martes, 27 de mayo de 2014

Los niños de Siria Por LEANDRO GRILLE

carasycaretas.com.uy

Antes de setiembre estaría arribando a Uruguay un centenar de niños sirios con sus familias provenienentes del campamento de refugiados Zaatari, en Jordania. De acuerdo a la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, los niños que llegarían forman parte de un contingente de treinta mil refugiados, que deben ser ubicados […]

Antes de setiembre estaría arribando a Uruguay un centenar de niños sirios con sus familias provenienentes del campamento de refugiados Zaatari, en Jordania. De acuerdo a la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, los niños que llegarían forman parte de un contingente de treinta mil refugiados, que deben ser ubicados con urgencia y para los que Acnur ha pedido el apoyo de la comunidad mundial. Uruguay fue el primer país de la región que manifestó su voluntad de recibir a estos niños, que se cuentan entre los más de dos millones de personas desplazadas por la guerra civil que sacude ese país hace ya tres años. Sólo resta ajustar detalles operativos para que pueda concretarse la operación, en la que se involucró muy personalmente el canciller Luis Almagro.
La decisión de refugiar a aproximadamente cien niños desplazados por la guerra en Siria, guerra promovida por grupos insurgentes apoyados por la OTAN y sus países aliados en el región, constituye un gesto humilde, pero cargado de significado en un mundo donde habitualmente priman el egoísmo y los conflictos de intereses por sobre la cooperación y los sentimientos de hermandad entre países y civilizaciones. Resulta triste que, en el marco de la campaña electoral local, algunos actores políticos de liderazgo caduco ataquen con mezquindad esta idea y la de acoger a personas que actualmente están presas de forma vergonzosa e ilegal en Guantánamo, oponiendo a estos proyectos generosos y nobles los problemas no resueltos que tiene Uruguay, como si atender las situaciones de nuestros niños o nuestros pobres fuera incompatible con acompañar iniciativas solidarias para ayudar a personas que la están pasando muy mal en otros países del mundo.
En breve llegarán estos niños y sus familias, y estoy seguro de que la enorme mayoría de los uruguayos estará pronto para recibirlos con los brazos abiertos y el corazón dispuesto, para quererlos, para cuidarlos, para protegerlos. Ellos podrán crecer acá y tal vez algún día regresar a su patria, de donde debieron irse por la guerra. Seguramente, si esas cosas suceden, si un día llegan a nuestro país y un día pueden retornar a su lugar de origen en alguna de las milenarias ciudades sirias, lleven junto con su equipaje nuestros emblemas, un termo, un mate, la foto de Pepe o la bandera de alguno de nuestros equipos de fútbol. Seguramente se lleven a Uruguay en el corazón, porque cuando no tenían adónde ir, cuando su patria era sacudida por la artillería de guerra, en este rincón tan alejado de su mundo tuvieron techo, comida, una cama donde dormir y gente que les hablara con amor y respeto.

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