Escritor y periodista Julio Dornel
Con motivo de celebrarse el “Día de la Mujer”, se realizó en el Centro Cultural de Barra del Chuy, un emotivo homenaje a la maestra Sonia Fossati recientemente desaparecida. Hugo Da Costa, integrante del grupo que asumió la responsabilidad de organizar el homenaje señaló a esta corresponsalía que “la tarea fue encarada por sus compañeras de la revista “MANOS” y los integrantes del “Coro Cantamar”, en reconocimiento a la actividad social y cultural desarrollada por Sonia, promoviendo siempre las iniciativas del norte rochense. La parte oratoria estuvo a cargo de sus compañeras del proyecto cultural de la revista “MANOS”, también por Sandra Laso, Flavia Cohelo y la actuación del cantautor Julio “Pico” Decuadra. Cabe señalar que el acto por demás emotivo contó con la presencia de numeroso público y familiares, testimoniando el reconocimiento popular a tan destacada personalidad de la cultura rochense”.
SU ULTIMO ARTICULO “HISTORIA FAMILIAR”.
Le gustaba hurgar en el pasado, con documentos, testimonios y fotografías que nos hacía retroceder en el tiempo para recuperar algunas páginas sueltas de nuestra historia ciudadana. En su último artículo para la revista “MANOS” (diciembre 2.014) nos relata la siguiente HISTORIA FAMILIAR. “Aquella casa grande. Y siempre llena de habitantes. Siete hijos, algunos años, un abuelo y dos tíos, muchos años una abuela y una tía, y los parientes y amigos, huéspedes más o menos duraderos. Una típica construcción colonial: el zaguán, a la izquierda un balcón, a la derecha dos balcones. Tres amplios cuartos se alineaban detrás del balcón de la izquierda, y desde el primero, veo a mis padres tomando el mate de la tardecita junto a la cocina de leña. Él ceba el mate y lo sirve. Mientras tanto se entretiene desgranando maíz. Ya pintan algunas canas. Todo porque todas las piezas tienen sus altas puertas alineadas. Del zaguán, pasando la cancel, se llega a la larga baranda abierta que da al patio del aljibe, rodeado por una reja baja y acompañando los canteros llenos de flores de mama. Las piezas del fondo son el baño y la cocina, y de ahí hasta el garaje, el enorme parral. Y las magnolias y las camelias…Después de unos años se cierra la ventana abierta con ventanales, construyendo un espacioso estar y el comedor. Antes se comía en la cocina. Se hacía por turno. No me acuerdo. Era el único lugar. En verano usábamos la mesa grande del parral”. Como se podrán imaginar, no estaba ambientando a los lectores de “MANOS” en una novela costumbrista, nos estaba regalando sus últimos relatos sobre una HISTORIA FAMILIAR que estaba llegando a su fin.
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