domingo, 27 de julio de 2014

Ferocidad bélica Escribe Leopoldo Amondarain






La guerra o genocidio que está sufriendo Gaza y sus palestinos ha tomado un giro que, evidentemente, inclina la balanza humanitaria y política a favor de los árabes. Ya no se puede argumentar como se hacía hasta hace unos meses en defensa de los imperios y la deshumanización de la lucha palestina y del Islam en general. En las últimas horas empiezan a llegar noticias de aborrecibles ataques entre los que se destaca el bombardeo a una escuela de la ONU Unrwa (Agencia para refugiados palestinos de la ONU), donde había más de 150 familias refugiadas integradas por civiles y la mayoría de ellos niños. Por supuesto los yanquis, suena hasta con ironía, pidieron protección (no misericordia) para los civiles, pero después del insuceso. Pero la cosa no termina ahí, por supuesto a esta altura no hay duda de que el ejército que hizo esta ofensiva criminal, según declaraciones propias de la prensa yanqui, se identifica con los bombardeos del ejército israelí. Cosa lógica si se tiene en cuenta que los bombardeos indiscriminados con el poderío de fuego que tienen las partes, es obvio, que la contundencia sobre las víctimas no puede ser árabe. Cierto es que se está buscando particularmente por los egipcios, según su diario Al-Ahram, que la diplomacia pueda atemperar en las próximas horas, para lograr un cese humanitario del fuego, pero aun cuando felizmente puedan llegar a la interrupción de hostilidades, ya hay 760 muertos más 4.200 heridos, todos palestinos y afines. Es un hecho humanitario descalificable y deleznable por la ferocidad de sus resultados. También es cierto que del lado de Hamás se contesta con profusa cohetería, se habla de 2.100 cohetes, pero es obvio, ya lo hemos dicho, la notoria desproporción de fuerzas. Obsérvese que los soldados israelíes caídos son apenas 32. Nos cuentan en prensa occidental que esos 2.100 cohetes han llovido particularmente en Tel Aviv. Lo que no dicen es qué cantidad de víctimas hubo en los hechos en la población israelí. O sea el genocidio es notorio y producido por los judíos. A esta altura no hay intencionalidad, al menos aparente, de pacificación visto objetivamente desde nuestra óptica, leíamos, según versiones de prensa árabe e iraní que se ha aprobado por parte del ejército de Israel el uso de Fósforo Blanco contra la población civil de Gaza. Como se sabe, el Fósforo Blanco es un arma prohibida en las guerras convencionales, son bombas explosivas que destrozan el cuerpo humano, tenemos en nuestro poder, internet mediante, fotos donde se muestran cadáveres mutilados sin cabeza, sin brazos y sin piernas, producto de esos bombardeos. O sea, la devastación y crueldad sigue tomando cuerpo. Es muy heroica la resistencia palestina, teniendo en cuenta la desproporcionalidad de fuerzas y el respaldo que siempre han tenido todas estas luchas de parte del imperio yanqui. Hoy día en la ONU desde su secretario general Ban Ki Moon hasta los países más exentos del proceso se han volcado a favor de los palestinos y su gente, salvo los yanquis. Han quedado de vuelta solos juntos con su principal asociado, Israel, según versiones periodísticas y de agencias internacionales es la defensa de los medios usados y las consecuencias que arrastran. Todos los últimos intentos logrados con la más humana y piadosa intensión desde la Iglesia Católica y su Papa Francisco, hasta incluso algún intento por parte de la propia U.S.A., fracasaron y reconocieron su ferocidad de parte de los israelitas, cuando ellos consideraron cuasi inmediatamente las necesidad del arrase bélico, sólo queda la esperanza ante la presión internacional, de un entendimiento que pensamos y Dios quiera que nos equivoquemos, cada vez más lejano. Da la impresión que hasta que no se puedan quedar con todo el petróleo de la zona no va a haber paz ni misericordia para los pueblos árabes e islámicos. Las consecuencias de aquí en más tienden a agravarse. Nos dicen también que los Ayatolás iraníes están llamando a celebrar el día de Al-Quds, que es el verdadero y más viejo nombre impuesto por los islámicos de Jerusalem para todo el mundo, ese día, el último viernes del mes de Ramadán, se le designa por resolución de Jomeini desde 1979. Hoy en solidaridad con el pueblo palestino vuelven a hacerlo, repudiando las masacres y persecuciones sufridas. Esta realidad agravaría los hechos y sus consecuencias porque falta entrar Irán, que es una potencia con más de 85 millones de habitantes. Si se sigue jugando con fuego, subestimando el pueblo árabe e Irán en aras de la posesión del petróleo se puede llegar a situaciones impredecibles de una gravedad inusitada.

Leopoldo Amondarain

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