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miércoles, 20 de septiembre de 2017

“PITERA”: EL MENOR DE LOS SILVEIRA. Por Julio Dornel.







                             Julio Dornel


Nació en la Villa Histórica el 30 de enero de 1936, para ser el último vástago de una de las familias tradicionales del norte rochense: Víctor Silveira y Justa Plá. La condición de funcionario aduanero con los respetivos traslados, determinó que el pequeño Agustín (Pitera) cursara los años escolares en la escuela 28 de Chuy. Entre los compañeros de clase recuerda con facilidad a José Rivero, y los hermanos Vogler, mientras la presencia del maestro “Pancho Leiza ocupa un lugar especial por poner de manifiesto una personalidad inolvidable que trascendía el ámbito escolar”. Sobre sus comienzos en el futbol nos señala que “comenzamos a jugar en la cancha de Bermúdez, fuera de la planta urbana, hasta que un día apareció Paulino Gamón y nos “contrata” conjuntamente con “Lasito Chico” y el “Pato Balao”, para jugar en la primera de Nacional. Años más tarde pasamos a Peñarol donde ganamos varios campeonatos hasta que una persistente lesión nos hace colgar los zapatos. El Chuy de antes era muy familiar, con fisonomía aldeana pero servicial y generoso en el momento de extender la mano ante las dificultades de los vecinos. Por aquellos años se destacaba la presencia de SAMUEL (el padre de los pobres) considerado como el gran benefactor del norte rochense con gestos solidarios que fueron desapareciendo con el paso de los años. Era una sociedad pequeña pero muy distinta a la actual, donde se valoraba por encima de todo la amistad y el compañerismo. En una lista interminable de amigos no queremos olvidar a Wilson “Negro” Rodriguez, el “Pato” y el “Gallo” Casal, los Vogler, los hijos de Samuel, Isaías González el “Picazón y muchos otros que escapan a nuestra memoria”, dijo finalmente Agustín “Pitera” Silveira.

A 100 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL CAPITÁN DE MARACANÁ Semblanza por Oscar Bruno Cedrés




Obdulio Jacinto Muiños Varela nació el 20 de setiembre del año 1917 en La Teja, hace 100 años, hijo natural, fue criado por su madre, conoció la pobreza desde niño, apenas unos años en la Escuela, y la necesidad de ayudar a mantener la casa lo llevaron a la lucha diaria por el sobre vivir.
El “Negro Jefe”, como se le conoció mundialmente después, fue canillita, peón de albañil, hasta que llegó el fútbol profesional, primero funcionario de Impuesto Internos, terminando como funcionario de los Casinos del Estado, fue su vida particular como su vida deportiva, todo lucha, pero siempre yendo de frente.
Además de jugador de fútbol, Obdulio tenía pasión por las bochas, siendo el Guayaquí su club, también anduvo por el boxeo amateur.
Estuvo como uno de los principales cabecillas de la famosa huelga de los jugadores del fútbol de 1948 y 1949, saliendo de la misma como el paladín de sus compañeros.
Su trayectoria, su extensa y ganadora carrera como jugador de fútbol se inició en equipos de barrios, el primero lo fue el Fortaleza del Barrio La Comercial, , luego Dublín y el Pascual Somma, partidos de los que se dice de “hacha y tiza” donde eran más una guerra que encuentros deportivos, y ahí se fue curtiendo el “Capitán de Maracaná”, pasa luego a defender en lo que era entonces la divisional Intermedia al Deportivo Juventud, equipo de casaca roja con un bolsillo verde.
En 1936 se formó una selección del Barrio Jacinto Vera para ir a Buenos Aires a jugar un partido, a Obdulio le prestan la ropa para poder concurrir, como decía él: “Mío solo las medias, los calzoncillos y la camiseta”.
En 1938 da el gran salto, pasa e defender al Montevideo Wanderers, al año siguiente lo convocan para defender por primera vez la inmortal casaca celeste, es en el Sudamericano de Lima de 1939, desde ahí hasta el Mundial de Zuiza no abandona nunca más la defensa de la casaca color cielo.
Con la selección Jacinto jugó 57 partidos, y convirtió 9 goles, entre ellos los recordados goles a España en el Mundial de Brasil de 1950 y a Inglaterra en el mundial de Zuiza, 1954.
Es campeón Sudamericano en el torneo de 1942, integrando el team Aníbal Paz, Romero y Muñoz, Gambetta, Obdulio Varela y Raúl Rodríguez, Luis Ernesto Castro, Severino Varela, Ciocca, Porta y Bibiano Zapiráin.
También gana 3 copas Barón de Río Branco frente a las representaciones de Brasil y un Copa Escobar-Gerona.
No podemos olvidar en este breve raconto el 16 de julio de 1950, el del partido de Maracaná, el del 2 a 1, frente a la selección brasileña, aquel que defendieran a Uruguay Mäspoli, Matías González y Tejera, Rodríguez Andrade, Obdulio Varela y Gambetta, Ghiggia, Julio Pérez, Miguez, Schiaffino y Morán
En su trayectoria en el fútbol local, en 1943, pasa a Peñarol, donde se desarrolla lo más recordado de su gran trayectoria, gana 6 torneos Competencia, 8 torneos Honor y 6 veces es campeón uruguayo, incluido el famoso del año 1949, en el que los aurinegros ganan todos los torneos en forma invicta y surge la gran delantera que sería la base de Maracaná.
De ese Peñarol decía el “Negro Jefe”: “Era un fútbol ganador, de fuerza y de potencia”, “Una avalancha, eso era Peñarol en 1949”.
Obdulio jugó su último partido, 45 minutos, en Río de Janeior, Brasil, frente al América, un amistoso, en junio de 1955.
Integró la gran Cruzada del Dr. Ricardo Caritat, en el año 1963, donde los jugadores campeones del Mundo de 1950, recorrieron todo la república jugando partidos en beneficio de la misma, que culminó con un encuentro en el Estadio Centenario enfrentando a los rivales de aquella recordada tarde del 16 de Julio, demostrando ahí nuevamente su gran corazón en beneficio y apoyo a todos los que tenían necesidad de ayuda, no olvidando su niñez y juventud, de lucha por subsistir.
Para el Capitán de Maracaná, el mejor dirigente que tuvo en su trayectoria fue Don César Batlle Pacheco, que era el Presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol cuando la huelga de jugadores del 48/49, también el del 50 cuando el Mundial de Brasil, el recordado Matucho Fígoli, el masajista, de los campeones como su gran amigo, el número 5, Lorenzo Fernández, jugador de Peñarol y las selecciones al jugador que más admiró, por su presencia, su prestancia en el medio de la cancha.
Sobre el húngaro Emérico Hirchs, el técnico del gran Peñarol del 49, decía Obdulio: ”El húngaro era un hombre despierto y vivo como una liebre, conocía mucho de preparación física, se preocupaba a fondo de conocer a los contrarios y no se puede decir que era un negado en lo que tiene que ver con los aspectos técnicos del fútbol, Pero muy lejos de ser el sabio que aparentaba. Ni por asomo las virtudes de mago que se le atribuían.”
Casado con Doña Cata, tuvieron dos hijos; Marta y Waldemar, vivió sus últimos años en la calle 20 de Febrero, falleciendo el 2 de agosto de 1997, un año después fue elegido “Deportista uruguayo del siglo” por el Comité Olímpico.
El Club Atlético Peñarol lo designó “Jugador Símbolo de la era Profesional” en 1991, la FIFA cuando la disputa del Mundial de 1994 le entregó la “Orden del Mérito”.
Al llegar al centenario del nacimiento del “Gran capitán de Maracaná”, del “Negro Jefe”, o simplemente de OBDULIO JACINTO VARELA, va esta semblanza en recuerdo-homenaje a éste gran jugador de nuestro fútbol símbolo de la mayor hazaña del fútbol mundial: la final del 16 de Julio de 1950, la de Maracaná.
20/9/17

miércoles, 13 de septiembre de 2017

LA JUNTA DEPARTAMENTAL LA HOMENAJEÓ BERTA CASTRO: UNA DE LAS PERSONAS MÁS QUERIDAS DE VILLA VELÁZQUEZ Rodolfo Benecio






El Este

La iniciativa fue impulsada por el edil José Luis Molina, quien la destacó como “una personificación de ejemplo y servicio a la comunidad, y a la comunicación humana”. “Creo que son las cosas lindas de esta Junta departamental, empezar a reconocer a esa gente que por diferentes cosas se ha ido caracterizando en sus actividades en diferentes lugares, continuó.
Berta Nelly Castro Velázquez, nación en Lascano el 8 de mayo de 1944. Vivió en Montevideo, en el entonces, Consejo del Niño. A los 20 años regresó a Lascano, su tierra natal, donde vivió casi 20 años más. Allá por 1974, se fue a Velázquez, donde por 32 años, trabajó en Antel. Durante todo ese tiempo, no hubo festival ni beneficio que no contara con su presencia, ya fuera amenizando, colaborando, apoyando los distintos emprendimientos, donde era capaz de actuar en una improvisada obra de teatro, hasta vender rifas o atender una cantina, destacándose siempre por su buen humor y simpatía. Berta es madre de 8 hijos, que le han dado 16 nietos, y 8 biznietos. “A pesar de su trabajo, de su dedicación a la familia, Berta siempre esta donde se la necesita, aunque no la llamen. Esta porque ella entiende que su misión en la vida es servir al prójimo, dar todo sin esperar nada a cambio. Esa es Berta”, prosiguió Molina.


Activa comunicadora, fue corresponsal de Radio Fortaleza, de Difusora Rochense, Radio Regional de Lascano, Radio Chuy, y escribió durante muchos años, para sus propias publicaciones “Amanecer de Velázquez” y “La Paloma de India Muerta”, y también para el “Diario Lascano” y para “El Diamante”. Actualmente realiza el reparto del correo en Velázquez.
Molina destacó también su incursión en el fútbol, deporte que practicó hasta pasados los sesenta años, todo un récord, y que alternaba con sus escrituras poéticas.
Finalizada la exposición del edil, se exhibió un video con fotos de Berta en su trabajo, con su equipo de fútbol, y en algunas otras situaciones, mientras de fondo sonaba el “Soy de Velázquez” de Fernando Abreu. También se pudo observar el testimonio de varios vecinos de la localidad, y posteriormente Molina leyó un poema de Berta, titulado “Volver a empezar”. La homenajeada se mostró muy emocionada, y recitó en ese momento otro poema de su autoría, dedicado a su madre.
La edil Rosana Piñeiro también se refirió a Berta, afirmando que “yo soy testigo, como velazquense, de todo eso de lo que habló José Luis, de Berta con la central telefónica, en el fútbol, colaborando con todas las instituciones, de Berta la poetisa”, acercando además el testimonio de varios vecinos de la villa, en otro emotivo video.


La velada se cerró con un obsequio entregado por el presidente de la Junta Departamental, y las palabras de la protagonista: “hace 41 años que llegué a Velázquez, allí hice de todo un poco, estoy muy emocionada, y les digo más, yo quiero mucho a Velázquez, y si un día me viene el sueño final, quiero descansar en Villa Velázquez. Ahora estoy haciendo teatro y también tengo un libro que quiero sacar de Velázquez, me gustaría antes de irme, que saliera ese libro. Les agradezco tanto, a José Luis Molina, al Presidente de la Junta, y al personal; a todos los presentes, a todos los que se acordaron de mí, un beso muy muy grande. Y ya les dije, si un día me voy, quiero descansar en Velázquez. Muchas gracias y muy amables por todo

MITOS Y LEYENDAS DE LA FRONTERA. Por Julio Dornel.





En las grandes ciudades o pequeños pueblos del interior es fácil encontrar personajes populares con alguna característica llamativa. Están en primer término los chismosos que suelen “sacarle el cuero” a todos los vecinos, inventando historias para desprestigiarlos ante la población. Estos pintorescos personajes son conocidos por toda la ciudadanía y logran quedarse definitivamente en la memoria de la gente que va trasmitiendo de generación en generación sus anécdotas.
También los carnavales de antes dejaron figuras inolvidables que se ganaron el aplauso popular en bailes y desfiles que se realizaban en la principal avenida. Es posible que las costumbres, el idioma y esa mezcla tan especial de español, portugués, árabe, japonés e italiano le haya otorgado a esta frontera una manera muy particular para distinguirla del resto del departamento y quizás del país.
También la manera de vivir, incluyendo la enseñanza y el trabajo con un “yeitiño” muy arraigado entre los habitantes haya creado siempre abundante material para quienes han dedicado muchos años a estudiar el “folklore” fronterizo. Debemos señalar además que en algunas oportunidades el hombre de esta región ha dejado de lado la razón para abrazarse a otras creencias, y mezclar elevadas cuotas de fantasía y superstición. Estas historias con sus relatos más o menos creíbles se fueron trasmitiendo a través de varias generaciones y con el paso de los años se fueron incorporando a la vida lugareña. Todo comenzó allá por 1900 cuándo se fueron afincando los primeros vecinos de la comarca (CHUY- CHUI ) que por ser muy pocos estaban vinculados por costumbres y parentescos formando de esa manera el núcleo poblado con sus primeros rancheríos.
Viejos pobladores recuerdan todavía historias y leyendas que les fueron trasmitidas por padres y abuelos sobre todo las que estaban relacionadas por las libras esterlinas que tanto fascinaban a las generaciones pasadas. Nada llamativo porque esta moneda (libra) circulaba en forma corriente por estos pagos.

La realidad de esta situación se ha demostrado en varias oportunidades al realizarse excavaciones que terminaron con hallazgos importantes. Los lugares preferidos para estos depósitos a “plazo fijo” variaban de acuerdo al sentido común del depositante y podían enterrase bajo el ombú, junto a un tacurú, en el jardín o simplemente bajo el colchón.
En otro orden, también se comentaba que el famoso Negrito del Pastoreo, realmente existió y por aquellos años, cuando se perdía algo bastaba que se arrojara al campo un pedazo de “tabaco en cuerda” y todo aparecía de inmediato. En aquellos años se tejían leyendas que todavía perduran y que por lo general tenían su origen en las ruedas de fogón tras largas madrugadas en los galpones de las estancias. De esta manera entre mate y churrasco los gauchos iban tejiendo todo tipo de fantasía que luego más o menos arreglada de acuerdo a la situación y al destinatario, circulaba por el pago con visos de realidad. Es posible que en estas reuniones fueran surgiendo las historias de los “lobisones de los viernes” por la noche. Lo que tampoco falta en aquellos años eran las casas y taperas asombradas o el ombú iluminado porque bajo su sombra se habrían enterrado algunas ollas con libras esterlinas. Venían luego los ruidos de cadenas que se arrastraban por los galpones, las luces “malas” y los cánticos lejanos cuya procedencia nunca se pudo establecer.
Nuestros antepasados nunca pudieron penetrar en el misterio de las apariciones que en forma reiterada acompañaban al gaucho solitario durante la noche. Existen testimonios y publicaciones que han recogido estas leyendas atestiguando haber conocido algunos protagonistas de estas apariciones. En territorio brasileño se multiplican estas historias y existen cavernas donde se pueden escuchar gritos y lamentos donde los creyentes suelen concurrir a prender velas y solicitar curas de algunas enfermedades y deseos de bienestar. Cuenta la historia que durante la guerra de los Farrapos allá por 1840 un caudillo de primera línea, el General Bentos Manuel Riveiro, era asiduo concurrente a una “salamanca” para que la suerte le favoreciera en los combates y salvara su vida. Cierto o no, es evidente que estas leyendas quedaron vivas en la memoria de nuestros abuelos, que recogidas por las nuevas generaciones continúan alimentando la imaginación popular. En la nora gráfica casa centenaria en las proximidades del arroto Chuy, donde sus propietarios esconderían libras esterlinas y monedas de oro.

“IMÁGENES DEL SIGLO”. UN VIAJE EN DILIGENCIA. Por Julio Dornel.


 

                        Escritor Julio Dornel
 
Hace algunos años el Dr. Anselmo Amaral, integrante de la Academia Riograndense de Letras, jubilado como Procurador General del Legislativo de Porto Alegre, escritor y poeta con más de 15 títulos publicados, realizó un extenso juicio sobre la publicación local “IMÁGENES DEL SIGLO”.
Vinculado a esta frontera desde temprana edad por razones familiares, el Dr. Amaral señala haber disfrutado de un “bello conjunto de situaciones nunca olvidados. Era todavía un niño cuando comencé a cruzar la frontera del Chuí, acompañando a mi madre ya viuda, con el propósito de visitar parientes, todos ellos “hacendados” en el paraje Sarandi muy próximo a la ciudad de Castillos. Eran tantos los Amarales en ese lugar, que el mismo se denominaba vulgarmente como “Sarandi de los Amarales”( Octacilio, Otilio, Arístides y mi propio padre Aparicio Bernabé. Con mi madre siempre nos dirigíamos a la estancia de Manuel Brun en India Muerta. Conducía la diligencia don Fausto Plada, un “castellano” muy bueno de mediana edad que nos dejaba en Castillos en el hotel de Saravia, por casualidad casado con una Amaral, donde esperábamos el coche de Manuel Brun que nos llevaría a su estancia. Apenas nos sentábamos en la diligencia comenzaban los comentarios desfavorables sobre el pasaje de la “Angostura” próximo a la Fortaleza de Santa Teresa, que se trataba por aquella época de un lugar de difícil pasaje por la existencia de arenas movedizas. Siempre admiré en el Uruguay el sentimiento cívico y espontáneo de la peonada campera.
No había un solo paisano que no tuviera un pañuelo celeste para una festividad patria. También me agradaba escuchar a Pedro Miraballe mi vecino de la Barra del Chuí cuándo hablando de la historia oriental me decía: “Mira doctor, siempre que cruzo por el busto de Chuiquito Saravia me saco el sombrero de la cabeza. Por todas estas cosas, cuánta gente despertó mis recuerdos al transitar por las páginas de “IMÁGENES DEL SIGLO”. Irineo Alves, cuñado del inolvidable “Cardeal”, Manzanares la personificación de la simpatía detrás del mostrador, Carlos Calabuig, Mauro Silva y muchos otros.
La querida amiga Elvira Rotta, hermana de “Pixinga”. Las bellezas del Chuy, las hermanas Vidal, una de las cuales protagonizó un romance que la historia chuiense todavía debe recordar. Razón tenía el poeta oriental al afirmar:
“Al ruiseñor con todos los gorjeos
que su garganta hermosa encierra
yo prefiero las calandrias uruguayas
bordando los cantares de mi tierra..."
Leopoldo Vógler, como olvidarlo si fue en su comercio, antigua calle 13 de mayo, hoy barón de Río Branco, en mi ciudad natal que conocí y escuché por primera vez un aparato de radio. Venía de campaña y vi mucha gente al frente de su comercio y relojería. Me acerqué comprobando que estaban trasmitiendo un partido de fútbol correspondiente al Mundial de 1930. Jugaba Brasil no recuerdo con que adversario, pero todos se reían mucho cuando el locutor uruguayo decía: “ Toma leche de cabeza, haciendo referencia al centro fútbol brasilero Carvalho Leite. Hablando de fútbol nunca olvidaré los “petardos” de Mario de San Vicente, jugando en Río Branco el Club de mi corazón. San Vicente, un “crack” inolvidable y telegrafista del Chuy. Tampoco es extraña a mis recuerdos la carretilla de Germán que en su imaginación paranoica le parecía un “coche” de última generación. Creo que el vapor de la página 67 era mismo el LAGUNA MERÍN que hacía el trayecto Santa Vitoria - Cebollatí atravesando la Laguna. En dicho barco cruce un día la Laguna, donde los nietos de mi bisabuelo Firmiano Mendoza me esperaban para trasladarme con mis padres hasta la ciudad de Treinta y Tres en dos autos Ford Modelo T.” Hemos ofrecido parte del artículo periodístico donde el Dr. Anselmo Amaral se refiere a la publicación “IMÁGENES DEL SIGLO” señalando finalmente que “el presente es la realización del pasado en razón del cuál confiamos en el futuro. Por esta razón seremos siempre ambulantes, viviendo de fantasía y realidad por el camino...Encierro estos recuerdos que me refrescan la memoria con una copla campera de la grande y querida poetisa oriental Blanca Berder Carpena:
“REBENQUE, ESPUELA, CABRESTO,
RODEOS, VIENTOS, VICTORIA,
SON LAZOS DEL SENTIMIENTO
PÁ ENCORRALAR NUESTRA HISTORIA.”