Escritor Julio Dornel
Cuando
se produjo su desaparición física señalábamos en esta columna que
estábamos al tanto de su enfermedad, pero en algunas oportunidades
alentábamos la esperanza de que la ciencia pudiera equivocarse y los
presagios no se concretaran. Sin embargo nada hizo el milagro y
tras soportar muchos años de sufrimiento compartido por sus
familiares, el Tío Mimo” emprendió su partida. Quienes tuvimos la
suerte de acompañarlo en muchas jornadas, podemos certificar que la
ciudad había perdido a un buen vecino que se caracterizó por su
hombría de bien, siendo un fiel representante de las actividades
sociales, culturales y políticas de esta frontera. Consustanciado
desde su juventud con las mejores tradiciones del Partido Nacional,
integro el triangulo final de la histórica corriente local
conjuntamente con el “Petizo” Alem y el “Penado” Ademar,
poniéndole el “pecho” a las adversidades cuando el país
soportaba sus años de quebranto institucional. Recordamos
circunstancias muy especiales que vivieron algunos uruguayos en
épocas muy difíciles para el país, donde el gesto solidario del
“Mimo” otorgó seguridad a quienes cruzaban la frontera sin tener
en cuenta el riesgo que esto significaba.
Fue un hombre de pueblo a carta cabal integrando todas las instituciones sociales, culturales y deportivas de esta ciudad. Lo vimos en comisiones escolares y liceales, en el Club Social, en la Liga Regional de Fútbol, en el Hogar de Ancianos, en el Hospital y finalmente en le Comisión Binacional de Integración Fronteriza, trabajando sin pausa por los problemas de integración entre Chuy-Chui y una zona de libre comercio.
Su desaparición física constituyó una sensible pérdida para la sociedad fronteriza, entre la cual ejerció distintas actividades del quehacer local, poniendo en cada una, su dedicación y entusiasmo al servicio de la comunidad.
Fue un hombre de pueblo a carta cabal integrando todas las instituciones sociales, culturales y deportivas de esta ciudad. Lo vimos en comisiones escolares y liceales, en el Club Social, en la Liga Regional de Fútbol, en el Hogar de Ancianos, en el Hospital y finalmente en le Comisión Binacional de Integración Fronteriza, trabajando sin pausa por los problemas de integración entre Chuy-Chui y una zona de libre comercio.
Su desaparición física constituyó una sensible pérdida para la sociedad fronteriza, entre la cual ejerció distintas actividades del quehacer local, poniendo en cada una, su dedicación y entusiasmo al servicio de la comunidad.
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