“Pobreza
 crece en Argentina y desafía promesa de Macri”, se titula el artículo 
de enfoque, de la Agencia Reuters, del 28 de abril, escrita por Nicolás 
Misculin y Brad Haynes, que analiza, con notable precisión y 
sensibilidad, los trágicos resultados de vivir gobernados por “un rico 
que desconoce las vicisitudes de los pobres” que “heredó un país con 
algunos de los mejores indicadores sociales de América Latina”.
¿Acaso se esperaba otra cosa de Macri y su grupo de gerentes?
El
 relato de la historia del mundo, nos indica, que nada va a modificar 
los rumbos, impuestos por el neoliberalismo reinante y sus 
representantes, hoy, en todos los puestos de poder… con la inestimable 
ayuda y apuntalamiento de los medios económico corporativos de 
información falaz y los Caballos de Troya, que se han instalado hace 
décadas… Macri sabe de qué manera se logra arribar a un espacio de 
poder, con ayuda de todos los que de un modo u otro, lucrarán con el 
temor de un pueblo.
No
 debemos olvidar, que desde hace dos siglos, el mundo se ha convertido, 
en un confuso espacio donde permanecer, por la demencial energía del 
capitalismo… una era, basada exclusivamente en una interpretación 
materialista de la vida… no creo, Macri conozca la historia, es 
meramente un emergente casual, un espacio vacío.
¿Qué
 será de la fantasía materialista, de la que hoy depende necesariamente 
el consumo, impulsado por el neoliberalismo global? Así, cualquier 
objeto, se convierte en un sueño, devenido del deseo de consumirlo, 
actuando cual placebo momentáneo, contra la angustia, de permanecer en 
un mundo, donde “la codicia y la avidez son saludables”, credo de Iván 
Boesky, profesor de la Escuela Empresarial de Berkeley.
Y
 los pobres en este milenio de las grandes muertes, ¿qué espacio ocupan 
en la agenda de presidentes como Macri?: ante el accionar caprichoso y 
torpe de este mandatario, diría que no ocupan sitio alguno… los pobres y
 su circunstancia en Argentina y el mundo, es incomparable, con ninguna 
otra que se haya experimentado en la historia.
Me
 pregunto ¿cuánto más puede durar este momento?, donde todos los riesgos
 y peligros de la historia acechan: la intolerancia, el fanatismo, el 
racismo, la mentira, el simulacro, el silenciamiento sistemático, de 
quienes se oponen a esta dictadura.
Muchos
 incautos o simplemente esclavos cómplices, tienen la esperanza que el 
libre mercado, resolverá milagrosamente, en teoría de felicidad “a la 
carte” (Macri Dixit), las tremendas dificultades que se presentan en el 
día a día, sobreviviendo… apuntalan toda la desmesura del 
neoliberalismo, oportunistas tendencias, emanadas por gurúes fabricados 
en la “tienda de accesorios”… “chantas”, que aportan, desde un 
resurgimiento gótico, el vegetarianismo, veganismo, Rudolph Steiner y su
 abortada Filosofía de la Libertad, el budismo laico de Ikeda, Chopra y 
sus fórmulas de hacer dinero con alegría… el arte por el arte, donde 
siempre los negocios, marcan un horizonte a alcanzar, en sincronicidad 
con las productoras de “sonrisas” dibujadas… para los pasquines 
amarillentos, de las denominadas “celebrities”: putas de ocasión, 
lanzadas por la infernal maquinaria neoliberal, para marcar tendencias 
en moda, maneras y manías, impuestas a cualquier costo, incluso alcanzar
 el perder la identidad y la pertenencia… todo es leve, menos la 
levedad.
La
 ofensiva del capitalismo en las últimas cuatro décadas consistió en 
degradar y fragmentar los espacios ganados por los trabajadores, con el 
inocultable objetivo de abaratar el valor de su potencial de trabajo y 
generalizar la precarización laboral. Esa ofensiva ha sido denominada 
como neoliberalismo, a la que pertenece Macri y sus gerentes.
El
 capital destruyó la individualidad, degradó el paisaje del planeta y 
por decreto eliminó la historia de acontecimientos trascendentes que 
comunidades enteras, plenas de ideales, habían logrado hacer en nombre 
de la igualdad, la fraternidad y la libertad, hoy ausente, con 
democracias manipuladas y gobernantes convertidos en gerentes de esta 
minoría que dicta, hace y deshace en esta tierra.
El
 racismo travestido como clasismo rige en el mundo, pues mientras se han
 instalado como parte del lenguaje social y políticamente correcto, de 
orden pluricultural, la condena de la discriminación racial o de género,
 el vivir en una dictadura de clase es considerado muy normal.
No
 importa que las corporaciones multinacionales exploten a los pueblos y 
además sean culpabilizados por su calidad de pobres y por no llegar 
jamás a la cima de la pirámide, donde conviven las mafias de los 
“triunfadores” del cabaret en que se ha convertido este mundo.
Frente
 a estas leyes que no aceptan la diferencia y dan lugar al clasismo como
 norma de vida; frente a estas leyes no escritas ni promulgadas, el 
ensayo humano de un grupo de psicópatas que someten a una humanidad 
desorientada, con sus magros elementos para sobrevivir y permanecer en 
esta tierra, con leyes que actúan cual límite de comportamiento y 
acatamiento solo para pobres y hambreados, sin ninguna posibilidad de 
realizar una justa valoración del delito que se comete día a día con sus
 existencias en el límite de sus vidas.

 
