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viernes, 30 de septiembre de 2016
DIA DEL PATRIMONIO. “EL BOLICHE HA CERRADO SUS PUERTAS”. Por Julio Dornel.
Escritor y periodista Julio Dornel
Dentro de algunas horas se abrirán las puertas de centenarios edificios que representan valiosos patrimonios de nuestro pasado histórico-cultural, con sobrados antecedentes, que merecen la evocación en una fecha tan significativa. Sin embargo hemos elegido, un local cargado de historia para centrar nuestro comentario, con la seguridad de que podremos evocar nombres, fechas y circunstancias que apuntalaron el desarrollo social, cultural y deportivo durante 50 años de existencia. Nos referimos al Bar y Restauran O.P.E.L de don Octavio Pereyra López y la familia Laso, que marcaron presencia durante medio siglo, recibiendo diariamente a los vecinos fundacionales de la aldea y a los jóvenes representantes de nuevas generaciones que buscaban un espacio para desarrollar sus actividades. El carnicero y el lechero entregaban a domicilio y el pueblo era solamente un barrio, donde los vecinos chapaleaban barro durante el invierno y llenaban sus pulmones de tierra durante el verano. La calle del centro comenzaba a llenarse de excursiones hasta lo de SAMUEL, para comprar de todo sin preguntar el precio. Fue por esos años (1930) que comenzó la transformación del pueblo. La gente comenzó a correr sin saber por qué, mientras iba cambiando de status y reclamando un título de pueblo que todavía no merecía. También por esos años nacieron y murieron los forjadores de este enclave fronterizo. Personajes comunes y humildes que preocupados por transitar su tiempo urbano libre de ambiciones, no encontraron el camino para entrar en la historia. No queremos apartarnos del tema principal de la nota, que pretende de alguna manera rendir un sencillo homenaje a quienes tuvieron la responsabilidad de dirigir el O.P.E.L. en distintas oportunidades. En esta confrontación con el ayer y aún reconociendo que las comparaciones no corresponden, no podemos evitar que en el balance final no sepamos realmente si vale tanto lo que se ha ganado, como valía aquello que hemos perdido. De todas maneras y en nombre del progreso debemos aceptar los cambios que vienen empujados por un deseo desenfrenado que tiene actualmente la sociedad para tener más cosas, sin detenerse a pensar, como lo dijo Facundo Cabral, “hay que tener menos, para tenernos más”. El O..P.E.L. nació en la década del 50 y su nombre atravesó la frontera, haciendo punta para un desconocido MERCOSUR que nadie hubiera imaginado por aquellos años. Las excursiones y turistas que llegaban a la frontera no necesitaban planos para reencontrarse después de las compras tradicionales: siempre la misma contraseña “nos vemos en el OPEL”.
(Próxima Nota: Don Octavio y su gente)
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