domingo, 4 de febrero de 2018

LOS VIOLADORES DEL LENGUAJE Dr. Ricardo Leiza De Los Santos




Nadie es autoridad en un tema ajeno a su experiencia.
Por decoro debemos llamarnos a silencio y declinar hablar del tema en cuestión. Menos aún presumir de sabios y explotar la posibilidad de un medio de comunicación para hablar y exponer sobre el tema y menos aún todavía,tener el descaro y la osadía, por no decir la desfachatez intelectual,de presentar un libro a la opinión pública, de un tema del cual íntimamente no sabemos nada. ¿Por qué entonces ponerle falsamente la firma nuestra a un libro que es solo la interpretación de conceptos ajenos ? ¿Por vanagloria, por oportunismo comercial? . El conocimiento no entra por los ojos, entra por la acción. Hay que " embarrarse las manos " en la materia en cuestión, para después decir no solamente yo he leído,ni siquiera yo estuve ahí,como espectador,mirando,sino yo fui parte del tema,del hecho,y poder relatar nuestra propia historia y no solo nuestra visión sobre lo que nuestro lego entendimiento y nuestra imaginación creen que perciben. El único libro válido para consulta de un autor decente,responsable y que se respete a si mismo es el diccionario,para tratar de saber cómo expresar su conocimiento,su experiencia a los demás.
Si sabiduría es la fusión de teoría, práctica y meditación en un ciclo de interacción y potenciación que rueda infinitamente sobre sí mismo, el pensador con práctica es un autor de sí mismo,un comunicador,un maestro y a la vez un traductor a los demás de un mensaje de conocimiento.
El escritor debe intentar siempre ser " autófilo ", autobiográfico. Solo transmitir su propia experiencia. No ser un ser " bibliófilo",un simple comentador de realidades ajenas,un malabarista del lenguaje, un mentiroso engañador de un público ávido de conocimiento y por lo tanto ignorante del tema y sin capacidad para detectar a un embaucador del lenguaje. Un ser oportunista que con rapacidad extrae frases y conceptos de libros ajenos y de realidades que desconoce pero que supone que le darán buena prensa,buen material para escribir otro libro más que aumente su fama.
Qué hechicería,ciega,trastorna y pervierte tanto a un individuo culto,con buena expresión, con buen manejo del idioma.! ! qué conjuro maldito ! ! lo transmuta en una creación del mal,en un íncubo o una súcubo del diablo,en un despreciable ladrón de ideas, de conceptos y de frases salidas de la mente de un verdadero creador por un proceso de intuición, meditación, de análisis expresivo y proyección final al libro como un documento imperecedero fruto de su saber y de sus desvelos para legar a los demás aquello que es su lucha,su leit motiv,lo que le da sentido a su vida.
Qué derecho tiene de tomar catorce libros para hacer el número quince y figurar así como autoridad en el tema,haciendo creer al desprevenido lector que cree en él porque siente intuitiva,subliminalmente,que un material al estar escrito debe ser verdad, tiene que ser verdad.
Cómo detectar a estos corruptos profesionales de la letra escrita,que escriben de todo,así como hablan de todo,de cualquier cosa,sin salir de su escritorio,de atrás de las cortinas?
Por la extensión de la bibliografía, del material de consulta que expone al final del libro. Es un método infalible. Hay una ley no escrita aun pero que todo individuo debería saber y tener en cuenta para evaluar cada libro que cae en sus manos.
El conocimiento de un autor está en relación inversa a la extensión de su bibliografía.



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