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domingo, 20 de abril de 2025

“ LA GUERRA DE LAS MALVINAS Y SUS INOLVIDABLES LECCIONES”. Prof. Alejandro Nelson Bertocchi Moran


A 26 años de la guerra del Atlántico sur aun subsisten sus enseñanzas en todos los campos imaginables pues aquel conflicto entre el Reino Unido y la República Argentina significo un evento que no debe caer en el olvido. Y esto último debería no existir dado que hoy surgen en el horizonte continental quienes con gran locuacidad parecen inscribirse en un camino belicista. Por ello, salvado lo sucinto de este espacio debemos señalar al inteligente lector una suerte de cronología cuya dirección intelectual nos vaya indicando la gruesa cadena de errores que los mandos políticos de cualquier país pueden cometer cayendo en una escalada hacia el flagelo de la guerra. Y vaya que el ejemplo de Malvinas sirve en este norte.


1982 es el final del camino diplomático para los argentinos en su intento de recuperación del archipiélago malvinense, ocupado ilegalmente por los británicos desde 1833, pues la misión de lord Shackleton en 1975 demostró claramente que los anglosajones nunca discutirían la soberanía de estas islas y que la resolución 2065 (diciembre de 1965) de la ONU que invitaba al dialogo nunca sería tenida en cuenta por Londres. Una vieja historia.


A su vez este mismo año nos muestra que en el poder de ambos contendientes se ubicaban por un lado la ultraconservadora Margaret Thachter, y a su frente el general Galtieri y el almirante Anaya; mientras el presidente estadounidense Reagan se halla en el comienzo de un mandato triunfal que va a cambiar la faz del mundo. Por ello es de notar que la característica de estas personalidades suponen una posición política de no retroceso en cualquier circunstancia y mas bien capaces del aprovechamiento y de la irreflexión. Además como sazonador tenemos que tanto los gobiernos de Londres como el de Buenos Aires se hallaban inmersos en problemas económicos y sociales bastante similares por lo que de alguna forma necesitaban obtener algún hecho que los hiciera recobrar una esperanza para seguir detentando el poder.


Esto se dio con el extraño “incidente Davidoff” en las lejanas Georgias del Sur que hizo relanzar los viejos planes argentinos de estado mayor de invasión de las Malvinas. En 1956 el almirante Rojas había estructurado esa idea y su colega Massera la había sopesado en 1978. A su vez el almirante Anaya había estudiado un plan similar en 1975 cuando era agregado naval en Londres que fue el documento finalmente aprobado por la Junta Militar. La premisa fundamental de tal movimiento se basaba en que la Gran Bretaña no solo no se hallaba en condiciones militares como para intervenir en el Atlántico austral sino que no había disposición política alguna en el gobierno ni en el pueblo inglés como para lanzarse a una guerra en un teatro que “no les interesaba”.


Ambas apreciaciones fueron severamente erróneas. No solo los británicos se hallaban en posición de enviar una considerable fuerza de las tres armas hacia el sur, pues iban a movilizar tras suyo a la misma OTAN, sino que asimismo la Junta Militar creyó con inconcebible ingenuidad que los EEUU no iban a apoyar a sus primos hermanos de la brumosa Albión en razón del apoyo que medios militares argentinos había dado a los “contras” nicaragüenses.


Sucedió exactamente a la inversa dado que al final serían medios tácticos de confección estadounidense los que volcarían la balanza a favor de la Task Force, todo sumado al veto estadounidense a no aceptar los términos del TIAR circunstancia que dejó marcado para siempre dentro de la vision iberoamrricana aquel sofisma llamado “doctrina Monroe”.


Sorprenden muchas situaciones de la escalada hacia la guerra y una de ellas señala como los británicos movilizan parte de sus fuerzas navales hacia el teatro austral, ya dos días antes de la invasión argentina del 2 de Abril. Así lo hace el almirante Sandy Woodward desde Gibraltar con el envió de dos sumergibles nucleares (luego se enviarían tres mas) circunstancias que van datando el sostenido esfuerzo británico en aras de obtener una superioridad material sumado todo a la entidad de un movimiento logístico y orgánico que da clara muestra de cómo una potencia de primer orden esta preparada a dar una respuesta tan lejana, en solo horas.


En este aspecto la entidad de los números es apabullante: cerca de 750.000 toneladas de buques fue lo que puso en franquía la Gran Bretaña, teniendo la Royal Navy 42 buques en este dispositivo, los que sumados al resto (buques auxiliares de la flota mas barcos requisados) se acercan a una centena de barcos. Casi 28.000 hombres, entre efectivos militares y civiles movilizados son los que se vienen al sur. Y la colaboración de los EEUU es crucial- mientras el general Haigh desarrolla su publicitada “mediación”- con el préstamo de su base en la isla de Ascensión, mas cuatro millones y medio de litros de combustible para aviación, apoyo de inteligencia satelital y los mas importante, nada menos que el arma que ganaría la guerra: el misil A/ A Sidewinder AIM- 45B, que montado de apuro en los caza Harrier (VSTOL ) fueron una letal combinación que daría a la Gran Bretaña una superioridad neta en el aire.


Y esto último fue definitivo y ecuación que nunca podría eludir la aguerrida aviación argentina en los 44 días que duró el combate. Así lo dicen los fríos números.


Antes de pasar a un breve desarrollo del combate es de notar el panorama que enfrentó Iberoamérica en aquellas jornadas, destacando la posición de Chile movilizando su flota al austro, cosa que pone en ascuas al continente por las suspicacias de una posible colaboración con los británicos. Perú moviliza y concentra su Fuerza Aérea en su frontera sur y vende parte de sus cazas Mirage a la Argentina, mientras el Brasil arrienda varios aviones “Bandeirantes” a los argentinos y cierra su espacio aéreo a los británicos.



Quizás este breve pantallazo de al lector un marco acorde con lo que señalamos en la introducción. Venezuela, México, Guatemala (1) y Brasil lanzan su diplomacia al apoyo argentino situación que sofrena a los EEUU aunque todo quede en los pasillos de las embajadas. Frente a esto tan peligroso para su status americano Washington decide no aceptar el pedido británico de aviones AWCS y de otros sofisticados elementos de detección temprana, cosa que va a costar caro a los ingleses dado, entre otros hechos, los ataques indetectados de los magníficos EXOCET.


En suma el 7 de Abril Londres decreta una zona de exclusión marítima en torno al archipiélago, situación que hace apurar el esfuerzo logístico argentino con las consecuencias ulteriores del caso. El 25 los británicos retoman Georgias del Sur y el 1 de Mayo a la madrugada es bombardeado el aeródromo de Puerto Argentino, dando comienzo las operaciones. En la noche del 2 se produce una situación táctica (simular a Mydway) en la que la fuerza naval argentina a pleno se halla a menos de 130 millas de la Task Force cuyos medios de alerta aun no había detectado su presencia. El momento es crucial pues el contralmirante Allara se halla en posición de lanzar a sus únicos ocho caza bombarderos Skyhawk al ataque de los dos portaviones británicos.


Empero, en una decisión a la larga muy discutida, se decide no efectuar el ataque por carencia de viento (solo 10 nudos) situación desventajosa para el despegue de los aparatos, amén de que la autonomía de los aviones argentinos se hallaban al limite de sus posibilidades lo que hubiera echo arrimarse al portaviones 25 DE MAYO para el recobro de sus aviones a una distancia de detección para los medios británicos, cuya cortina exterior la integraba un submarino nuclear.


Más al sur navegaba el crucero ARA BELGRANO con dos destructores, buques que suponían una grave amenaza para la Task Force, aunque operaban por fuera de la zona de exclusión declarada por Londres. En esas mismas horas surge la iniciativa del presidente del Perú que logra que Reagan tome en cuenta la posibilidad de que se acuerde una evacuación argentina, mas un cese de hostilidades y un retiro de la Task Force, quedando el archipiélago malvinense en una suerte de condominio anglo- argentino.


Pero mientras Belaunde Therry habla telefónicamente con Reagan y este último se propone contactar a Londres, aceleradamente la primera ministra británica ordena el hundimiento del BELGRANO para boicotear cualquier posibilidad de solución diplomática al conflicto. Se produce la muerte de 368 marinos argentinos.


El 4 de Mayo es impactado el destructor clase 42 SHEFFIELD por un EXOCET. Se hunde el día 10. El 21 se produce el desembarco en el estrecho de San Carlos, zona escasamente defendida por las fuerzas del general Menéndez y se producen una serie de ataques de la Fuerza Aérea argentina, que logran varios blancos aunque muchas bombas no explotan por diversos problemas de preparación. Pero son hundidos varios buques en un hecho que asombra al mundo. El combate en tierra se hace muy reñido siendo Pradera del Ganso un momento importante de una batalla ya considerada perdida a causa del notorio desfasaje material y orgánico entre ambos contendientes (2).


El 25 es hundido el portacontenedores ATLANTIC CONVEYOR por otro Exocet. Cinco días después le toca el turno al INVINCIBLE, dañado por otro misil, mientras la batalla terrestre prosigue entre los montes camino a Puerto Argentino pese a la resistencia que ofrecen los infantes argentinos comandados por grados inferiores a tenientes. El 8 de Junio se produce un extraordinario ataque aéreo que provoca mas de cien bajas inglesas en bahía Agradable. El 14 culmina la “matanza”a tenor de lo expresado por el general Jeremy Moore en el momento de aceptar la capitulación de Menéndez.


Para dar apenas un vistazo a los hechos simplemente señalamos que de 27 missiles Sicewinder lanzados por los Harriers durante la lucha, 24 dieron en el blanco. Pero la mayor evidencia que deja este conflicto es la superioridad que posee el profesional voluntario ante el conscripto, cosa probada en el frío terreno malvinero, donde se puso en juego muchas cosas mas allá de este pequeño espacio. Sobradas razones habrían entonces para tomar un camino de análisis mayor aunque debamos simplemente decir que las bajas británicas fueron cuantiosas, tanto en hombres como en medios y buques, quizás mucho mas de lo previsible. Sin duda por alguna interesante razón los archivos británicos estarán disponibles recién a fines de este siglo XXI.


Por ello tengamos siempre en el recuerdo a aquellos valerosos pilotos argentinos que en inolvidable acción dieron con pleno convencimiento y abnegación sus preciosas vidas a su patria, logrando el respeto y admiración de sus mismos adversarios. Y esa debe ser la lección que debemos tomar en el norte de entender que en la guerra no existen los superdotados, simplemente los mayormente preparados. Aunque quizás esta lectura también la deban hacer nuestros políticos de turno para que sus egos no superen la prudencia.-



1)- La presidencia guatemalteca ofreció a Buenos Aires el envío al teatro Malvinas del bizarro “batallón Atlacatl”.


2)- Una cuarta parte de la infantería británica prestaba servicio 6 meses al año en Noruega.












jueves, 3 de abril de 2025

GATO ENCERRADO Y ACORRALADO /Columna de CARLOS CASTILLOS, Abril de 2025




Un académico latinoamericano, radicado en California, (no recuerdo su nombre ni el tiempo transcurrido), anticipó antes de la asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, que se avecina el declive de la supremacía de ese país respecto del resto del mundo. No es el único que ve eso.

El acceso de Trump por segunda vez a la Casa Blanca y su primer discurso al asumir, es una señal de ese deterioro, pero no es la única. Desde el lunes 20 de enero, cuando sucedió a Joe Biden, han venido pasando cosas, hechos que parecen confirmar esa tendencia.

Ese gobernante, siempre con cara de enojado y hablándole a todos con prepotencia no exenta de bravuconadas, no ha dejado de “pelearse” con algunos gobernantes europeos, con algunos asiáticos, con algunos latinoamericanos (a quienes confesó que no necesita) y hasta con Canadá, México y Groenlandia.

Se quiere apropiar de ese territorio helado del norte, quiere cambiarle el nombre al Golfo de México para que se llame “Golfo de América” y coquetea con Rusia y China, en un juego que por momentos parece duro y en otros momentos conciliador.

Es un hecho que estas dos potencias, más otras emergentes como la India, Sudáfrica y Brasil, que conforman el Grupo llamado BRICS, son consideradas por Estados Unidos como “la gran amenaza” a su hegemonía mundial, básicamente en lo económico y comercial, eje sobre el cual todo gira.

Porque también hay cortocircuitos en lo militar, tecnológico y otras áreas claves que hacen tambalear lo que hasta ahora ha sido el imperio estadounidense.

Esta “declinación o decadencia, como se prefiera, vino de la mano entre otros factores domésticos por el lento crecimiento de su economía, la pérdida de competitividad en los mercados globales y el gigantesco endeudamiento del gobierno federal”, escribió estos días el catedrático argentino Atilio Borón. 

Un dato poco difundido indica que “Si en 1980 la relación entre la deuda de la Casa Blanca y el Producto Interno Bruto (PIB) era de 34.54 por ciento, en la actualidad se ubica en un nivel astronómico: 122.55 por ciento” agregó Borón.

Internacionalmente, expertos y organismos especializados sostienen que una deuda es manejable siempre que no pasa el 40 por ciento del PIB de un país. Pero Estados Unidos está sobregirado y ahí radica casi que el principal problema de su situación actual, que el presidente Trump busca disimular o disfrazar, con discursos agresivos y prepotentes.

“No debería sorprendernos que atentos a estos amenazantes cambios puestos en evidencia desde los comienzos del frustrado ‘nuevo siglo americano’ algunos académicos y asesores gubernamentales hicieran enfáticos llamados a la dirigencia estadounidense a ejercer el poder desnudo, dejando de lado todo convencionalismo o apego a la legalidad internacional”.

Hay que estar atentos y seguir de cerca estos acontecimientos. Tan importantes como los dramas domésticos que nos afligen también.

Porque aquel académico latinoamericano advirtió también que la debacle de Estados Unidos puede definirse sin mayores sobresaltos, o sea se puede caer como un castillo de arena, o de naipes

Pero también puede suceder que ese coloso, acostumbrado a manejarse como el dueño del mundo y el “sheriff” del planeta reaccione como un gato acorralado. Y en esa caso todo puede suceder.