Ricardo Alarcón, fuera de la cúpula del Partido Comunista cubano
Alarcón, uno de los hombres fuertes del castrismo, fue canciller y presidió el Parlamento de Cuba durante 20 años
Junto a él, fueron removidos del Comité Central del Partido Comunista José Miyar Barruecos y otros cercanos colaboradores de Fidel Castro
Ricardo Alarcón –excanciller y expresidente de la Asamblea Nacional
de Cuba-- ya no será más un hombre fuerte del castrismo. El gesto
definitivo de su lenta expulsión del poder, que comenzó en febrero de
este año con su salida del Parlamento, ocurrió este lunes 1 de julio:
cuando él y otros cuatro cercanos colaboradores del expresidente Fidel Castro fueron removidos la cúpula política del Partido Comunista de Cuba.
Ricardo Alarcón de Quesada (La Habana, 1937) llegó a ser considerado el tercer hombre más fuerte de Cuba, después de los hermanos Fidel y Raúl Castro. Fue Ministro de Exteriores de Cuba entre 1992 y 1993. Durante los 20 años siguientes, fue elegido y reelegido como presidente de la Asamblea Nacional de Cuba. En diciembre pasado, los Castro no incluyeron su nombre en la lista de candidatos que competirían en las elecciones parlamentarias de este año y cuando se instaló la nueva legislatura, el 24 de febrero de 2013, Alarcón fue reemplazado en la presidencia de la cámara por Esteban Lazo Hernández, diputado desde 1981 y vicepresidente del Consejo de Estado desde 1992. Este lunes, también Alarcón fue excluido y del Comité Central del PCC y en consecuencia, también del Buró Político, el más alto órgano de dirección del partido, que ahora ha quedado integrado por 13 líderes del régimen.
La salida de Alarcón fue anunciada a través de los medios oficiales este martes por la noche. “Por esa puerta se entra y por esa puerta se sale, sin que constituya ningún demérito”, dijo el presidente Raúl Castro, en el fragmento de discurso recogido por la televisión cubano para dar la noticia. “El VII Pleno (del PCC) decidió realizar cambios en la composición del Comité Central, lo cual constituye un proceso natural”, anunció el diario Granma en su edición de este miércoles 3 de julio.
Junto a Alarcón, han sido excluidos del Comité Central otros cuatro altos dirigentes: el médico José Miyar Barruecos, quien fue secretario de Fidel Castro durante dos décadas y luego fue ministro de Ciencia y Tecnología entre 2009 y 2012; el antiguo guerrillero Orlando Lugo Fonte, miembro del Consejo de Estado desde 1986; Misael Enamorado Dáger, uno de los siete miembros del secretariado general del partido desde 1991; y Liudmila Alamo Dueñas, la más joven del grupo, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas desde 2009. En su lugar, se incorporaron 11 nuevas figuras al Comité Central, que ahora estará constituido por 118 miembros en lugar de 115.
A Ricardo Alarcón se le recuerda por sus 14 años de discursos ante la Asamblea Nacional de Naciones Unidas, como embajador representante de Cuba, en los que abogaba por el levantamiento del bloqueo económico que desde los años 60 del siglo XX mantiene Estados Unidos contra la isla. Pero también por la torpeza de los argumentos que, en enero de 2008, dio a un joven estudiante cubano de informática, Eliécer Ávila, para explicar durante un acto público por qué los cubanos tenían prohibido viajar fuera de la isla, por qué no tenían pleno acceso a Internet y por qué las promesas de prosperidad de la revolución no terminaban de cumplirse. “Si todos los cubanos pudieran viajar, el cielo se llenaría de aviones”, fue una de respuestas aquel día. Para algunos, de allí data el comienzo de su fin.
Ricardo Alarcón de Quesada (La Habana, 1937) llegó a ser considerado el tercer hombre más fuerte de Cuba, después de los hermanos Fidel y Raúl Castro. Fue Ministro de Exteriores de Cuba entre 1992 y 1993. Durante los 20 años siguientes, fue elegido y reelegido como presidente de la Asamblea Nacional de Cuba. En diciembre pasado, los Castro no incluyeron su nombre en la lista de candidatos que competirían en las elecciones parlamentarias de este año y cuando se instaló la nueva legislatura, el 24 de febrero de 2013, Alarcón fue reemplazado en la presidencia de la cámara por Esteban Lazo Hernández, diputado desde 1981 y vicepresidente del Consejo de Estado desde 1992. Este lunes, también Alarcón fue excluido y del Comité Central del PCC y en consecuencia, también del Buró Político, el más alto órgano de dirección del partido, que ahora ha quedado integrado por 13 líderes del régimen.
La salida de Alarcón fue anunciada a través de los medios oficiales este martes por la noche. “Por esa puerta se entra y por esa puerta se sale, sin que constituya ningún demérito”, dijo el presidente Raúl Castro, en el fragmento de discurso recogido por la televisión cubano para dar la noticia. “El VII Pleno (del PCC) decidió realizar cambios en la composición del Comité Central, lo cual constituye un proceso natural”, anunció el diario Granma en su edición de este miércoles 3 de julio.
Junto a Alarcón, han sido excluidos del Comité Central otros cuatro altos dirigentes: el médico José Miyar Barruecos, quien fue secretario de Fidel Castro durante dos décadas y luego fue ministro de Ciencia y Tecnología entre 2009 y 2012; el antiguo guerrillero Orlando Lugo Fonte, miembro del Consejo de Estado desde 1986; Misael Enamorado Dáger, uno de los siete miembros del secretariado general del partido desde 1991; y Liudmila Alamo Dueñas, la más joven del grupo, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas desde 2009. En su lugar, se incorporaron 11 nuevas figuras al Comité Central, que ahora estará constituido por 118 miembros en lugar de 115.
A Ricardo Alarcón se le recuerda por sus 14 años de discursos ante la Asamblea Nacional de Naciones Unidas, como embajador representante de Cuba, en los que abogaba por el levantamiento del bloqueo económico que desde los años 60 del siglo XX mantiene Estados Unidos contra la isla. Pero también por la torpeza de los argumentos que, en enero de 2008, dio a un joven estudiante cubano de informática, Eliécer Ávila, para explicar durante un acto público por qué los cubanos tenían prohibido viajar fuera de la isla, por qué no tenían pleno acceso a Internet y por qué las promesas de prosperidad de la revolución no terminaban de cumplirse. “Si todos los cubanos pudieran viajar, el cielo se llenaría de aviones”, fue una de respuestas aquel día. Para algunos, de allí data el comienzo de su fin.
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