voto silencioso” asociado al Partido Colorado. El expresidente Julio Sanguinetti solía decir: “¿Pregunte a mi tía a quién va a votar? Me va a votar a mí, por supuesto, pero no lo dice”. Ello cambió de forma dramática el domingo 26 de octubre, cuando todos los pronósticos se revirtieron y el Frente Amplio alcanzó una votación histórica. La coalición de izquierdas votó de forma casi idéntica que cinco años atrás, y se quedó por tercera vez consecutiva con la mayoría parlamentaria en Diputados y quedó a un paso de mantenerse en el poder. Muchos están convencidos que ese “voto silencioso” ahora fue hacia el FA.
Propios y extraños han intentado explicar el por qué del comportamiento electoral del 26 de octubre en Uruguay, un país al que salvo crisis como la de 2002, le cuesta mucho tener movimientos en sus preferencias políticas.
En el interior, el FA creció más que en la capital, y ello puede explicar en parte su votación. En cinco departamentos al norte del Río Negro sumados creció 30,1% y en todo el interior subió 14% con respecto a 2009, según cálculos del ministro de Desarrollo Social (Mides), Daniel Olesker.
Sin embargo hay más para explorar, incluso en Montevideo.
El director general de Factum, Óscar Bottinelli, asegura que la elección del domingo revela que en Montevideo existen “movimientos subterráneos muy fuertes”. Barrios donde la gente elegía históricamente al Partido Colorado, y donde la coalición de izquierda tenía dificultades para crecer, pero que ahora la empujan hacia la victoria. Un ejemplo es el llamado eje Cuchilla Grande (avenida que hoy lleva el nombre José Belloni), que atraviesa barrios como Jardines del Hipódromo, Piedras Blancas y Manga. El politólogo recordó en entrevista con El Observador TV a pocos días de los comicios, que muchos de los vecinos eran de familia de militares, producto de la cercanía de cuarteles como el noveno de Caballería, que funcionaba en Belloni y Aparicio Saravia, donde nace Piedras Blancas. En esos tres barrios el FA ganó con más de 60% el domingo 26, cuando en 1984 apenas tenía 20% de los votos en ese lugar, recuerda Bottinelli. En todo Montevideo el oficialismo tuvo 53,3% de los votos.
Es una zona donde el expresidente Jorge Pacheco Areco tenía mucha influencia. “Eran votos muy colorados, especialmente con el auge del pachequismo”, aseguró el director de Factum.
Muchos de los vecinos recuerdan con claridad esa época, pero también reconocen el cambio de la realidad política en la zona.
María Rosa tomaba mate dulce ayer a media tarde en el patio de su casa junto a una de sus hijas. Tiene 59 años y vivió toda la vida allí, sobre la calle Homero (Piedras Blancas). En diálogo con El Observador recordó que sus padres y abuelos eran colorados. Hoy luce con orgullo su voto. Tiene un pegotín de la lista 711 de Raúl Sendic en su termo, y hasta hace pocos días una bandera en la ventana. “Acá somos todos del Frente, y no es que yo les haya inculcado a mis hijos”, contó. A su modo de ver, las políticas sociales llevadas adelante por el Mides, sobre todo la entrega de alimentos y el Plan de Emergencia, “ayudaron mucho” a vecinos de la zona, y por ello ahora la izquierda gana con comodidad las elecciones.
Al lado de María Rosa vive Jhonatan, de 30 años. Des siempre votó al FA y asegura que lo seguirá haciendo, porque ahora “hay trabajo” y “mejoró la seguridad”. Toda su familia, contó a El Observador, es de izquierda. “Yo no conozco a nadie del barrio que sea blanco o colorado”, dijo. En el portón de su casa hay una bandera de nylon del Movimiento de Participación Popular (MPP) con la cada de José Mujica.
También sobre la calle Homero, pero una cuadra rumbo a Manga, viven Luis Enrique y su esposa María. Son jubilados y hace 20 años que están en el barrio. Ella admitió sin problemas que votó a los colorados en elecciones anteriores, pero en 2009 eligió a Mujica. “Y lo votaría de nuevo, lástima que no puede”, dijo. Luis Enrique trabajó en el rubro del plástico y lamenta haberse jubilado justo cuando empezaba la crisis. Pero ahora está conforme con el aumento de sus ingresos en esta década, y por eso acompaña al FA con su voto.
Sólo en Piedras Blancas la coalición de izquierda obtuvo 66,3%. Sin embargo son pocas las banderas de Fernando Otorgués que flamean a la vista fuera de la zona comercial del barrio.
Cuando Enrique (62 años) recibió a El Observador en la puerta de su casa, ubicada sobre la calle Lorenzo Batlle Pacheco, aseguró que la gente en el barrio antes era colorada, pero ahora, “callada la boca”, vota al FA. “¿Viste que hay pocas banderas en las casas?”, comentó. Su familia y la de su esposa votaron toda la vida a los colorados. Hace 42 años que vive allí y nota la diferencia de gobiernos blancos o colorados con los del FA.
La calle de la esquina de la casa de Enrique se llama Jorge Pacheco, en homenaje a un capitán argentino que durante 20 años sirvió al Regiminento de Blandengues en Buenos Aires. Pero Enrique y la mayoría de los vecinos aseguran que el Pachecho de esa calle es Pacheco Areco (el presidente uruguayo que asumió en el poder en 1967 tras la muerte del Óscar Gestido), y que cuando fueron a poner el nombre evitaron agregar el segundo apellido.
La anécdota ilustra el sentimiento colorado de hace décadas en la zona.
Casi enfrente a la casa de Enrique vive Óscar (59 años) junto a Gladys (71 años) y Julia (56 años). Los tres votaron con orgullo al FA el domingo 26. El techo luce una de las pocas banderas roja, azul y blanca. Óscar se identifica como frenteamplista de siempre, un poco por tradición familiar comunista, y otro poco por elección personal tras la experiencia de la izquierda en el gobierno. Según dijo a El Observador, la crisis de 2002 golpeó tan duro en el barrio que los vecinos “tienen memoria” y por eso no eligen a blancos y colorados. Atrás suyo interrumpe la conversación Julia, para contar que ella votó a Lacalle Herrera en el 89, pero luego se desencantó.
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