lunes, 30 de octubre de 2023

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS POR ANTONIO PIPPO

 

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS es no sólo el título de un libro sino del probablemente más famoso poema de Cesare Pavese, poeta, narrador, traductor y uno de los fundadores de la editorial Einaudi, nacido en San Stefano Belbo, Italia, en 1908 y muerto en un hotel de Turín en 1950, adonde se suicidó con altas dosis de psicofármacos. Se inició con versos reunidos en Lavorare stanca, en 1936, y siguió en la narrativa con El oficio de vivir, El camarada y Paese tuoi, hasta sumergirse, luego de un traumático apoyo a la resistencia contra el fascismo, otra vez en una poesía existencialista vibrante –La tierra y la muerte, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-, por momentos conmovedora pero abrumada, como él mismo, por la soledad y la desesperanza acerca del amor no consumado de su vida: una norteamericana a la que llamó “la donna della voce rauca”.



Mal de amores, sí. Pero también un desasosiego agotador, la exigencia que te llevó –colmo del absurdo- a llamarte cobarde pese a cómo resististe el fascismo y la cárcel, a castigarte por no haber hecho más, y sufrir por la falta de compasión, por la ausencia de piedad a tu alrededor.

Pero, claro, Cesare, si un único gran amor, la donna della voce rauca, naufraga, la esperanza trastabilla, las sombras acechan, y es entonces que escribes, quizás ya vencido: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-, esta muerte que nos acompaña desde el alba a la noche, insomne, como un viejo remordimiento o un absurdo defecto.

Partiste hace mucho tiempo, pero entraste en mí, como en tantos, aun envuelto en esa dolorosa soledad que construiste mientras, vaya paradoja del destino, hacías mejor al mundo con el vuelo, ya sombrío, ya luminoso, de tus novelas y tu poesía.

¿Dolor, sólo dolor, Cesare? ¿Así lo sentiste? Padre y madre muertos demasiado pronto, el asma que te persiguió desde niño, la crueldad con que te empujó la vida, las injusticias, ah, sí… Sin embargo, fue en aquel amor de la extranjera, tu única y desesperada y al fin egoísta mujer a la que amaste cual un exasperado silencioso, y a quien hallaste casada con otro al regreso de prisión, donde se alimentó la tristeza definitiva que bañó tus libros, los que siguieron: -Tus ojos serán una palabra inútil, un grito callado, un silencio. Así los ves cada mañana cuando sola te inclinas hasta el espejo.

Qué pena. Una golondrina que revoloteó alrededor de jazmines, alentada por la piamontesa brisa fresca de tu juventud. Pudo ser, porque, Cesare, cuenta la sinceridad: ya Einaudi, tu entrañable editor, había lanzado a las gentes Lavorare stanca, La spiaggia, Il compagno, Dialoghi con Leucó, abriendo el portón enmohecido de tus silencios al cariño de los otros. No alcanzó; buscabas, querido y sufriente Cesare, que te quitaran el peso de la introversión con la que no podías, la desesperación de las noches solitarias y en vigilia. Y creíste –con todo tu corazón, con toda tu alma, con las hilachas de ansiedad que te quedaban- que sólo podía salvarte ella, la donna della voce rauca: -Oh, cara esperanza, aquel día sabremos, también, que eres la vida y eres la nada; para todos tiene la muerte una mirada.

¡Tanto pienso en ti! Cuesta no llorarte aunque pasen los años. Ya habías escrito Il mestieri de vivere, La terra e la morte y tu famoso Diario, el diario del desánimo, del punto final. Cómo no elevarías, en el cansancio esencial, este verso del dolor inmenso: -Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Será como dejar un vicio, como ver en el espejo asomar un rostro muerto, como escuchar un labio ya cerrado.

Te veo, tal vez te imagino, echado a la cama de aquel húmedo hotel de Turín, el “Albergo Roma”. Camisa abierta, pantalones y descalzo. Los lentes, que algunos pensaron eternos en ti, sobre la mesa de luz. Casi, casi, los brazos en cruz como Cristo y rozándote la mano el frasco de pastillas que te sirvieron para apagar todos los fuegos, los buenos y los malos, para desprenderte de la angustia, para un adiós tristísimo que ni siquiera tuvo respuesta al último llamado que intentaste. Y una carta: “Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿Está bien? No hagáis demasiados comentarios”. Antes, habías confesado en Il mestiere de vivere: “La vida se venga y está bien, si uno le roba el oficio. No es nada la preocupación de componer, el famoso tormento, frente a la de haber creado algo, y no saber luego qué hacer”.

Recuerdo ahora aquella frase de José Agustín Goytisolo: -No era capaz de matar a nadie, sí de matarse.

-Mudos, descenderemos al abismo.

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lunes, 23 de octubre de 2023

AMANECER /Por Antonio Pippo



EL POETA MURIÓ AL AMANECER es, quizás, el poema más conocido y apreciado de Raúl González Tuñón, poeta y periodista argentino considerado uno de los fundadores de la corriente de poesía urbana. Nació en Buenos Aires en 1905 y murió en la misma ciudad en 1974. Escribió en el diario Crítica, perteneció al grupo literario de Boedo pero tuvo amigos entre los escritores del opuesto grupo de Florida. Sus poesías, que reflejan su espíritu de amigo de las gentes, de las mujeres y del vino, además de defensor de los llamados “perdedores sociales”, están principales en libros como Miércoles de ceniza, La calle del agujero en la media, El violín del diablo y la serie Poemas de Juancito el caminador.



¿Por qué, Raúl, tu poeta debió morir al amanecer?

Sé que no responderás la pregunta porque no estás aquí; ya acabó el tiempo de las conversaciones. Además, aunque quisiera saberlo, es también verdad que debería entrar en tu mismidad, en tus emociones, en tu imaginación. Y eso es imposible.

Así que, Raúl, no queda sino interpretarte, lo que, de algún modo, es inventar tus pensamientos nacidos de quién sabe cuántos maravillosos instantes. Es decir –porque ¿de qué valdría la pretensión de realmente saber?- armarme de unas ideas que, aunque mías, jamás serán las que condujeron tu sabia mano a escribir que el poeta, tu poeta, sólo, sin un céntimo, tal como vino al mundo, murió al fin en la plaza de la inquieta feria.

Pero, Raúl, se me ha ocurrido que, estés donde estés, celebrarás este esfuerzo derrotado de antemano. Es que tú supiste como pocos, en tantas madrugadas insomnes y alcohólicas, no sólo de derrotas sino de cuánto cuesta vestir la piel de otro con la conmovedora intensidad que tú lo hiciste.

¿Por qué en un amanecer?

Tal vez sean las pocas horas en que deba ocurrir toda muerte de un ser intenso, sensible; la noche ha dejado de ser noche, las primeras, difusas luces buscan abrirse paso y se expone ante uno la gran paradoja: un día más, la necesidad de seguir pensando mundos que no serán, o que fueron y nos hirieron de un modo cruel, la latencia del sufrimiento, la esperanza improbable de un destino que se modifica, la comprensión de los otros.

O el cansancio, definitivo, final, porque fue un hombre cabal de su vida y de su obra, un poeta que escribió versos casi celestes, versos mágicos de invención verdadera y terminó ignorando por todos, los viejos primero y los jóvenes después, por el pecado de haber sido un hombre de su tiempo que escribió también poemas civiles y cantos de esquinas y banderas.
Un amanecer puede ser triste, muy triste.

Algo así como el despertador final para quien ya no resiste vestir andrajos, andar con el calzado roto y los cordones desatados, desaliñado, sin afeitar, mal mirado al pasaje del carnaval ciudadano, apenas hallando cobijo en el banco de esa plaza donde lo sacude la inquieta feria de la mañana. Morir al amanecer por eso. Dejarse morir al amanecer, porque ya no puede escribir más, porque ya lo dio todo –solo falta su esqueleto- y sabiendo que sólo lo recordará aquel que lo inventó en su alma y lo expuso para que lo quisieran aunque sólo logró
soltar lágrimas ajenas de la gran culpa ajena: la indiferencia.

Hoy irán a su entierro cuatro buenos amigos, los parroquianos del boliche, unos cuantos obreros, los trabajadores del circo ambulante…, un antiguo editor…, una hermosa mujer... Los de siempre, los únicos, incluso los que estuvieron y se fueron y ahora vuelven, flagelándose por no haber hecho todo lo que pudieron; incluso los que se aprovecharon de su locura poética, los que se emocionaron y los que se divirtieron; incluso aquella que él soñó, o creyó que soñó que podría quererlo.

Es verdad, Raúl. Estos poetas deben morir al amanecer, como gorriones que el tiempo va congelando sobre las balaustradas y sobre las ramas de los árboles que rodean la plaza. Tu poeta murió como debía. Aquí ya no le aguardaba sino la desesperación y el cansancio final. Tu poeta hizo lo que debía hacer. Y se dejó ir.

Pero mañana –porque siempre hay un mañana, Raúl- ¡florecerá la tierra que caiga sobre él!


viernes, 20 de octubre de 2023

UNA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA OLVIDADA: 29 DE OCTUBRE DE 1823 - Cuarta y última parte COLUMNA DE EDGARDO ETTLIN

 


El texto de la Declaración de Independencia del 29 de octubre de 1823

El 29 de octubre de 1823, reunidos los representantes del Cabildo de “la Ciudad Capital de S. Felipe y Santiago de Montevideo” en su Sala Capitular

despues de una ilustrada y madura discusion, acordó S.E. [su Excelentísimo] por unanimidad de votos:

1º Que declara nulo, arbitrario y criminal el Acto de Incorporación á la Monarquía Portuguesa sancionado p.r el enunciado Congreso de 1821 (1), compuesto en su mayor parte de Empleados Civiles al sueldo de S.M.F. (2), de personas condecoradas p.r él con distinciones de honor (3), y de otras colocadas previamente en los Ayuntamientos p.a la seguridad de aquel resultado.

2º Que declara nulas y de ningun valor las actas de Incorpora.n de los Pueblos de la Campaña al Imperio del Brasil, mediante la arbitrariedad con q.e todas se han extendido por el mismo Baron de La Laguna y sus Consejeros (4), remitiendolas á firmarse por medio de gruesos destacamentos de tropa q.e conducian los hombres á la fuerza á las casas capitulares, y suponiendo ó insertando firmas de personas q.e no existían, ó q.e ni noticia tenían de estos sucesos, p.r hallarse aus.tes de sus casas.

3º Que declara: q.e esta Prov.a Oriental del Uruguay no pertenece, ni debe, ni quiere pertenecer á otro Poder, Estado, ó Nación q.e la q.e componen las Prov.s de la antigua Union del Rio de la Plata, de q.e ha sido y es una parte, habiendo tenido sus diputados en la soberana Asamblea grãl Constituyente desde el año 1814, en q.e se substrajo enteramente al dominio español europeo.

Y p.r ultimo q.e sin perdida de instantes, mediante el inminente peligro en q.e la Plaza se encuentra, se pasáran copia de esta Acta certificada p.r la misma Corporacion al Exmõ Gobierno de Buenos Ayres, acompañando las ultimas comunicac. s habidas con el Gefe del exto portugues, y la q.e ahora debe dirigirsele, con mas los documentos q.e acreditan la legitimidad de este cuerpo Representante, y las facultades conq.e se halla p.a la extension de este acuerdo, que firmó S. E., conmigo el Escribano, de q.e doy fé.


Man.l Perez – Pedro Fran.co de Berro - Pedro Vidal – Fran.co de las Carreras – Silvestre Blanco – José Mar.a Platero – Ramon Castris - Juan F. Giro

Luciano de las Casas

Esc.o pop.o dela C.d” (5)



Consideraciones sobre la Declaratoria de Independencia proclamada por el Cabildo de Montevideo del 29 de octubre de 1823


¿Qué representatividad tenían los firmantes de la Declaratoria de Independencia del 29 de octubre de 1823, como autoridades del Cabildo de Montevideo, respecto a toda la Provincia Oriental? No cabe duda de que respecto a los habitantes de Montevideo la poseían, por cuanto eran las autoridades elegidas legítimamente por los vecinos el 1º de enero de 1823. Respecto al resto del territorio, podríamos sostener que de alguna forma el Cabildo asumía oficiosamente el sentir de “la Prov.a toda, tomándose la voz de la Campaña por el estado de opresión en q.e ella se encuentra” (6) debido a su querer estaba coartado, y sus Cabildos se encontraban presionados, por las fuerzas de ocupación extranjeras; voluntad que posteriormente sería ratificada por la Honorable Sala de Representantes de (toda) la Provincia Oriental, el 25 de agosto de 1825. Consideramos entonces, que el Cabildo de Montevideo de 1823 tenía peso y respaldo virtual suficiente como para poder expresar la voluntad independentista del pueblo oriental.


Existen claras semejanzas de texto entre la Declaración de Independencia del 29 de octubre de 1823 y las Leyes de Independencia y de Unión del 25 de agosto de 1825; lo que evidencia que la primera fue el antecedente documental inspirador de la segunda.


La Declaración de 1823 declara en sus numerales 1º y 2º “nulo, arbitrario y criminal”, “nulas y de ningún valor”, el “Acto de Incorporación a la Monarquía Portuguesa” estipulado en el Congreso Cisplatino, y “las actas de incorporación de los Pueblos de la Campaña al Imperio del Brasil, remitiéndolas a firmarse por medio de gruesos destacamentos de tropa que conducían los hombres a la fuerza…”, recordando que desde ya antes de esos sucesos eran libres porque se habían sustraído “enteramente al dominio español europeo” (numeral 3º) y estaban ahora recuperando su libertad primigenia. De modo similar, la Ley de Independencia de 1825 (art. 1º) declaró “írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre, todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y juramentos arrancados á los pueblos de la Provincia Oriental, por la violencia de la fuerza unida á la perfidia de los 'intrusos poderes de Portugal y el Brasil”, declarándose (art. 2º) “de hecho y de derecho libre é independiente del Rey de Portugal, del Emperador del Brasil, y de cualquiera otro del universo…” (7).


Asimismo, el numeral 3º de la Declaración de 1823, en cuanto declara “que esta Provincia Oriental del Uruguay no pertenece, ni debe, ni quiere pertenecer a otro Poder, Estado, o Nación que la que componen las Provincias de la antigua Unión del Río de la Plata, de que ha sido y es una parte, habiendo tenido sus diputados en la soberana Asamblea General Constituyente desde el año 1814, en que se sustrajo enteramente al dominio español europeo” (8), nos recuerda a la Ley de Unión o de Anexión a las Provincias Unidas del Río de la Plata del 25 de agosto de 1825 al declarar ésta que “que su voto general, constante, solemne y decidido, es y debe ser por la unidad con las demás Provincias Argentinas á que siempre perteneció”, “por ser la libre y espontánea voluntad de los pueblos que la componen, manifestada por testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer período de la regeneración política de las Provincias”.


Podría decirse, como después de todo se criticó a la Declaración del 25 de agosto de 1825, que la Declaración del 29 de octubre de 1823 no era una proclamación de Independencia absoluta ni verdaderamente excluyente “urbi et orbi”, ya que la Provincia Oriental había aceptado anexarse a las Provincias Unidas con gobierno en Buenos Aires (9). Eso merece una contestación.

Toda independencia implica autonomía de la voluntad no solamente para disponer sin rendir cuentas ni pedir autorización a nadie, sino también para querer obligarse o elegir un destino. La libertad implica poder determinarse, tanto para seguir un camino propio como para vincularse o unirse a quien se desee. Aspirar a unirse a las Provincias Unidas del Río de la Plata era en aquel momento, la expresión de la voluntad inequívoca y libre de la Provincia Oriental. No quepa dudas de que la voluntad de querer unirse a las Provincias argentinas era entonces, una clara manifestación de señorío soberano y libérrimo, porque era espontánea y no estaba condicionada ni intervenida, de lo que querían verdaderamente hacer los orientales.


Esta entusiasta efervescencia emancipadora, empero, no pudo durar mucho. El 18 de noviembre de 1823 Carlos Lecor (para ese entonces, nombrado Vizconde por Pedro I del Brasil en mérito a sus servicios para mantener a la Provincia Oriental o Cisplatina bajo el Imperio) y Álvaro da Costa lograron un acuerdo que permitiría el regreso de éste y de sus tropas a Portugal. Da Costa informó el día 21 de noviembre de 1823 del Acuerdo a los miembros del Cabildo y a los Caballeros Orientales. “La publicación del convenio hizo conocer, al Cabildo de Montevideo y á los Caballeros Orientales, que quedaban sin mas garantía, que las que quisiera otorgar el Bn. en merito del artículo 8º que si bien en él se acordó el que no serian molestados por sus opiniones políticas, también era condición espresa, que ocho días después de ratificada deberían estar recojidas en el Arsenal del Ejercito las armas que fueran distribuidas a las Guerrillas, Civicos y Milicias”; este arreglo perjudicaba a los Caballeros Orientales, quienes quedaban sujetos a la futura discreción de Lecor, de lo que es indicio ciertos pasaportes que Da Costa entregó a Juan Vázquez (hermano de Ventura y de Santiago) y a Pablo Zufriategui (10). Da Costa y sus fuerzas se embarcarían entre el 24 al 28 de febrero de 1824 para Lisboa, dejando a Lecor el dominio total quien el 28 de febrero de 1824 entró en Montevideo (11). Lecor conminará al Cabildo montevideano a jurar fidelidad al emperador Pedro I de Brasil (como ya lo habían hecho durante su estadía en la campaña, los pueblos de San José, Canelones, Soriano, Colonia y Maldonado).

Refiriéndose a este fatal desenlace, Anaya relata que “…las fuerzas contrarias [se refiere a las de los brasileños] eran muy poderosas, y al fin unos y otros sucumbieron capitulando D. Albaro [da Costa], y embarcando con sus Talaberas p.a Europa en principios de Mzo./ de 1824, después de dejar en los campos muchas Víctimas; y que los Patriotas en considerable num.o emigraron á Buenos Ayres asilándose de aquel Goob.no Patrio, siendo el 1.º D. Man.l Oribe” (12).


A raíz de ello el Orden de los Caballeros Orientales se disolvería, para evitar ser perseguidos por Lecor. La sociedad de los “Caballeros Orientales” desapareció, pero muchos de sus miembros que se exiliaron a la Argentina (caso de Manuel e Ignacio Oribe, Pablo Zufriategui y Juan Francisco Giró) prepararían desde allí con otros orientales, argentinos y paraguayos, la Cruzada Libertadora de 1825.

Una voluntad independentista firme con éxito, y con un final inesperado: el Uruguay libre e independiente como Estado soberano

Cierto es que los patriotas orientales no pudieron imponer su interés manifestado en la proclama independentista del 29 de octubre de 1823. Pero eso fue por poco tiempo. Porque desde esa fecha su voluntad estaba firmemente determinada en querer ser libres de la dominación lusobrasileña, y ya nada la detendría. El 29 de octubre de 1823 había quedado la senda trazada; había sido un buen comienzo. Aquéllos se sabían, se sentían independientes interiormente; sólo faltaba consolidar ese afán ejerciendo su legítimo derecho de resistencia.

Ante la simpatía oficialmente indecisa todavía de las Provincias argentinas (aunque algunos privados, como Juan Manuel de Rosas bajo el seudónimo de “un amigo de los orientales”, colaboraron económica y logísticamente), los orientales prepararían contra viento y marea una revolución por iniciativa propia, que se concertaría entre los exiliados en las Provincias de Buenos Aires y Entre Ríos y los que se encontraban en suelo oriental. Por supuesto, todo llevaría su preparación y su proceso, aunque no demoraría en concretarse.

Mediante sendas cartas reservadas del 20 de marzo de 1825 y del 24 de marzo de 1825, Juan Antonio Lavalleja y Manuel Oribe informaron a Gabriel Antonio Pereira que invadirían “a nuestra patria para conquistar el lauro de nuestra independencia”, exhortando a que “es preciso que Vds. como patriotas nos secunden y ayuden”; estas notas fueron enviadas respectivamente a través de Francisco Lecocq y Pedro Trápani (13). No tenemos noticia cierta de que Lavalleja y Trápani hubieran pertenecido a los “Caballeros Orientales”, pero podemos especular que algunos ex integrantes de esa sociedad, como Lecocq y Oribe, mantenían contactos para articular el apoyo en la Provincia Oriental hacia aquellos que se reunían reservadamente en Buenos Aires preparando el alzamiento contra la dominación brasileña. A su vez, si bien ya no como “Caballeros Orientales”, muchos de sus antiguos miembros continuaron apoyando solapadamente preparativos revolucionarios contra los brasileños.


El 19 de abril de 1825, el “Desembarco de los 33 Orientales” (algunos de ellos ex Caballeros Orientales pero a la sazón participantes a título individual) en la playa de La Graseada (La Agraciada) sería la chispa que prendería la pólvora independentista dispersa en toda la Provincia Oriental. La Proclama de Lavalleja a los “Argentinos Orientales” en el Campo Volante de Soriano del mismo 19 de abril inflamó la causa de la Libertad (14) oriental, que se impulsó y con esfuerzo se fue consolidando en lo institucional con la Declaratoria de Independencia del 25 de agosto de 1825 (no se puede comprender a ésta sin conocer sus antecedentes de 1823), y en lo militar con las victorias de Rincón, Sarandí, Ituzaingó y Misiones; y que finalmente se concretaría, Gran Bretaña “ex machina” y en un giro inesperado, en razón de la Convención Preliminar de Paz (cuyos instrumentos se canjearon entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata el 4 de octubre de 1828), en nuestra total Independencia cuyo hito jurídico quedó demarcado por el Juramento de nuestra Constitución el 18 de julio de 1830, gestada por una Honorable Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado que estuvo integrada por muchos ex Caballeros Orientales y otros patriotas que habían participado de los movimientos libertarios de 1822 y 1823.

1 Se refiere al Congreso Cisplatino, convocado el 15 de julio y que sesionó desde el 16 al 31 de julio de 1821, durante el cual el 18 de julio de 1821 se votó la anexión de la Provincia Oriental al Reino de Portugal, Brasil y Algarve, pasando a llamarse “Provincia Cisplatina”. La lista de sus participantes, obtenida de documentos históricos, puede consultarse en MONDINE Jean-Marie, Bajo la Escuadra y el Compás. Mitos y verdades sobre la Masonería, Ediciones de la Plaza, 2016, pp. 397-398.

2Su Majestad Fidelísima”. Título con que solía invocarse protocolarmente al Rey de Portugal.

3 El Cabildo de Montevideo, que recibió a los invasores portugueses entregando a Lecor las llaves de la ciudad el 20 de enero de 1817, firmó con el Reino de Portugal, Brasil y Algarve casi dos años después, el 30 de enero de 1819, el controvertido “Tratado de la Farola” o “Tratado del Fanal”, por el cual Portugal aportaba los materiales necesarios para construir un faro en la Isla de Flores y a cambio, Montevideo daba a Portugal todo el territorio de las Misiones, desde una línea que iba desde una legua al Sureste del Fuerte de Santa Teresa, en la margen occidental de la Laguna Merín y siguiendo en dirección Noroeste hasta la desembocadura del Arapey en el Río Uruguay. Satisfecho por tal liberalidad, Juan VI condecoró a todos los integrantes del Cabildo de Montevideo como Comendadores de la Orden de Cristo. Al respecto, v. MONDINE, Bajo la Escuadra… cit., p. 354.

4 Los nombres de estos Consejeros adeptos del Barón de la Laguna Carlos Lecor, asociados o nucleados bajo la “Orden del Lazo Verde” o de “los Imperiales”, pueden cotejarse en MONDINE, Bajo la Escuadra… cit., pp. 401-402.

5 Archivo General de la Nación, Archivo General Administrativo, Actas del Cabildo de Montevideo Tomo 17, Mayo 21 1819 - Diciembre 4 1823, fojas 168-169. El texto transcrito fielmente puede encontrarse en ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Acuerdos del Extinguido Cabildo de Montevideo Volumen Catorce, Montevideo, s/e, 1941, pp. 243-254.

6 Archivo General de la Nación, Archivo General Administrativo… Tomo 17… cit., folios 167 v.-168. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Acuerdos… cit., p. 252.

7 Tomamos la versión de los textos de las Leyes de Independencia y de Unión del 25 de agosto de 1825, de ALONSO CRIADO Matías, Colección legislativa de la República Oriental del Uruguay ó sea Recopilación cronológica de las leyes, decretos, resoluciones gubernativas, tratados internacionales, acordadas del Tribunal y demás disposiciones de carácter permanente sancionadas con fuerza de ley desde la Independencia de la República basta nuestros días Tomo I 1825 á 1852, Montevideo, 1876, pp. 3-4.

8 Recuerda a la Soberana Asamblea General Constituyente del Año XIII en Buenos Aires, aunque no a los representantes elegidos por el Congreso de Abril de 1813 artiguista, sino a los elegidos en el Congreso de Capilla Maciel entre el 8 a 10 de diciembre de 1813 bajo la presidencia de José Rondeau, en que se eligió como representantes a Dámaso Antonio Larrañaga, Luis Chorroarín y Marcos Salcedo (todos sacerdotes), quienes se incorporaron a dicha Asamblea en 1814, estando ya previamente integrándola por la Provincia Oriental y desde el año anterior Dámaso Gómez Fonseca (también sacerdote), el único que había sido reconocido (elegido por Maldonado) ya que los Diputados artiguistas habían sido rechazados por supuestas razones formales. Gómez Fonseca pertenecía a la Logia Lautaro, entonces más conocida como “los Caballeros Racionales” de Buenos Aires en su primera etapa, en ese tiempo ya bajo la égida de Carlos María de Alvear quien había desplazado de la conducción a José de San Martín, teniendo ese partido logista prevalencia en la integración de la Asamblea General Constituyente del Año XIII. Luis Chorroarin será mencionado como integrante de la Logia Lautaro de Buenos Aires en su segunda época. Al respecto ver MONDINE, Bajo la Escuadra…, cit., pp. 235-239, 247-251, 334-339.

9 En verdad, desde los albores del proceso independentista del hoy Uruguay, éste siempre había querido regirse como Estado libre, soberano e independiente, pero a su vez también quiso libremente estar federado a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Eso, por ejemplo, se aprecia en el Proyecto de Constitución para la Provincia Oriental de 1813 (Cap 1º art. 4º; Cap. 2º art. 15), en los arts. 6º y 7º de las Instrucciones reservadas que el pueblo de San Fernando de Maldonado dio a Dámaso Antonio Larrañaga el 8 de julio de 1813, y en ciertas fórmulas de juramento tomadas a las autoridades de nuestro primer gobierno patrio, el Gobierno Económico de la Provincia Oriental del Uruguay, constituido el 20 de abril de 1813: “¿Jurais q.e esta Provincia p.r derecho deve ser un libre Soberano e independiente, y q.e deve ser reprobada toda adeccion sugecion y obediencia al Rey, Reyna, Principe, Prinsesa, Enperador, ó Gobierno es Pañol y atodo otro poder estrangero cual quiera q.e sea y q.e ningun principe Estrangero persona Prelado, Estado potentado tienen ni deven tener Jurisdicion al guna superioridad preminencia autoridad u otro poder en cual quiera materia sibil Eclesiastica dentro de esta Probincia esepto la autoridad y poder q.e es o puede ser conferida p.r el Congreso Gral de las Probincias unidas?” Al respecto y para ejemplo, ver COMISIÓN NACIONAL ARCHIVO ARTIGAS, Archivo Artigas Tomo Undécimo, Impresores A. Monteverde y Cia S.A., Montevideo, MCMLXXIV, pp. 121-123 y 157; y COMISIÓN NACIONAL ARCHIVO ARTIGAS, Archivo Artigas Tomo Duodécimo, Impresoras A. Monteverde y Cia S.A., Montevideo, MCMLXXIV, pp. 19, 281 y 284.

10 DE LA SOTA Juan Manuel, Cuadros Históricos escritos por Juan Manuel de la Sota, año 1849, manuscrito inédito existente en el Museo Histórico Nacional, Cuadro X, pp. 505-517.

11 ARCOS FERRAND Luis, La Cruzada de los Treinta y Tres, Imprenta Nacional Colorada, Montevideo, ¿1925?, pp. 104-109.

12 ANAYA Carlos, Apuntaciones históricas sobre la Revolución Oriental (1811-1851). Publicadas y anotadas por María Julia Ardao (Apartado de la ‘Revista Histórica’ Tomo XX), Montevideo, Imprenta Nacional, 1954, p. 104.

13 PEREIRA Gabriel, Correspondencia confidencial y política del Sr. Dn. Gabriel A. Pereira Tomo Primero, Montevideo, Editores: Ottado y Cardoso, 1894, pp. 14-16.

14 El original de esta Proclama de Lavalleja se encuentra en el Archivo General de la Nación, Colección de Documentos diversos, Caja 319 Carpeta 2.


domingo, 15 de octubre de 2023

BLANCA REPETTO JEFA DEL DEPARTAMENTO DE GÉNERO DE LA INTENDENCIA DE ROCHA.

Tiene una muy extensa trayectoria de militancia en el Partido Nacional. Fue co fundadora de "la 71" la agrupación más importante durante décadas.

En charla con Hay otra historia, Repetto repasa todas las funciones y actividades que están a su cargo y adelanta lo que viene en el marco de la celebración de los 230 años de la ciudad de Rocha.

PRESENTARON EL LIBRO “LOS PADRES DE MARIANA” TEXTO Y AUDIO

 

El escritor y Dr en Sociología, el rochense François Graña, cuenta sobre su libro "Los padres de MARIANA" , los dos militantes desaparecidos y asesinados en Argentina cuando los terroristas de Estado los secuestraron junto a la niña.

Durante años los uruguayos nos familiarizarnos con la foto de "Los ojos de Mariana".

Muchos años después Mariana fue ubicada (Milton Romani jugó un papel fundamental). Vinieron tiempos muy duros. Mariana sentía que su familia apropiadora (represores) era SU familia y se negó a aceptar sus familias biológicas

Luego de mucho tiempo y paciencia Mariana hizo el proceso de aceptarlas.

El autor cuenta en detalle la vida de sus padres, de su trágico final en Automotoras Orletti, la vida de Mariana y el encuentro con sus familias uruguayas.

El libro, en su segunda edición, se presentó en Maldonado 1000,sede del Pvp del cual sus padres fueron militantes. Estuvieron preentes presentes Mariana Zaffaroni y Milton Romani.

sábado, 14 de octubre de 2023

LOS "CIEN CAFÉS MONTEVIDEANOS" DE JUAN ANTONIO VARESE. ENTREVISTA EXCLUSIVA. TEXTO Y AUDIO


 

Por Juan José Pereyra


Ha publicado 26 libros en los que describe la historia y la identidad nacional.

Es escribano, ya jubilado,

escritor, fotógrafo, historiador e investigador.

A los 81 años sigue trabajando y escribiendo y tiene varios libros más en preparación.

En su último libro "Cafés montevideanos con historias",describe esos lugares de encuentro y nos enteramos que ya en 1821 existían.

Cuenta la historia de los más importantes cafés, no por el tamaño sino por el rol que han jugado en la sociedad como lugar de socialización y creación de la tolerancia que nos ha diferenciado de tantas otras sociedades en el mundo.

Un libro apasionante cuyas claves principales el autor brinda para los oyentes de Hay otra historia y los lectores del Blog de Juanjo Pereyra.

"LA MELANCÓLICA OQUEDAD DEL CARACOL ERMITAÑO' EL ÚLTIMO LIBRO DEL ESCRITOR ROCHENSE DARÍO AMARAL. TEXTO Y AUDIO.

 

Por Juan José Pereyra



Dejó por un momento la narrativa y cambió a la poesía e incluso de Editorial.

Amaral rememora su pasión por la lectura primero y la escritura drsués a partir de una pequeña biblioeca rural de su abuelo.

Un obra más de un importante escritor rochense editado a nivel nacional.





EXPLOSIVAS DECLARACIONES DE MARTÍN RODRÍGUEZ "HAY DENTRO DEL SISTEMA POLÍTICO DE ROCHA MUCHA MEDIOCRIDAD . SIEMPRE HE LUCHADO Y SEGUIRÉ LUCHANDO CONTRA LA MEDIOCRIDAD “. TEXTO Y AUDIENTREVISTA EXCLUSIVA

 

Por Juan José Pereyra

"

" NO ENTENDIERON NADA DEL CONFLICTO CON LOS PESCADORES ARTESANALES. TERMINARON DEFENDIENDO A UNA MAFIA PROCESADA POR LA JUSTICIA".

SUGIRIÓ "TRAICIÓN" DE PARTE DE LOS EDILES JOSÉ LUIS MOLINA Y MARÍA INÉS ROCHA. "PROMOVIERON MOCIÓN QUE ME ACUSA ANTE EL INTENDENTE ( QUE LUEGO VOTARON TODOS) OLVIDANDO QUE ESTÁN AHÍ GRACIAS A MÍ".

RESPECTO A VERSIONES QUE CIRCULAN DESDE HACE MESES DE "SUPUESTAS IRREGULARIDADES EN EL MANEJO DEL DINERO CUANDO FUE PRESIDENTE DEL CENTRO COMERCIAL " , RODRIGUEZ DIJO" HACE CUATRO AÑOS QUE RENUNCIÉ A LA PRESIDENCIA Y TODAVÍA NO ME HAN DESAFECTADO. ME SIGUEN PIDIENDO QUE FIRME DOCUMENTOS OFICIALES Y, PARECE INCREÍBLE, AÚN HOY TENGO ACCESO A LAS CUENTAS DEL CENTRO COMERCIAL "

" DICEN QUE UN ESTUDIO JURÍDICO ESTÁ HACIENDO UNA AUDITORÍA SOBRE MI GESTIÓN. LOS CONMINO A QUE DIGAN DE QUÉ ESTUDIO SE TRATA. LES RECUERDO QUE TODOS FUERON MIS DIRECTORES, ASÍ QUE SI ME AUDITAN A MÍ, TAMBIÉN LOS AUDITARÁN A ELLOS ".

" MUCHOS NO SE BANCAN QUE ESTÉ INTEGRADO AL PARTIDO NACIONAL CON LA 71 DE JOSÉ CARLOS CARDOSO APOYANDO A LAURA Raffo. "MOLESTO COMO POSIBLE COMPETIDOR. ESTOY EN EL PARTIDO NACIONAL Y NADIE ME BAJARÁ DE NADA"

MARTIN RODRÍGUEZ ES DIRECTOR DE PRODUCCIÓN Y DESARROLLO DE LA INTENDENCIA DE ROCHA. EN LAS PASADAS ELECCIONES FUE CANDIDATO A LA INTENDENCIA POR EL LEMA PARTIDO NACIONAL EN REPRESENTACIÓN DE CABILDO ABIERTO PARTIDO DEL QUE SE ALEJÓ.

Entrevista completa con audio el a partir de las 11 en HAY OTRA HISTORIA DE RADIO FORTALEZA.

UNA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA OLVIDADA: 29 DE OCTUBRE DE 1823 - Tercera part 3 COLUMNA DE EDGARDO ETTLIN




En nuestra entrega anterior (1) habíamos apreciado que la formación del Imperio del Brasil, al proclamar su independencia el 7 de setiembre de 1822, había detonado una división entre las fuerzas de ocupación de la Provincia Oriental o Cisplatina, posicionándose por un lado quienes ofrecieron su lealtad al novel Imperio brasileño y por otro, los partidarios de mantenerse bajo la corona del Reino de Portugal.


El 11 de setiembre de 1822, el Barón de la Laguna Carlos Lecor declararía la anexión de la Provincia Cisplatina al Imperio de Brasil. Las fuerzas portuguesas de los Voluntarios Reales de El Rei y de los Talaveras al mando del General Álvaro Da Costa, que presidía el Conselho (Consejo) Militar (conocido como la “Logia de los 19” o la “Logia de la Constitución”) y leales a la corona portuguesa, se hicieron fuertes en Montevideo. Lecor se retiraría a la campaña y se instaló el 17 de setiembre en San José, con el propósito de afianzar su autoridad y desde allí hostilizar a Montevideo y a la facción pro-portuguesa. Mediante una Orden del 25 de setiembre, el Conselho Militar designó a Da Costa como Comandante Interino de la “División de Voluntarios Reales d'El Rey”, y se lo comunicó a Lecor, quien la rechazó el 27 de ese mes (2). En enero de 1823, Lecor instalaría su gobierno con sus conmilitones en Villa Guadalupe (actual ciudad de Canelones).


El Cabildo de Montevideo y los Caballeros Orientales habían encontrado, ante esta división de los invasores, una oportunidad para articular su labor independentista. Al 19 de setiembre de 1822, el Cónsul General y Agente de Negocios de Brasil en Buenos Aires António Manoel Corrêa da Câmara, ya conocía que los “Membros do Club de Monte Video haviáo resolvido declarar a desmembraçáo de Monte Video com o Brasil para o unir no despois ás outras Provincias da Prata” (3).


Los miembros mas influyentes del cabildo se ha dicho anteriormente que estaban afiliados en el Club patriótico (4). Esto era importantísimo, por ser el cabildo, en virtud de los tratados celebrados en 1817, la única autoridad patria que los portugueses reconocian y con la que directamente se entendiesen. Tenian estos conocido interes político, cuyo alcance es facil comprender para llevar adelante la decepcion en aparentar deferencia al cabildo. Esta corporacion no limitaba su accion al egercicio de sus atribuciones municipales; en ciertas ocasiones funcionaba como cuerpo representativo.” (5)


Por su parte Da Costa procuró el apoyo del Cabildo de Montevideo, haciéndoles entrever que podía verificarse la desocupación de la ciudad y que los orientales quedarían con el control del territorio (6). Esto daba esperanzas a la Sociedad de Caballeros Orientales, de que podía tener éxito su empresa emancipadora.


La sociedad de Caballeros Orientales de que yo era miembro, abrió sus sesiones y empezó a trabajar. Temíamos y repugnábamos tanto la dominación brasileña como la portuguesa, pero estabamos bajo la férula de éstos, y era de necesidad disimular nuestros conatos a la dominación.” Aunque estratégicamente se posicionaron más de los portugueses “porque estos estaban de tránsito; pues los brasileros ya se dejaba ver que, como vecinos continentales, aspiraban al dominio perpetuo.” (7).


Rivadavia, dentro de la prudencia con que hasta ese momento había sabido manejarse ante la coyuntura, había recomendado a Tomás de Iriarte que solicitaran a Da Costa el retiro de Montevideo, que si éste entregaba la Plaza al Cabildo y si éste estaba alineado con los Caballeros Orientales, las tropas argentinas podrían entrar en Montevideo; inclusive estaba la posibilidad de que Buenos Aires podía ofrecer transporte para el retiro de las huestes portuguesas. La propuesta era difícil de que pudiera cumplirse, pero había que intentarlo. Los Caballeros Orientales y el Cabildo decidieron articular voluntades para que Da Costa accediera (8).


El Cabildo de Montevideo confiaba en que Álvaro da Costa, ante la alternativa de que tuvieran los leales a Portugal que retirarse del Río de la Plata, les entregaría al irse el territorio de la Provincia libre e independiente (9). Se dice que Da Costa veía con buenos ojos entregar la Plaza, pero que esperaba recibir instrucciones del Rey de Portugal al respecto (10). Los Capitulares se pusieron así de su lado, pero se desconfiaba en el fondo de que Da Costa pudiera o quisiera cumplir efectivamente ese compromiso. ¿Pero qué otra alternativa había aparte de confiar, ante el cerco que desde Canelones el Barón de la Laguna Carlos Lecor estaba poniendo a Montevideo?


La situación auguraba una oportunidad para el Cabildo montevideano, pero la ocasión no se planteaba sencilla para sus intereses emancipadores.


Este temia dar un paso falso y avanzado que lo comprometiese con las autoridades portuguesas, bajo cuyas bayonetas se encontraba cohartado; pero tampoco podia conformarse con la inaccion en coyuntura tan propicia.” (11)


El 22 de Octubre de 1822 apareció una proclama anónima en que se alentaba a los orientales, ante la separación del Brasil de Portugal, a sentirse libres y a convocar a un Cabildo Abierto con el fin de “acordar la forma de gobierno que afiance la seguridad individual, la de la propiedad, y haga poner en vigor los derechos usurpados á los dignos orientales...”, uniéndose a Buenos Aires, lo cual podrían convenir los militares portugueses al mando de Da Costa. Era la oportunidad de emanciparse:


Calle Esparta la inmortal,

Oculte sus glorias Roma,

Calle el mundo, que ya asoma

La República Oriental.(12)


Desde Buenos Aires, António Manoel Corrêa da Câmara, Cónsul y Agente de Negocios do Brasil en Buenos Aires, informaba a Río de Janeiro con horror las actividades de los Caballeros Orientales en ambas márgenes del Plata entre los años 1822 y 1823, a quienes denominaba “Carbonarios” o “Club carbonario”, sobre sus “Projectos mais escadalozos, e absurdos”, denunciando toda una red supuesta internacional de conspiraciones: “O grande Oriente carbonario da Bahia trabalha com os clubs de Rio e de Monte Video e a Grande Loja de Buenos Ayres para levantar o Brasil contra o systema actual”, “para o unir no despois ás outras Provincias da Prata”, alentada por los “Incendiarios 19 carbonarios”, y maniobrada por “os dous Irmaòs Santiago Basques e Ventura Basques de Monte Video e Agentes Activissimos da Cabala Militar” (13).


Increíblemente, el Cónsul brasileño en Buenos Aires Corrêa da Câmara tenía un hermano, Lourenço Jozé Correa da Camara, que era “Capitáo Graduado nos Dragoens desta Provincia” (14), que era adepto antilecorista. Una curiosidad: el día 6 de noviembre de 1822 Herrera da cuenta que “…el Barón [Lecor] ha recibido dos cartas del Sr. Consul de Bs Ay.s en la una le dice que se guarde mucho de un Carbonario, asesino y malvado qe está en el Quartel Gral. acá para matarlo; y que este Carbonario es ¿Quién le parece que es él? Un Cap.n hermano del mismo Consul, qe esta en el Reg.to de Marques” (15).


El 16 de diciembre de 1822 el Cabildo montevideano, ante este vacío de poder donde Portugal ya no ejercía su dominio y mientras Pedro I de Brasil no había todavía afianzado su imperio, proclamó que no obedecería más a Lecor, desconoció al Síndico Procurador General Tomás García de Zúñiga, y se atrevió a convocar una Asamblea de Diputados para determinar sobre el destino de la Provincia, preparando una posible separación de la Provincia Oriental respecto al Brasil (16). Comunicó el Cabildo su decisión a Lecor y al Consejo Militar presidido por Da Costa (esperando que este segundo no se opusiera). El 18 de diciembre de 1822 Da Costa envía una respuesta instando al Cabildo a que “delivere lo que mejor parezca, aunque hubiera deseado obraran conforme a las ‘Bases de la Constitución Portuguesa’”, mientras que Lecor el día 21 de diciembre respondió rechazando tal iniciativa (17). Esta convocatoria fracasó y no se llevó a cabo (18). El 7 de enero de 1823 Lecor desconoció a las nuevas autoridades electas de ese año para el Cabildo de Montevideo, declarando nulos y sin ningún valor todos sus actos y acuerdos, a la par que exhortaba a los civiles y militares a la desobediencia contra el mismo (19).

Mientras tanto, los Caballeros Orientales insistían solicitando auxilios a Buenos Aires y a Santa Fe. El 26 de diciembre de 1822 una porción de importantes ciudadanos orientales solicitaron a nombre personal el auxilio del gobierno de Santa Fe, dirigiendo una nota al caudillo y Gobernador Estanislao López; vemos en la Lista los nombres de connotados Caballeros Orientales (20). El “club de patriotas de Montevideo, en unión con el Excmo. Cabildo nombraron Diputados cerca de los Gobiernos de Buenos Aires y Santa Fé, por moción del señor [Gabriel Antonio] Pereira para pedir una protección armada para la libertad Oriental”, designándose y enviándose a Gabriel Pereira y a Prudencio Echevarriarza para Buenos Aires (recordemos que ya Tomás de Iriarte y Ventura Vázquez estaban moviendo contactos en Buenos Aires), y a Luis Eduardo Pérez y a Domingo Cullen para Santa Fe. Aunque los resultados de estas gestiones continuaron siendo estériles:


Don Gabriel y su compañero trabajaron empeñosamente, pero experimentaron esperanzas sin fruto y dificultades invencibles por hallarse la primera Capital en acuerdos con el Brasil de guardar una estricta neutralidad respecto al Estado Oriental.

Otro tanto sucedió á los comisionados en Santa Fè, porque ambos Gobiernos profesaban iguales principios de neutralidad” (21).


Se generó una activa Prensa pro-independentista, que intentaba formar conciencia y convencer a una opinión pública todavía indecisa. Conforme a De la Sota, “Los Caballeros Orientales se apropiaron entonces la imprenta, y con los escritos que desparramaban por la campaña, la disponían á la independencia” (22). Se asocia a los Caballeros Orientales con la publicación de algunos periódicos agitadores por la causa independentista, como La Aurora y El Pampero (1822-1823), dirigidos por Antonio Díaz y Santiago Vázquez respectivamente, periódicos de resistencia y de corta vida impresos en la Imprenta de Torres (23). En 1823 apareció El Aguacero (1823), que se ubicaría en una línea opositora a los Imperiales, aunque disidente con las de La Aurora y El Pampero; no obstante, Herrera comunica a Obes el 3 de agosto de 1822 que “…los autores del aguacero son Vasquez, el Gallego Díaz, y Juan Giró, en que hace los quartos de timon el Dr. Muñoz” e involucra también a “Estos hombres con Antuña y demás auxiliares…” , a quienes califica de “sabandijas venenosas” (24). Esta prensa arreció duramente contra los partidarios de Lecor, alarmando a Herrera quien informa el 1º de mayo de 1823 que “…siguen los periódicos cada vez con mas insolencia” (25), todo con el beneplácito de Álvaro da Costa y del Consejo Militar pro-portugués: “…este Gefe y el Consejo protegen abiertamente á los Independentistas, como se ve de las nubes de papeles incendiarios que salen diariamente de aquella Imprenta” (26). A su vez, entre 1822 y 1823 arreciaron libelos contra Lecor y sus partidarios.


Entre los días 25 de febrero y 7 de marzo de 1823 varios empresarios comprometieron sus bienes en garantía al Comercio de Buenos Aires, procurando recursos para la causa libertadora. En la Lista figuran Manuel Pérez, Pedro Berro, Pedro Vidal, Francisco Aguiar, Fermín Plá, Silvestre Blanco, Ramón Castriz, Juan Francisco Giró Giró, Gabrial Antonio Pereira, Luis Seoane, Luis Lamas, José María Roo, Juan Méndez Caldeyra, Santiago Maza, Gregorio Lecocq, Francisco Lecocq, Pablo Vázquez, Miguel Furriol y Francisco Muñoz (27).


Mientras tanto, portugueses y brasileños se enfrentaban en las afueras de Montevideo, verificándose algunas acciones armadas entre ellos. El 16 de Marzo de 1823 se encontraron en Casavalle las vanguardias de las fuerzas brasileña y portuguesa, comandadas respectivamente por Fructuoso Rivera y Manuel Oribe, de cuyo choque sangriento “resultó que el primero perdiera 50 hombres muertos y heridos, y 7 oficiales y 150 soldados pasados á las fuerzas del segundo, cuyas pérdidas fueron mínimas relativamente.” (28)


En la Provincia Oriental los Caballeros Orientales obtuvieron el apoyo de importantes caudillos y jefes militares en la campaña, caso de Juan Antonio Lavalleja, quien según Herrera, “Este pobre Diablo se dejó seducir de Santiago Vasquez y sus alateres [sic]”, sin perjuicio de los apoyos que mantenían con el Consejo Militar portugués: “La revolución que activan Alvear y los Vasquez á la sombra del Consejo Militar y contando con los Otorgueses, Fragatas, Yupez, Ojedas, Lavallejas, y demás grandes desertores Patriotas” (29). Y por supuesto Leonardo Olivera se pronunció a favor de la causa independentista (30). Lavalleja no pudo actuar mucho: perseguido por Rivera, debió huir a Entre Ríos perseguido por Rivera, donde estableció un saladero (31).


El 25 de marzo de 1823 se suscitó en el Norte del país un conato revolucionario liderado por Pedro Amigo, antiguo oficial artiguista, que fue aprehendido por las fuerzas de Lecor. Llevado a Canelones, Pedro Amigo fue sometido a juicio sumario. A pesar de la heroica defensa de Joaquín Suárez (que sin ser abogado era un vecino muy respetado y ejerció ese papel porque entonces era permitido –aparte, nadie quería ser defensor de Pedro Amigo, por lo que éste debió implorarle a Suárez), quien aprovechó para cantarles en su alegato a las autoridades militares brasileñas cuatro frescas y decirles lo que pensaba de ellos, Amigo sería condenado a muerte el 20 de agosto de 1823, siendo fusilado (32).


La “Sociedad secreta de Caballeros” solicitó inclusive en abril de 1823 el apoyo y protección de Simón Bolívar, aunque éste no les prestó mayor atención (33).


El 6 de mayo de 1823, a través del Cabildo de Montevideo los Caballeros Orientales intentaron convencer a Fructuoso Rivera de plegarse a los esfuerzos de emancipación, obteniendo de éste una respuesta denegatoria el 19 de junio de ese año (34). Recién el 29 de abril de 1825 en que sería convencido (u obligado, al respecto difieren las versiones) por Lavalleja (episodio que pasó a la Historia como el “Abrazo del Arroyo Monzón”), aquél apoyaría la causa oriental.


Buenos Aires finalmente comisiona por julio de 1823 al lautarista Valentín Gómez la negociación de la devolución de la Provincia Oriental con la Corte imperial de Río de Janeiro, quien presenta el 15 de septiembre de 1823 una reclamación ante las autoridades brasileñas, la cual será desestimada. Además, se celebró el 4 de agosto de 1823 una Convención de los gobiernos de Santa Fe y Entre Ríos relativa a la situación de la Banda Oriental, donde se resolvió prestar ayuda (35), pero no trasuntó en un concurso militar.


Una Ley del Congreso de Buenos Aires del 14 de octubre de 1823 había autorizado al Gobierno de Rivadavia a negociar con Álvaro da Costa la entrega de la ciudad de Montevideo. Pero Da Costa había adoptado un proceder muy errático, que despertaba resquemores. Algo tramaba. El Cabildo de Montevideo había tomado conocimiento de que Da Costa estaba negociando con el Barón de la Laguna Carlos Lecor una eventual entrega de la Plaza de Montevideo a los brasileños. Intentando comprometerle, los Capitulares exigieron a Da Costa que entregara al Cabildo la ciudad de Montevideo y el territorio de la Provincia, y que se favoreciera la entrada de las tropas de Buenos Aires.


El 29 de octubre de 1823 el Cabildo se reunió en sesión extraordinaria en su Sala Capitular. Afuera, en la Plaza Matriz, los vecinos querían saber de qué se trataba. Se leyó un oficio de Álvaro da Costa en donde éste da cuenta al Cuerpo Comunal, palabras más palabras menos, que su propósito era mantener la tranquilidad y orden conforme a las instrucciones y órdenes que el Rey de Portugal habría proveído para la Provincia, cuya intención era poner paz y evitar el choque entre las tropas europeas y brasileñas, y que haría cuanto estuviera a su alcance para ello, expresando que sólo fomentaría la guerra si permitiera la entrada de tropas de Buenos Aires, agravando males que podrían solucionarse conciliatoriamente. El Cabildo manifiesta su sorpresa de esta renuencia de Da Costa “desentendiendose aquel Gefe de la entrega de la Plaza á esta Autoridad”, manifestando su protesta ante posibles negociaciones con el Barón de la Laguna Lecor con el propósito de dar la plaza a las tropas brasileñas bajo promesa de que se garantiría indemnidad, cuando la reacción del Cabildo era querer ponerse bajo la protección del gobierno de Buenos Aires (36). E invocando “los poderes que sus comitentes le otorgaron p.r el acto de su elecci.n en 1.° de enero del cor.te año: que la Prov.a toda, tomándose la voz de la Campaña por el estado de opresion en q.e ella se encuentra”, y “q.e la mõr parte de este vencidario pedia con instancia, q.e p.r este Cuerpo se hiciesen las protextas, q.e contra los actos violentos de las fuerzas brasileras en la Campaña, haría el mismo, sino se hallase hoy en iguales circunstancias q.e aquella; y haciendo referencia de la arbitrariedad y nulidades con q.e se había formado el Congreso provincial de 1821; después de una ilustrada y madura discusión acordó S.E. por unanimidad de votos” (37) una declaración muy importante y contundente para los destinos del territorio oriental.



(Continuará)




1 ETTLIN Edgardo, Una declaración de independencia olvidada: 29 de Octubre de 1823 - Segunda parte, en https://elblogdejuanjopereyra.blogspot.com/2023/10/una-declaracion-de-independencia.html (consultado el 13.10.2023).

2 República dos Estados Unidos do Brasil, Ministério das Relações Exteriores, Annaes do Itamaraty, Anno II, 1937, Volume II. Rio de Janeiro, Officinas Graphicas do Archivo Nacional, pp. 84-87, 89-91.

3 República dos Estados Unidos do Brasil, Ministério das Relações Exteriores, Annaes do Itamaraty… cit., p. 68.

4 Por “Club patriótico” se alude a los Caballeros Orientales.

5 IRIARTE Tomás de, Glorias Argentinas y Recuerdos Históricos 1818-1825, Buenos Aires, Librería de la Victoria, 1858, p. 108.

6 BERRA Francisco A., Bosquejo histórico de la República Oriental del Uruguay, Francisco Ybarra, Editor, Montevideo, 1895, pp. 496.

7 IRIARTE Tomás de, Memorias Tomo 3, Rivadavia, Monroe y la Guerra Argentino - Brasileña, Ediciones Argentinas - Sociedad Impresora Americana, Buenos Aires, 1945, pp. 39-40. IRIARTE Tomás de, Glorias Argentinas y Recuerdos Históricos 1818-1825, Buenos Aires, Librería de la Victoria, 1858, pp. 107-108.

8 BERRA, Bosquejo histórico… cit., pp. 498-499.

9 SPIKERMAN Juan, La primera quincena de los Treinta y Tres, Imprenta á Vapor La Época, Montevideo, 1891, p. 12.

10 BERRA, Bosquejo histórico… cit., p. 500.

11 IRIARTE, Glorias argentinas… cit., p. 109.

12 BERRA, Bosquejo histórico… cit. p. 496-497.

13 República dos Estados Unidos do Brasil, Ministério das Relações Exteriores, Annaes do Itamaraty… cit., pp. 8-183.

14 República dos Estados Unidos do Brasil, Ministério das Relações Exteriores, Annaes do Itamaraty… cit., p. 15.

15 Archivo General de la Nación, Archivo de Lucas José Obes. Correspondencia con Nicolás Herrera 1814-1822, Caja 16 Carpeta 2.

16 El Argos de Buenos Aires Num. 98, Miercoles 25 12.1822, Tomo 1.º, p. 3. Firman por el Cabildo de Montevideo la “célebre é inmortal Acta del 16 de diciembre de 1822” Carlos Camusso, José María Roo, Gabriel Pereira, Francisco Farías, Bernardo Susviela, Cristóbal Echevarriarza, Agustín Aldecoa, Estanislao García de Zúñiga y Luciano de las Casas. Todos ellos serán sindicados como Caballeros Orientales (La Aurora Num. 4., Montevideo - 11 de Enero de 1823, p. 13, y ejemplares subsiguientes). Integraron también el Cabildo montevideano de 1822, Manuel José Gutiérrez y Antonio José de Souza Viana.

17 DE LA SOTA Juan Manuel, Cuadros Históricos escritos por Juan Manuel de la Sota, año 1849, manuscrito inédito existente en el Museo Histórico Nacional, Cuadro IX, pp. 415-424. Carta de Silvestre Blanco a Rivadavia del 18.10.1822; en Documentos para la historia política del Río de la Plata (1820-1824), en Revista Histórica Año LI T. XXVII Montevideo, enero de 1957, Montevideo A. Monteverde y Cia., 1957, p. 353.

18 Carta de Silvestre Blanco a Rivadavia del 26.12.1822, en Documentos para la historia política del Río de la Plata (1820-1824) en Revista Histórica Año LI T. XXVII cit., pp. 381-382.

19 Biblioteca Nacional, Colección de Manuscritos Históricos, Volumen 1 No. 024. También DE-MARÍA Isidoro, Compendio de la Historia de la República Oriental del Uruguay Tomo Cuarto 1era. Edición, Montevideo, Imprenta de El Siglo, 1900, pp. 239-240.

20 Según De María (DE-MARÍA Isidoro, Compendio… cit., pp. 227-230), esta lista fue enviada por Juan Francisco Giró, Daniel Vidal, Manuel Vidal, José María Platero, Gregorio Pérez, Manuel Oribe, Ramón Castriz, Pablo Zufriategui, Román de Acha, Silvestre Blanco, Francisco Araúcho, Antonio de Chopitea, José Félix Zubillaga, Francisco Aguilar, Gabriel A. Pereira, Atanasio Aguirre, Pablo Antonio Nieto, Pedro Lenguas, Lorenzo J. Pérez, Francisco Solano Antuña, Juan Benito Blanco, Roque Graseras, Luis Eduardo Pérez, Francisco Lecocq, Juan Zufrategui, Santiago Vázquez, Antonio Acuña, Gregorio Lecocq, Diego Benavente, León J. Ellauri, Agustín de Aldecoa y Rafael Sánchez Molina.

21 ANAYA Carlos, El Sr. D. Gabriel A. Pereira. Apuntaciones de su vida pública en el transcurso de la Revolución, durante cincuenta y tantos años, con distinguidos servicios por la Libertad é Independencia de su Tierra Natal; el Estado Oriental, después República del Uruguay, etc., etc., en PEREIRA Gabriel, Correspondencia confidencial y política del Sr. Dn. Gabriel A. Pereira Tomo Segundo, Montevideo, Editores: Ottado y Cardoso, 1896, p. 21.

22 DE LA SOTA Juan Manuel, Cuadros Históricos… cit., Cuadro IX, p. 425.

23 ÁLVAREZ FERRETJANS Daniel, Historia de la Prensa en el Uruguay, Fin de Siglo, Montevideo, 2008, pp. 73-79. En carta del 24 de diciembre de 1822, Nicolás Herrera indica como director de El Pampero a “Santiaguito” (Santiago Vázquez); v. Archivo General de la Nación, Archivo de Lucas José Obes. Correspondencia con Nicolás Herrera 1814-1822, Caja 16 Carpeta 2. CAMPOS DE GARABELLI Martha, Las corrientes de opinión en los prolegómenos de la Independencia, en Cuadernos de Marcha Número 4, Agosto 1967, p. 72.

24 Archivo General de la Nación, Archivo de Lucas José Obes. Correspondencia con Nicolás Herrera 1814-1822, Caja 16 Carpeta 2.

25 Archivo General de la Nación, Archivo de Lucas José Obes, Correspondencia con Nicolás Herrera 1814-1822, Caja 16 Carpeta 2.

26 Archivo General de la Nación, Archivo de Lucas José Obes, Correspondencia con Nicolás Herrera 1814-1822, Caja 16 Carpeta 2, carta del 18.12.1822.

27 DE LA SOTA, Cuadros Históricos… cit., Cuadro X, p. 452.

28 BERRA, Bosquejo histórico… cit., p. 504.

29 Archivo General de la Nación, Archivo de Lucas José Obes. Correspondencia con Nicolás Herrera 1814-1822, Caja 16 Carpeta 3, cartas del 19 de noviembre de 1822 y 14 de diciembre de 1823. DE LA SOTA, Cuadros Históricos… cit., Cuadro IX, pp. 405-406; Cuadro XII, p. 570. Manifiesto del Cabildo Representante de Montevideo á los Pueblos de la Provincia Oriental, Montevideo, Imprenta de Torres, 1823.

30 OLIVERA Leonardo, Manifiesto que hace el Capitán Don Leonardo Olivera á los habitantes del Estado Cisplatino, Canelón, Mayo 26 de 1823, s/e.

31 SPIKERMAN, La primera quincena… cit. p. 12.

32 FREGA Ana, Guerras de independencia y conflictos sociales en la formación del Estado Oriental del Uruguay 1810-1830, en Dimensión Antropológica, Año 12 Vol. 35, septiembre/diciembre 2005, pp. 39-43. SUÁREZ Joaquín, Apuntes autobiográficos, en ESTADO MAYOR DEL EJÉRCITO, Boletín Histórico No. 96-97, Enero – junio de 1963, Montevideo, 1963, pp. 121-122.

33 DE-MARIA, Compendio de la Historia… Tomo Cuarto 1era. Edición cit., pp. 255-257.

34 Interesante. Carta del Cabildo de Montevideo al Coronel del Regimiento de Dragones de la Union Don Fructuoso Rivera, Montevideo, s/e, 1823.

35 DE-MARIA, Compendio de la Historia… Tomo Cuarto 1era. Edición cit., pp. 264-265.

36 Archivo General de la Nación, Archivo General Administrativo, Actas del Cabildo de Montevideo Tomo 17, Mayo 21 1819 - Diciembre 4 1823, fojas 166-167. El texto transcrito fielmente puede encontrarse en ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Acuerdos del Extinguido Cabildo de Montevideo Volumen Catorce, Montevideo, s/e, 1941, pp. 249-251.

37 Archivo General de la Nación, Archivo General Administrativo… cit., fs- 167.-168. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Acuerdos… cit,, pp. 251-253.



EDGARDO ETTLIN. Investigador en Derecho y en Historia. Publicó entre otros libros: “Zonas Francas” (Fundación de Cultura Universitaria, 1989), “Cómo dirigir y desempeñarse en Audiencias” (Amalio Fernández, 1999), “Procesos de Ejecución de Sentencias a pagar Dinero contra el Estado” (Amalio Fernández, 2008), “Violencia Doméstica. Régimen y abordaje jurídico de la mujer maltratada en ocasión de su vida afectiva” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2009), “Una Justicia Eficiente” (Forvm Orientalis, 2010), “Normativa sobre la Propiedad Intelectual en el Uruguay” (2012), “Ejecución de Sentencias Judiciales contra el Estado” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2014), y “Responsabilidad Patrimonial de los Funcionarios Públicos” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2017), “El Derecho de Resistencia en las Constituciones de las Américas” (Fundación de Cultura Universitaria, 2018), “Responsabilidad Civil por Daños en los Espectáculos Deportivos” (La Ley Uruguay, 2019), y “Estudios sobre Justicia y Propiedad Intelectual” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2021). Ha escrito más de doscientos artículos y estudios sobre temas de Derecho, principalmente en Derecho Público, Derecho Procesal y Derecho de la Propiedad Intelectual, publicados en Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Colombia y España, y a través de Internet. Es referencia de citas por numerosos autores uruguayos y extranjeros, y asiduo colaborador de diversas revistas y publicaciones jurídicas de Uruguay y América Latina. Conferencista en diversos eventos de Derecho en América Latina y Europa. Sentencias y contribuciones jurisprudenciales suyas han sido publicadas y comentadas en prestigiosas publicaciones jurídicas. Historiador y ensayista, ha publicado diversos libros y artículos sobre Cultura e Historia, destacándose: “Bajo la Escuadra y el Compás. Mitos y verdades sobre la Masonería” (bajo el seudónimo de Jean-Marie Mondine, Ediciones de la Plaza, 2016), “Judas Iscariote y otrasincursiones pseudoculturales” (Los Caminos, 2020), y “Qué solos se quedan los muertos. Crónicas sobre Juan Idiarte Borda, 13º Presidente constitucional de la República Oriental del Uruguay, y sobre su agresor criminal Avelino Arredondo” (Fundación de Cultura Universitaria, 2021). Ha participado y es usualmente invitado como ponente sobre diversos temas de Historia y Cultura. Ministro de Tribunal de Apelaciones Civil (Poder Judicial - Uruguay).