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domingo, 21 de julio de 2013

Cárcel de Rocha: TRES AÑOS DE TRAGEDIA El blog de Aníbal Falco

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El pasado 8 de julio se cumplieron tres años de la mayor tragedia en la historia carcelaria del Uruguay. Doce reclusos murieron durante el incendio ocurrido en la cárcel de Rocha, mientras que ocho resultaron heridos. Matías Barrios Sosa tenía diecinueve años, y recuperaría su libertad una semana después, el 15 de julio. Nunca lo hizo.
 

  “Perdimos, nos toco perder”, es lo único que recuerda Mario (padre de Matías) haberle dicho por teléfono a su esposa luego de conocer la noticia. Mariela que se encontraba en la capital del país por razones laborales, recibió la peor noticia. Su hijo había fallecido.
  Minutos después de colgar, Mario hizo trizas una bandera uruguaya que tenía en el auto. “Era común andar con una en esa época por la campaña de la selección en el mundial”. La última conversación con su hijo había sido de fútbol.
  Matías, o “Macocho”, como le decían su familia y amigos, fue procesado con prisión el lunes 29 de marzo de 2010. En ese momento trabajaba en una importante empresa agrícola de la zona que emplea a cientos de rochenses. Ese día, un conocido que estaba preso le pidió que le consiguiera unos porros. Después de volver de trabajar, “Macocho” compró unos bizcochos y les colocó tres cigarrillos de marihuana dentro. Concurrió a la cárcel con un amigo que era menor de edad, que se ofreció a dejar la bolsa aprovechando su condición de tal. “Estás loco, si tu madre y tu padre se enteran que fumas faso, te matan”, le contestó Matías.
  A Mariela le llama la atención que su hijo haya entrado hasta la Comandancia, cuando debió dejar la bolsa de los bizcochos en la puerta del establecimiento carcelario. Después de las 17:00 horas no se puede entrar a la cárcel a dejarle nada a ningún preso. En la actualidad, la familia Barrios Sosa tiene un juicio con el policía que realizó el arresto. El expediente abierto al policía en cuestión es por coimas, y se han realizado careos con varios testigos, muchos de ellos reclusos.
  La cárcel de Rocha se construyó en 1878 en la zona céntrica de la cuidad. Fue pensada para albergar a sesenta reclusos, pero en el momento que se produjo el incendio alojaba a ciento setenta y cuatro. En agosto del año 2009, el Comisionado Parlamentario, Alvaro Garcé, denunció el extremo hacinamiento que presentaba el establecimiento. También el Sindicato Único de Policías del Uruguay (SUPU) advirtió sobre un informe de bomberos de noviembre del mismo año, donde se señalaban las precarias instalaciones eléctricas y la insuficiencia de los recursos para sofocar un hipotético incendio en la cárcel rochense.
  En la cuadra dos, donde se inició el siniestro, había veinte reclusos en una superficie de veintiocho metros cuadrados. Si bien la causa del incendio no está probada, se presume que una manta cayó arriba de un calentador en una de las “ranchadas” (divisorias de tela o cartón entre camas). La mayoría de los estudios realizados por técnicos afirman que la celda alcanzó 500 grados en cuestión de minutos. Esto se debió a que el lugar tenía materiales de alta combustión (mantas, colchones de poliuretano, carcasas plásticas, ropa, etc). El informe de Bomberos y del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) de Argentina concluyó que la respuesta ocurrió entre dos y medio y ocho minutos, desde avizorado el fuego.
  Ocho sobrevivieron, doce perdieron la vida. Todos los sobrevivientes declararon que se encontraban cercanos a la puerta, y que en su momento notaron que cuanto más cerca del piso estaban mejor se respiraba. De los fallecidos nueve de ellos fueron encontrados en el baño. Otros tres en distintos lugares de la cuadra. El cuerpo de “Macocho” fue encontrado a unos pocos metros del baño. La autopsia realizada por el forense arrojó que en todos los casos las causas de muerte fueron por intoxicación de humo de incendio.

No hubo responsables penales

La jueza Marcela López no encontró responsables penales. En la sentencia se aduce que el incendio fue provocado de forma fortuita, y agregó que no existen elementos que hagan presumir responsabilidad penal a los funcionarios ni a las autoridades. El expediente quedó archivado, pero está sujeto a que surjan nuevos elementos que reabran la causa. En cuanto a los videos tomados por los presos no fueron considerados prueba suficiente por no tener una secuencia cronológica y una resolución que permitiera una visualización clara y precisa que aporte elementos determinantes. La familia Barrios Sosa está considerando enviar el material fuera del país para mejorar su calidad. En caso de esto ser posible consideran que se puede reabrir el expediente.
La familia de Matías está disconforme con el proceso penal llevado adelante. “Si ‘Macocho’ no hubiese estado involucrado y no fuera porque somos gente conocida de Rocha el caso se archivaba en un mes. Me lo ha dicho mucha gente de acá y de afuera”, afirma Mario.
El hecho ocurrió en plena feria judicial, y tomó el caso en primera instancia un juez de paz. Según Mario, se procedió mal al no haber separado desde el inició a los funcionarios que se encontraban en el lugar. “Todas las declaraciones de los policías coinciden palabra, punto y coma. La misma hora, los mismos minutos, los mismos segundos”, complementa Mariela. El único de los funcionarios presentes que no coincide en la hora es el garitero de las calles Julián Graña y Piedras. Desde ese punto de la cárcel no se puede ver la cuadra dos, donde ocurrió el incendio.
Además, las declaraciones de una gran cantidad de los reclusos sostienen que el Cabo de Guardia le sacó la llave al llavero en primera instancia: “no abras”, le habría dicho según testimoniaron los presos. Los presidiarios tanto del bloque dos como de las otras cuadras afirmaron que el llavero subió luego a la Comandancia a buscar la llave.
“Bajan el llavero (Stuart), el Cabo de Guardia (Machado)…Machado dijo que no tenía autorización para abrirnos. Queda Stuart abajo, Machado y el Comandante dispararon para arriba y trancan supuestamente para hacer un cinturón azul y avisar a la Primera, porque según él era un intento de motín…Directamente el Comandante y Machado se borraron, y dijeron que no tenían órdenes de abrir. Stuart se paseaba nervioso sin saber qué hacer, hasta que en un momento al ver que nos estábamos muriendo quemados nos dice… ‘Me la voy a jugar, me la voy a jugar, no me hagan cagadas gurises’ ” declaró textualmente Alberto Roda, uno de los reclusos que salvó su vida.
En cambio, los funcionarios policiales sostuvieron que el Cabo de Guardia nunca bajo y estuvo siempre arriba encargándose de las comunicaciones. A pesar de estas contradicciones no se realizó ningún careo.
Para Mario, la diferencia de minutos que plantean los testimonios de los reclusos “pudo haber salvado vidas”.
Tanto Mariela como Mario creen que hubo presión del Estado en la causa. Afirman que hoy existen amenazas a los presos para que no se realice la marcha todos los 8 de julio. También les resulta cuestionable que la fiscal Adriana Rocha haya sido trasladada un mes antes de expedirse. La jueza pidió que se expidiera y no lo hizo. “Imagínate un expediente de más de dos mil hojas y la fiscal se expide en menos de treinta días. A mí no me cierra”, confiesa Mariela.
Rocha aseguró que después de irse no podía expedirse. Al ser consultada si había tenido algún contacto con el fiscal que se expidió por el caso en particular, dijo que no. “No leí la sentencia y no puedo opinar sobre la actuación de los demás fiscales, es una regla para nosotros. Es un tema muy triste”, finalizó.
“Esto nos endureció, nos cambio la vida”, dice Mario al volver de fumar un cigarrillo. “El momento en que me decepcioné de la humanidad fue cuando salí del entierro de mi hijo y nos habían desvalijado la casa. Revolvieron todo y el cuarto de Matías no lo tocaron”, concluye.

Recuadro 1

Testimonio de Franco Machado (Llavero): … Estando yo en la comandancia en horas de la madrugada, no recuerdo a la hora exacta, escuchamos por radio que una policía femenina afectada a la garita dos, comunicaba que se veía fuego de una de las ventanas del edifico principal que da  a la calle  Piedras. De inmediato el Cabo San Martín (Comandante de Guardia)  y yo bajamos corriendo al corredor, vimos fuego de las ventanas de la  cuadra número 2 que dan al patio interno  y enseguida bajo y abro  el candado de la reja que comunica el patio con el corredor central y el candado que cierra la puerta de acceso a la cuadra mientras el Comandante abría el cerrojo superior , abriendo la puerta instantáneamente sintiendo una bocanada de fuego que de hecho  nos tiró para atrás y salieron unos cuantos reclusos empujándose y mucho humo. También abrimos la  puerta  de acceso a la cuadra número 1, porque  no sabíamos en ese  momento si el fuego se estaba o se podía propagar hacia la misma”. [sic]


Recuadro 2

Testimonio Luis Alberto Acosta : Me desperté cuando dijeron ‘fuego’, pero no sé si era el primer grito. Estaba todo tapado por el humo y las llamas llegaban al techo. Ya estaba más de la mitad de la cuadra ardiendo, hacia el lado del baño. Estaba ardiendo la ‘ranchada del Chuy’, la de Alegre, la de frente al baño y la cama del ‘Mochila’.  Fui y desperté al ‘Pepé’ y Bustelo, que dormían. No sé que hicieron ellos porque yo fui enseguida a la puerta. Cuando llegué a la puerta algunos me invitaron a ir al baño. Eran el ‘Macocho’, Edinson Nuñez, y el ‘Mochila’ y les dije que no porque no iban a poder regresar a la puerta. Yo sabía que no iban a poder regresar.  Para llegar al baño era un recoveco, había un palo lateral en la ranchada del  Mochila que hacía la vuelta en la ranchada y ese palo al incendiare  se soltó con las frazadas prendidas y cayó en la ranchada  de al lado de la puerta, la de Chapore. Ahí se bloqueó el baño. Yo no quería que fueran para ahí. Les dije que no fueran para el baño a ‘Macocho’, a Edison Núñez y al  ‘Mochila’ Pereyra… Cuando gritaron fuego, yo  vi al llavero Stuart por el sapo, y dijo que ya nos abría y subió para la Comandancia, después bajó con la llave. Vi solo al llavero, en todo momento solo al llavero” [sic]

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