Escribe: Juan José Pereyra
Maestra, escritora, poeta. Dirige Talleres Literarios, ha sido premiada varias veces en Uruguay y el exterior, participa en Encuentros y Congresos de Escritores. Acaba de publicar Las Alas del Tiempo.
A través de los Centros MEC participa de un proyecto conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social que consiste en entrevistar a personas en situación de vulnerabilidad. Pronto será un libro.
Esta es su historia en sus palabras para El Este y sus lectores.
Hemos visitado, de acuerdo con la gente del MIDES, y entrevistado gente que tenga más de sesenta y cinco años en general.
Es una experiencia muy importante, muy emotiva a veces con cosas tristes también. Hay gente que está un poco abandonada por la familia. Hemos visto gente muy sola que no se quiere ir para un Hogar porque a su vez quiere su independencia. Hay también anécdotas muy graciosas. Nos contó un señor que era muy pícaro cuando chico. Eran como catorce hermanos. El papá trabajaba en campaña y la madre se las veía y se las deseaba más bien para controlarlos no para atenderlos, sino controlarlos. Muchas veces ellos en vez de ir a la escuela se sacaban la túnica y se iban a jugar al fútbol y en una oportunidad el papá se enteró y se enojó mucho porque había perdido la túnica o la moña y lo empezó a seguir al cuarto y la madre le decía por favor no le pegues porque lo vas a dejar más loco de lo que es y entonces él corrió a su dormitorio que supongo sería muy oscuro , esos ranchos sin ventanas, esas casas muy humildes, él metió rápidamente la almohada debajo de las cobijas y él se metió debajo de la cama. Entonces llegó el padre y le pegaba a la almohada y él debajo de la cama gritaba ¡ay papá, no me pegues más!
“Antes pensaba ¡qué tanta ayuda!”
Otro caso, este muy duro, es el de una señora que crió a sus nietos porque el yerno que estaba preso salió de la cárcel. Maltrataba a la hija, por ese motivo estaba preso, salió de la cárcel, quiso verla y al final terminó matándola. Son cosas terribles y hay que enfrentarlas y ayudar a esa gente en lo posible.
Yo era de las personas que antes de entrar en este trabajo pensaba ¡qué tanta ayuda! como decimos todos a veces. Yo sé que hay gente que no la necesita tanto, que tendría que estar trabajando, que se le tendría que dar la posibilidad de un trabajo y no de una ayuda que venga así gratuitamente pero hay gente que por el motivo que sea llegó a esa edad y se encuentra que no tiene casa, que no tiene jubilación, que no tiene nada y pienso que también es muy triste no tener absolutamente nada y que nadie te ayude. Lo vimos por ejemplo con un hombre que lo visitábamos en la casa, por decir casa porque no sé lo que era aquello, no entramos pero era imaginable…El señor estaba sentado en un tronco tomando mate y la casa, no sé si decir una choza, tenía más ese aspecto que de casa, bastante cubierta por una enredadera, en el Barrio Lavalleja. Este hombre había tenido la posibilidad de comprar ese terreno, nos contó que siempre había trabajado. Uno no sabe por qué motivo llegó a esa situación. Si tomaba, si jugaba, si lo perdió con mujeres, no sé. Estaba sin nada, nada, yendo al comedor y pidiendo que lo ayudaran al menos a techar una piecita que tenía armada allí de bloques para no pasar el invierno en esa otra casa que según él hasta le entraban y le robaban lo poco que a veces recibía.
“Denme un surtido de almacén porque si me dan plata me la chupo”
Muchas veces pasa que ni siquiera saben por qué estamos ahí. Una vez una señora, después que hacía un rato que estábamos conversando sentadas en el patio nos preguntó ¿y ustedes de qué religión son? Yo no estoy en la parte de brindar ayuda material, lo que hago es llevar el grabador y hacer la entrevista.Yo después tengo que desgrabar, organizar y escribirla. Lo que se me pidió desde un principio es en lo posible mantener la forma de expresión de la persona y su vocabulario.
Se da un fenómeno especial con la gente. Cómo se va soltando a medida que ganan confianza. Por ejemplo cuando se hacen reuniones que van artistas primero la gente está muy quieta y escucha y después se empiezan a animar y bailan y de repente se acuerdan del poema de la escuela y otro se anima a cantar. Hay un señor que imita a Sandro y el irse soltando es muy importante para ellos que muchas veces viven un aislamiento muy importante.
Entrevistamos a un señor cuyo problema es la bebida. Está solo por eso, porque ha sido un bebedor toda la vida, ahora no tiene nada, tiene una casa un poco prestada, está siempre en el aire si va a tener dónde vivir o no, y él fue muy sincero. Dijo que prefería que le dieran un surtido de almacén y no plata porque yo, dijo, palabras textuales, si me dan plata me la chupo.
Las entrevistas en Rocha ya las terminamos. Vamos a ir después a Chuy, 18 de Julio, Cebollatí y Lascano.
“Hay cosas que la gente dice que parecen ser inventadas pero las cree ciertas”.
Luego se va a editar un libro. No hay un título aún ni una fecha. Sí pensamos que hay que escribir un prólogo como aclaración porque se han dado por ejemplo cosas que pensamos que no son reales. Que son cosas que la gente imagina. Que las ha imaginado pero las ha hecho reales para sí. Lo cuentan como que hizo tal cosa y lo aplaudieron, quizás como una manera de afirmar su estima y otros que a veces por la edad un poco confunden nombres o cosas. El prólogo va a aclarar que se ha respetado lo que cada uno ha querido contar y cada lector lo tomará como lo entienda, como que sí pasó, o que la persona se confundió o que lo imaginó porque quiso que eso le pasara.
Cuénteme por favor de su vida como docente, como escritora.
Trabajé casi siempre en escuelas rurales. Es un trabajo muy lindo, muy sano donde se vive muy en familia con toda la gente. Con mucho orgullo siempre digo que en cada lugar que estuve tengo amigos con los que estoy en contacto a pesar que hace de repente cuarenta años que no los veo en forma cotidiana.
Nos visitamos y si podemos ir a su casa vamos. Yo trabajé por ejemplo en El Sauce y en este momento mi esposo está en campaña en casa de una chica que fue alumna mía. La sociedad rural tiene un vínculo muy estrecho con la escuela: hay un lazo, una afectividad en esa vida rural que no se pierde. Esa experiencia es muy linda y ese afecto no se pierde nunca. El otro día me encontré con Esteban González que fue alumno mío en el paso Doña Rosa y después que nos saludamos me dijo que tiene una hija maestra.Todo eso es muy emocionante.
¿Fue una elección ser maestra rural?
Sí, empecé como toda maestra joven que muchas veces tiene que empezar en el medio rural y me gustó y lo elegí.Mis dos hijos hicieron hasta sexto en la escuela rural conmigo. Cuando hubiera querido trasladarme, que fue cuando mis hijos vinieron a Rocha a hacer el liceo, era en la época de la dictadura y no había posibilidad de traslado. Los traslados que se hicieron fueron a dedo completamente y después que me adapté a no tenerlos a mis hijos conmigo y ellos también lo hicieron ya seguí en la escuela rural. Los últimos once años estuve en 19 de Abril que es un medio rural. Allí logré que se instalara una escuela de tiempo completo.Después de mucho pelear la conseguí cuando estaba José Carlos en el Consejo de Primaria. Funcionó un tiempo, pero después que yo me jubilé ya no siguió. Supongo que Primaria consideró que no debía hacer ese gasto para una escuela que tenía pocos alumnos.
Cuéntenos de su vida como escritora, del libro que acaba de publicar.
Escribí siempre. No tengo casi nada de mis primeras épocas y se me ocurre que no debería tener mucho valor tampoco. En la adolescencia todos escribimos. Todos nos sentimos morir de amor un día y revivir al otro y todas esas cosas uno, si tiene facilidad para escribir las escribe. Cuando me casé y vinieron los hijos, todo eso me apartó un tiempo de lo literario y escribía a veces algunos poemas en broma para los cumpleaños y eso. Sigo escribiendo todavía así. Cuando mis hijos ya estaban por los dieciséis o dieciocho años, empezaron los concursos acá en Rocha, por la Intendencia y mis hijos me empezaron a entusiasmar y me decidí. Mandé a uno de los concursos y me fue muy bien con un poema que se llama Romance de mar y luna .Recuerdo que Julio Pérez Corbo me felicitó y me dijo “ganaste con la fusta abajo del brazo” y bueno esas cosas lindas me entusiasmaron a seguir.Tengo muchas menciones y premios de todo tipo dentro y fuera del país. He ido a encuentros de escritores acá y en el exterior. Cuando los encuentros son internacionales es muy interesante porque conoces y te vinculas con gente que después te invita a otro en otro país. He ido a Chile en dos oportunidades, varias veces a Argentina. Antes de Turismo fui a Catamarca a una pequeña ciudad que se llama Tinogasta. En este momento el proyecto más importante que tengo es que se pueda hacer acá en Rocha un encuentro internacional de escritores. Tenemos la infraestructura necesaria en La Paloma, se puede hacer en baja temporada. Vamos a ver qué dicen las autoridades de poder conseguir las cabañas y tendríamos la posibilidad de, como hacemos siempre, visitar escuelas y liceos.Hay gente de La Rioja, por ejemplo, que no conoce el mar. Me dicen “imagino el mar por tus poemas”. Sería muy lindo lograrlo y hasta turísticamente muy importante para Rocha.
¿Y el Taller Literario?
Se llama Soltando amarras y por intermedio de los Centros MEC estoy con un Taller en Castillos desde el año pasado.Hemos podido realizar una tarea muy rica con mucha gente joven.
Nos falta su último libro.
Se llama Las Alas del Tiempo.Es de poesía, se presentó en el Centro Cultural María Elida Marquizo. No lo tengo en ninguna librería, lo estoy vendiendo yo…
¿Cómo puede comunicarse la gente para tenerlo?
Llamando a los teléfonos de mi casa el 44724613 o mi celular 099872806. Se va vendiendo bien porque tengo mucha gente amiga.
Quiero destacar este encuentro reciente en Tinogasta donde hicimos un intercambio muy importante también de literatura. Yo llevaba libros y me traje un montón de libros de escritores chilenos, peruanos y argentinos.
Mi pago Oriental
Vengo de tierras del este,
del este de mi Uruguay
donde el canto del sabiá
me despierta en las mañanas,
donde cantan los palmares
una canción vegetal...
donde las olas del mar
en claras noches de luna
con arabescos de espuma
escriben versos de sal.
Vengo del pago Oriental
la heroica tierra de Artigas
que en la redota confirma
su amor por la libertad.
vengo del pago Oriental
y en pocas estrofas digo
¡que no hay pago como el mío
mi bendecido Uruguay!!!
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