Edgardo Novick, candidato a intendente de Montevideo por el Partido de la Concertación en el local de la lista 12. Foto: Pablo Vignali
Escalón por escalón
Noviembre de 1996. Las encuestas habían encendido las alarmas a pocas semanas de que la ciudadanía decidiera sobre el proyecto de reforma constitucional que instalaba el balotaje. Un sondeo que daba al Sí siete puntos abajo del No había preocupado al presidente Julio María Sanguinetti, que se reunió a solas con Jorge Batlle en la residencia presidencial de Suárez y Reyes. La cumbre de líderes colorados determinó que al día siguiente cuatro personas se reunieran en la casa del Partido Colorado (PC) para delinear un cambio de estrategia. Había que dar vuelta la elección. Puntuales, los dirigentes Wilson Sanabria, Hugo Fernández Faingold y Alberto Iglesias se encontraron con un tal Edgardo Novick. El hombre, de confianza personal de Batlle, revelaría poco después la fórmula del éxito: un spot publicitario en el que se mostraban las diferentes opiniones dentro del Frente Amplio (FA) sobre la reforma. Por aquel entonces, figuras como Liber Seregni y Danilo Astori se habían pronunciado a favor del proyecto. En contra, Tabaré Vázquez y la mayoría de la izquierda. El aviso, que comenzó a circular en televisión 15 días antes del plebiscito, revirtió la tendencia. El 10 de diciembre, la reforma fue aprobada por la mínima diferencia.
Pocos hubiesen pensado que aquel hombre de hablar pausado sería, algún día, candidato a intendente de Montevideo. Más bien se había ganado fama de asesor. “Nosotros le asignamos el resultado del plebiscito a esa comunicación. Ese aviso mostraba a los integrantes del FA dando sus opiniones, que eran todas diferentes. La repercusión fue inmediata”, recuerda Iglesias, uno de los hombres que participaron en el cónclave en la casa del PC.
En aquella época, Novick ya regenteaba varios negocios y viajaba seguido por el mundo, a la caza de ideas innovadoras. Aquel acierto de 1996 lo condujo a hacer aportes en los dos balotajes siguientes. Aunque Batlle suele negarlo, hay quienes juran que fue el creador del viraje de metodología de campaña que en noviembre de 1999 puso en el centro de la agenda el Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas. A veces aportando ideas y otras veces dinero en las campañas, Novick se fue inmiscuyendo en algunos círculos políticos. En 2013 su nombre comenzó a manejarse en el entorno de Lacalle y de Pedro Bordaberry como el del posible candidato independiente de la alianza que blancos y colorados diseñaban para conquistar Montevideo. Él mismo había manifestado su intención de abandonar los hábitos de asesor para postularse a la intendencia.
Al principio, muy pocos le tenían fe. Pero su candidatura comenzó a prender en simultáneo con el desbarranque de blancos y colorados. En medio del terremoto político que sacudió el liderazgo de Bordaberry por su magra performance en la primera vuelta, y en momentos en que el nacionalista Jorge Gandini experimentaba en carne propia un desaire similar al que en 2010 relegó al frenteamplista Daniel Martínez de la competencia por la intendencia capitalina, Novick hizo una jugada que dejó a todo el Partido Nacional (PN) boquiabierto: fichó como cuarto suplente al ex presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Sebastián Bauzá. Ese día, varios dirigentes nacionalistas le pidieron a Bauzá que se bajara de la lista. Esto motivó un llamado de Novick a Álvaro Garcé con un mensaje claro: si Bauzá no integraba su lista, él también se bajaba. A último momento hubo acuerdo: tanto en la lista de Novick como en la de Garcé, Bauzá figuraría como cuarto suplente. Paradojas de la política: meses antes, el ex presidente de la AUF había dado el sí a Luis Lacalle Pou para ser él mismo el candidato a la intendencia. Pero cinco inspecciones de la Dirección de Bromatología de la Intendencia de Montevideo en su confitería Lion D’Or habían alertado a Bauzá de que el aparato frenteamplista estaba volcado a encontrarle “un pelo en una masita” para desbaratar su proyecto político. Un traspié familiar terminó de dejar sin efecto sus pretensiones. En medio de este panorama desolador para blancos y colorados, y con las credenciales de haber servido como asesor en momentos difíciles para unos y otros, Novick creyó que había llegado su momento. Novato en política pero veterano del poder, se decidió a emprender el negocio de su vida: plantarse como “lo nuevo” en política.
Temores y entornos
Hace varias semanas, en las reuniones que mantiene con su primer suplente, Elbio Acuña, dueño de la empresa publicitaria Punto Ogilvy, una de las más prestigiosas firmas del país, Novick cayó en la cuenta de que le está yendo mejor que a nadie en las encuestas que miden la interna del Partido de la Concertación. La billetera ayuda: dicen los suyos que ha invertido más de un millón de dólares en su campaña y que paga 18 pesos la colocación de sus columneras, tarea por la que los demás pagaban seis pesos hace apenas seis meses. Como sea, lo cierto es que este empresario de pantalones chupín y zapatos italianos empieza a generar un sentimiento dual en filas blancas y, sobre todo, en la diezmada trinchera colorada: se lo necesita y se lo aborrece al mismo tiempo. “Sin él, la Concertación sería un fiasco, pero si el 10 de mayo queda primero empezará a ser una amenaza”, confesó un senador nacionalista a la diaria. En una entrevista con El Observador TV, el senador blanco Álvaro Delgado marcó diferencias entre Garcé y Novick: “[La candidatura de Garcé] no es una de esas cosas coyunturales que aparecen y desaparecen. A nosotros nos viene bien que Novick traiga votos de afuera. Pero eso es una cosa, y otra es jugar al roba montón adentro”, sentenció. Las recientes visitas del candidato independiente a los intendentes de Flores, Armando Castaingdebat (Todos hacia Adelante), y Tacuarembó, Wilson Ezquerra (Alianza Nacional), renovaron los temores en el PN acerca de una fuga de votos hacia la candidatura de Novick.
“Él quería ver lo que habíamos hecho en Flores en materia de deporte y reciclado”, explicó el primero a la diaria. No obstante, prevenido del recelo de los nacionalistas, tomó distancia: “No lo apoyo. Nuestro candidato es Garcé”. El jefe comunal de Tacuarembó, en cambio, sí se ha manifestado a favor de Novick. Los unen los negocios (ambos son dueños de tiendas de ropa) y el deporte. Si Novick aspiró a quedarse con la presidencia de Peñarol y está vinculado al Montevideo Basket-ball Club, Ezquerra también estuvo al frente de un club: fue presidente de Tacuarembó FC. Hace dos semanas, Ezquerra se deshizo en elogios al postulante capitalino. “Montevideo se merece un gobernante como él”, aseguró. Verónica Alonso, senadora del sector de Larrañaga, dice estar “impresionada” por el fenómeno Novick. Sostiene que “hay que analizar” con detenimiento el sacudón que representa: “No sólo lo respaldan colorados, hay de todo […] Es una señal para los dos partidos”. “No es menor que la gente esté respaldando así a un outsider de la política que reclama gestión”, asegura en diálogo con la diaria.
Antiacto
“Hoy cambiamos la dinámica. Los invito a la sede de Bulevar Artigas y Nicaragua a las 19.30. Quiero hablar con cada uno de ustedes”, tuiteó ayer Novick, anunciando el encuentro de todos los jueves con la militancia de la lista 12. Medio centenar de personas había llegado a la sede de Bulevar Artigas y Nicaragua, pero una hora después el primer candidato de la lista, Marcos Laens (titular de la lista, jefe de Ventas de la Asociación Española e hijastro de Facello), comenzó a levantar las sillas. Varios dirigentes, desde el ex diputado Juan Ángel Vázquez hasta Iglesias, habían llegado al lugar. En el primer piso permanecían, como en un búnker, Novick y Facello.
Sobre las 20.30 llegó al lugar Graciela Rompani, viuda de Pacheco. “¿Cómo que no hay reunión?”, preguntó a una militante, que intentaba explicarle qué lista votar mientras la mujer pedía explicaciones. Pocos minutos después, Rompani también subió al primer piso.
Tanto la diaria como El Observador intentaron un breve intercambio con Novick, pero no hubo respuesta. Minutos después, las luces comenzaron a apagarse, y la militancia a dispersarse. Mientras era entrevistado por la diaria, Laens se excusó: “Ya vuelvo”. Poco después, se subió a un auto y se fue, raudo, por Bulevar Artigas.
Conscientes de que los efectos de la elección en la capital se proyectarán más allá y teñirán con sus consecuencias el mapa político del país, los colorados también siguen con atención el “efecto Novick”. Varios ex aliados de Bordaberry observan atónitos cómo el candidato logró cooptar en pocos meses a un buen número de militantes, magnetizados por una impronta magurnista. El propio Bordaberry reconoció este fenómeno, en una entrevista concedida a El Observador en la que aseguró que el candidato independiente “pesca” en la interna colorada, criticó los “conflictos de interés” entre política y negocios y se sinceró: “Novick se convirtió en el ala pachequista”. Sotto voce, varios dirigentes blancos y colorados apuntalan esta idea en los contactos del candidato-empresario en la Asociación Española. No sólo por la vieja amistad con el presidente de CUTCSA y consejero directivo de la mutualista, Juan Salgado, socio de Novick en Nuevocentro Shopping; también por su alianza con Guillermo Facello, gerente comercial de la Asociación Española, líder de la agrupación Amigos de Óscar Magurno (cuya tradicional sede de 18 de Julio y 8 de Octubre ahora luce un enorme cartel en apoyo a Novick) y principal operador de la candidatura independiente desde las entrañas del PC. “No voy a opinar hasta después de las departamentales”, dijo a la diaria el secretario general colorado, Germán Cardoso.
Pachequismo unplugged
“Novick es un hombre que se formó en la calle, y el que triunfa en la universidad de la calle tiene esa cercanía que lo hace mágico. Entendés a la gente y la gente te entiende a vos, y hablás un idioma que no tiene fronteras. Los que sufren valoran mucho al que le explica en un lenguaje llano su realidad y lo que quiere hacer. Tiene un punto de coincidencia con Magurno: le gusta más hacer que hablar. Cuando Magurno se comunicaba con la gente, siempre tenía una relación muy afable, muy directa, muy lineal; Edgardo tiene lo mismo”, reconoce a la diaria Alberto Iglesias, el último exponente de la tradicional lista 321, de Jorge Pacheco Areco, en ocupar una banca parlamentaria. Eso que Iglesias llama “universidad de la calle” es fácilmente palpable en las recorridas que el candidato ha emprendido por la periferia de la ciudad, donde se mueve como pez en el agua. Ahí, entre el barro y los que no tienen nada, Novick llega a la gente con un discurso simple, repetitivo: hay que tapar este pozo, hacer aquella calle, arreglar las veredas y poner iluminación. Punto y aparte.
Los cuadros pachequistas del PC sienten una afinidad cultural con este hombre de mediana edad cuyo estilo y temperatura lo asemejan a su líder histórico. Luis Chirico, que en el pasado revistó en la lista 15 y en la actualidad se desempeña como jefe de policlínicas de la Asociación Española en la ciudad de Canelones y supervisor en Las Piedras, describe en diálogo con la diaria aquello que lo acerca a Novick: “Las circunstancias, la amistad, la misma base de crianza”. Hace dos semanas, el candidato visitó la sede central de Chirico, que ahora encabeza la lista 1551, cuya mera existencia enfureció a Jorge Batlle, partidario de Ricardo Rachetti. Ese día, en el local ubicado en Bulevar Artigas y Martín Fierro, un veterano referente de la 15, Óscar Perro Latorre, dejó picando en el aire una sospecha que recorre de sur a norte las coordenadas coloradas. “Tenemos que hacer ver que todavía existe gente con sentimiento batllista. Nosotros sabemos lo que votamos… y éste va a despertar al Partido Colorado otra vez… ¡Viva Batlle!”, exclamó, abrazado a Novick, que levantaba el puño en señal de victoria. Cuentan varios colaboradores del ex presidente que, apenas se enteró del trasvase de dirigentes hacia Novick, Batlle llamó por teléfono a cada uno para advirtirles sobre su eventual expulsión del PC. “Si hay molestias lo siento, yo soy un liberal demócrata y amigo de sus amigos”, responde Chirico. El veterano dirigente reconoce que “hay mucha gente de la Española con Edgardo, mucha gente en la 12, que es la lista oficial, y mucha gente que me apoya a mí”.
La estirpe empresarial del candidato y la reunificación de la vieja guardia pachequista se mezclan con la cultura de las organizaciones no gubernamentales de muchos de sus cuadros. Las tres tipologías parecen encontrarse en cierto discurso sobre la eficiencia que pone en primer lugar los resultados. Así de explícito lo remarca Novick, en su sede central: “Decimos que nosotros venimos de la gestión, no importa a quién votaron [en octubre], tenemos que estar todos juntos para administrar. Las cosas se hacen bien o se hacen mal. Montevideo necesita hacer bien las cosas, y Montevideo es la empresa de todos los montevideanos”.
Roberto Gossi, que lidera otra de las listas que apoyan a Novick (la 901), es a su vez coordinador de la Red Uruguaya de Ciudades Sustentables, una ONG que trabaja en los temas de urbanismo, medioambiente y eficiencia. La que encabeza, señala, “es una lista ciudadana”: “Los políticos ya tienen el Parlamento. Nosotros tenemos que solucionar problemas del día a día, como si fuera la administración de una propiedad”. Gossi conoció a Novick “hace dos o tres meses”, cuando los presentaron algunos amigos en común. “A él le gustó mi perfil técnico como gestor de ciudades”, suelta. Orgulloso, asegura que la de Novick es “una experiencia inédita en Uruguay”, porque “tenemos una partidocracia muy fuerte, pero cada vez más ciudadanos, cansados de las promesas de los políticos, se están nucleando a nuestro alrededor”. Otra de las adquisiciones de Novick es Martina Capó, una gestora cultural que se ha venido desempeñando al frente de El Bajo de la Ciudad Vieja.
Mito y experimento
No es sólo el origen empresarial ni la capacidad de expresar la poderosa fusión entre negocios (hizo su propia fortuna a base de emprendimientos como La Cancha, Nike, La Mostaza y Nuevocentro), política (con la punta de lanza en la Española y el coloradismo) y deporte (ahí están sus incursiones en el básquetbol y sus aspiraciones en Peñarol) lo que catapulta a este hombre al podio de la novedad, sino también una manera particular de entender la política. En sus apariciones públicas parece afirmar una popularidad que traspasa las fronteras de clase, lo que da forma a una especie de populismo de derecha. Su discurso refleja, además, una tensa combinación de conservadurismo y liberalismo que, si por un lado implica resaltar los valores y la moral, por otro se traduce en un realce de la vida privada a la hora de hablar de su actividad empresarial. Esta tensión parece requerir necesariamente un cemento que los unifique más allá de la popularidad de los líderes. Esa amalgama parece ser, en el caso de Novick, él mismo: la encarnación en persona de un valor ascendente, nunca mejor representado que en su primer spot de campaña, que recuerda que este multimillonario empezó ordenando frutillas, en sus tiempos de feriante de clase baja.
Es el mito del hombre que supo vencer la adversidad sin perder el optimismo. A la trama moral (“Terminemos con el despilfarro”, concluye el último de sus avisos) agrega la reivindicación de la honestidad de los ciudadanos-consumidores y su espontaneidad expresiva ante las manipulaciones de la vieja política. Transparentar es su grito: “Votemos una intendencia transparente”, clama en Facebook. Sin órganos conocidos, ni convención, ni secretariado identificable, todas las decisiones de campaña son centralizadas por la agencia de publicidad. De ahí que no exista relación entre un universo reflexivo-crítico y una política transformadora. Tampoco hay complejidad a la hora de describir la densidad de los conflictos sociales y políticos que tienen lugar en una ciudad inmersa en un mundo confuso.
El aparente éxito del experimento Novick ya despertó (sobre todo entre los colorados) la pregunta acerca de las verdaderas pretensiones del candidato-empresario, habida cuenta de que las encuestas muestran con claridad que si bien podría primerear en la Concertación, está lejos de ganar las elecciones departamentales. ¿Tener una bancada de ediles propia en la Junta Departamental que termine definiendo votaciones reñidas? Puede ser. ¿Quedarse con el Partido Colorado? Iglesias responde así: “Hablamos después del 10 de mayo”.
Ricardo Scagliola
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sábado, 2 de mayo de 2015
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