Aniversario
15 décadas de fútbol
El 26 de octubre de 1863 nació el fútbol
como se lo conoce hoy. Ese día en la Freemason`s Tavern, un pub de
Londres, se fundaba The Football Association (FA), la primera federación
de fútbol del mundo.
Leonel GarcÍa
Once clubes locales discutieron la unificación de las
reglas de un deporte que quería dejar la violencia de sus antepasados
prehistóricos, como el soule francés o el calcio florentino, y la
anarquía de las ásperas variantes que se jugaban en Cambridge o
Sheffield. Las 13 reglas originales, base de las actuales, se decidieron
en seis reuniones celebradas hasta el 8 de diciembre. Quienes
impulsaban el tackleo y el llevar la pelota con la mano abandonaron esas
sesiones para luego darle forma al rugby.
Este sábado se cumplirán 150 años del nacimiento
"formal" del hoy deporte más popular del mundo, con 270 millones de
jugadores y 1,7 millones de equipos.
La FIFA tiene 209 países miembros, contra 193 de la
ONU. Es un juego y un negocio: según la consultora Deloitte tiene un PIB
anual estimado en US$ 500.000 millones (10 veces el de Uruguay). El
fútbol ha sido esparcimiento, alegría y alternativa de ascenso social;
pero también una herramienta política, de exaltación nacionalista, una
religión pagana y una forma de canalizar la violencia y la intolerancia.
Son 15 décadas de historia embebidas por el espíritu de los tiempos.
1863/73.
La industrial y victoriana Gran Bretaña es la
indiscutible gran potencia mundial. Los marinos ingleses son los
encargados de llevar el fútbol a todos los confines. Es un juego
sencillo y solo hace falta una pelota. Los uruguayos miraban extrañados a
"los ingleses locos", como llamaban a los marineros deportistas, al
verlos corretear detrás de un cuero esférico en los campitos de
Montevideo.
Las primeras canchas tenían cuatro banderines como
toda referencia de límites, en una superficie de 200 yardas (183 metros)
por 100 (91,5). No había líneas de meta, banda, ni tiro penal. Los
arcos no tenían red, travesaño ni altura definida. El primer partido
entre clubes de esta era, Richmond-Barnes, y el primer encuentro
internacional, Escocia - Inglaterra (1872), tuvieron el mismo resultado:
0-0.
1873/83.
En 1882 se reúne la International Football Asociation
Board (IFAB) para unificar las reglas de juego en todo el Reino Unido.
Aún los goalkeepers pueden usar las manos en todo el field y hasta 1875
se cambiaba de cancha tras cada goal. La terminología inglesa se usaría,
incluso por aquí, hasta bien entrado el siglo XX. Todavía hoy se habla
de "orsai" y "óbol".
En todo el mundo, su ingreso es por las elites. En
Uruguay, por caso, el primer partido "oficial" enfrenta a los clubes
Montevideo Cricket y Montevideo Rowing, en 1881. Ganan los primeros 1-0 y
los jugadores son todos ingleses. Pero los campitos y potreros
comienzan a llenarse de criollos; las clases populares se van adueñando
del juego.
1883/93.
En 1885, el fútbol se volvió profesional en
Inglaterra. Los ortodoxos del amateurismo pusieron el grito en el cielo.
No era más que una conclusión lógica: desde 1871 se cobraba entrada a
los partidos. La FA primero rechazó el planteo y luego lo aceptó,
presionada por los equipos del Norte, los más populares. Es el puntapié
inicial del fútbol como herramienta de ascenso social. Hay más cambios
reglamentarios: el penal nace en 1891.
El 28 de mayo de 1888 se enfrentan por primera vez
dos grandes clubes de Glasgow, Escocia: Celtic- Rangers, en un clásico
que es conocido como The old firm. Los primeros son católicos y
simpatizantes del separatismo irlandés; los segundos son protestantes y
pro-unionistas. Es la semilla de uno de los factores más nocivos del
fútbol: la rivalidades que se transforman en odio. Un partido entre
ambos, en 1971, provocaría 66 muertos en una avalancha.
A fines del siglo XIX el fútbol se univerzalizaba.
Bélgica comenzó su liga en 1885 y Rusia en 1890. La primera asociación
en Sudamérica fue la Argentina (1891). La influencia británica en esta
región es evidente: en Uruguay y en 1891 se fundan los clubes Albion y
Central Uruguay Railway Cricket Club (Curcc). Este último, equipo de la
poderosa compañía ferroviaria inglesa, pasaría luego a llamarse Peñarol.
1893/1903.
El fútbol fue incluido como deporte de exhibición en
los Juegos Olímpicos de París en 1900. Juegan tres equipos y Reino
Unidos gana el oro. Se trazan las áreas penales y el círculo central.
La Asociación Uruguaya de Fútbol nace en 1900 como
The Uruguay Association Football League. Un año antes se fundaba el otro
grande del fútbol local: Club Nacional de Football es su nombre
oficial. La influencia inglesa sigue siendo notoria en los equipos que
surgen: Uruguay Athletic, Liverpool, Wanderers. Como en el old firm
escocés, Peñarol y Nacional comenzaron desde el
antagonismo: obreros contra universitarios, ingleses contra criollos,
sectores populares contra clase media acomodada, colorados contra
blancos. Según el libro Goles y votos, de Luis Prats, a partir de la
década de 1910 ambos comienzan a "democratizarse". También se produce el
debut internacional: Uruguay recibe a Argentina en el Paso Molino el 16
de mayo de 1901; buen anfitrión, cae derrotado 3-2.
1903/13.
La FIFA nace el 21 de mayo de 1904 en París. Su
actual sede está en Zurich, Suiza. Francia, Bélgica, Dinamarca,
Holanda, España, Suecia y Suiza son sus primeros siete miembros. El
primer extraeuropeo, Sudáfrica, se afilia en 1909.
Una alegría: en 1908 el fútbol pasa a ser un deporte
oficial en los Juegos Olímpicos, otra vez gana Reino Unido. Una
tristeza: una tremenda trifulca en las gradas obliga a suspender
Liverpool-Manchester, en Inglaterra. Fue en 1912. Aquí pueden hallarse
las semillas de los hooligans, hinchas violentos, algunos de ideologías
fascistas, xenófobas y siempre cargados de odio, que se extenderían por
todo el orbe, y que serían más notorios a partir de la década de 1960.
En un primer momento vistos como meros vándalos, luego como expresiones
de la frustración social, los "barra bravas" -como son llamados en
latinoamericana- llegarían a fungir como fuerzas de aliento (o de
choque) rentadas, a veces financiadas por los dirigentes de los propios
clubes.
1913/23.
El primer torneo continental se realiza en
Sudamérica. Uruguay gana las ediciones iniciales de 1916 y 1917. Chile
reclama los puntos perdidos ante Uruguay por haber incluido "a dos
africanos" en su plantel. Ellos eran Isabelino Gradín y Juan Delgado. El
liderazgo regional que el país tiene en materia de leyes sociales se
refleja en su fútbol. En Brasil este deporte era básicamente aristócrata
en sus inicios y era muy difícil que algún mulato (ya no negro)
integrara sus planteles.
Mientras Uruguay comenzaba su época de oro, que
llegaría hasta 1935, la Primera Guerra Mundial devastaba Europa. Se vive
un gran impulso del fútbol femenino en Inglaterra: con los hombres en
el frente de batalla, las fábricas deben reclutar mujeres tanto como
mano de obra como para formar los equipos de estas empresas. Pero recién
a partir de 1991 ellas tendrían sus propios mundiales.
1923/33.
Lorenzo Batlle Berres, enviado de El Día a los
Juegos Olímpicos de París 1924, escribía así sobre el oro en fútbol de
Uruguay: "Vosotros sois el Uruguay. Sois ahora la patria, muchachos". Un
país al que pocos europeos podían ubicar en un mapa se convertía en
campeón del mundo: es que los JJOO de 1924 y 1928, ambos ganados por
Uruguay, son también organizados por la FIFA. El primer Mundial, en
1930, se celebra en Montevideo, con solo 13 participantes producto de la
aprensión de muchas selecciones europeas de cruzar el Atlántico. Todo
es solemne: "Declaro inaugurado en esta fecha el Estadio Centenario,
síntesis armoniosa del ideal creador y patriótico de un pueblo que
marcha, con la frente al sol, por el recto camino de su destino
histórico", dijo Raúl Jude, presidente de la AUF. Uruguay gana el
título.
El fútbol puede lograr que a una nación se le infle
el pecho de orgullo; Uruguay es particularmente sensible a ello. Además,
es un país optimista, próspero y pujante que aún no sentía los
coletazos del crack de Wall Street de 1929, que solventó todos los
gastos del torneo y erigió a su mayor estadio en menos de un año. En
1932 el paso al profesionalismo en Uruguay obliga a muchos equipos a
desaparecer y, prácticamente, limita la competencia a solo dos clubes:
Peñarol y Nacional. Recién Defensor, en 1976, rompería ese doble
predominio.
1933/43.
El fútbol y su peor uso: el de propaganda política.
Benito Mussolini quería mostrarle al mundo las bondades del fascismo en
el Mundial de Italia 1934. Para eso, no vaciló en nacionalizar a los
mejores extranjeros que jugaban en el país, presionar árbitros y
dedicarles a los suyos una arenga memorable antes de la final: "Ganen;
si no, crash". Antes de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania de Adolf
Hitler anexó Austria; eso los convertía en la gran potencia
futbolística europea ya que el Wunderteam austríaco era la mejor
selección del momento. Mattias Sindelar, la gran estrella de estos
últimos, se niega a jugar para los nazis y luego muere en su casa, en
extrañas circunstancias.
Uruguay, ausente por decisión propia de los
mundiales de 1934 y 1938, triunfa en el Sudamericano de Lima de 1935
frente a la gran favorita, Argentina. Aquí nace la expresión "garra
charrúa"; en su mejor versión, significa triunfar sacando fuerzas de
flaqueza contra las adversidades; en la peor, es un clamor a vencer por
las buenas, las malas o las peores.
1943/53.
"El fútbol en Uruguay es el gran escenario de
construcción de mitos", dijo Gerardo Caetano, historiador y
exfutbolista, en la película Mundialito (2010). El mito mayor es
Maracaná, el Mundial de Brasil de 1950, considerado la mayor hazaña de
la historia del fútbol, no solo uruguayo. Fue el triunfo de David contra
Goliath, de visitante, dando vuelta un resultado ante el mayor público
jamás registrado en una cancha (200 mil personas). Cualquier niño
uruguayo conoce de la historia de Obdulio Varela silenciando al inmenso
estadio con la pelota bajo el brazo. "Maracaná tenía todo para armar un
relato mítico. Un relato positivo", dijo el propio Caetano en 2005 a El
País. Lamentablemente, señaló, no siempre fue así.
Si el Sudamericano de 1935 fue el nacimiento de la
"garra charrúa", el Maracanazo la llevó al paroxismo. Pero el excesivo
apego a esa conquista, su constante invocación, su insistencia en
adornarla con tintes milagrosos y con el culto a la "pierna fuerte" como
mayor y casi única arma -cuando lejos de ser una comparsa picapedrera,
aquel era un equipo integrado por notables jugadores como Juan Schaffino
y Alcides Gigghia-, flaquísimo favor le haría al fútbol uruguayo en
años venideros.
1953/63.
A partir de Suiza 1954, el fútbol y la televisión
comienzan un romance que perdura hasta hoy. A nivel de clubes, surgen
los principales torneos continentales en Europa y Sudamérica, ahí donde
Peñarol y Nacional aumentan su grandeza. El Real Madrid se vuelve
hegemónico en el Viejo Mundo gracias al crack Alfredo di Stéfano y, se
asegura, al dictador español Francisco Franco. África y Asia crean sus
confederaciones.
Coletazos de la Segunda Guerra Mundial: el "milagro
alemán" le permite a una nación destruida resurgir de las cenizas y
también ganar el mundial de Suiza 1954. Coletazos de la Guerra Fría: los
tanques soviéticos pisoteando la rebelión de Budapest en 1956 hacen que
se desintegre la selección de Hungría, la mejor de esos años.
Para terminar de popularizarse en todo el planeta,
el fútbol necesita una estrella mundial; la respuesta emerge en Suecia
1958, tiene 17 años, se llama Pelé y lleva a Brasil a la cima. Para
muchos, es el mejor jugador de todos los tiempos.
1963-1973.
Son años convulsionados. A George Best, pelilargo e
indisciplinado crack norirlandés del Manchester United, le llamaban "el
quinto Beatle". Pelé y Brasil en México 1970 regalan el mayor ballet
futbolístico jamás visto. Pero hay elementos más trágicos. En
Inglaterra, la palabra hooligan comienza a ser popularizada, así como
los "barras bravas" en Argentina. Un cóctel que incluye décadas de
tensiones mutuas y xenofobia, estalla entre El Salvador y Honduras en
1969 luego de un partido eliminatorio para el mundial del año siguiente:
fue la llamada "Guerra del Fútbol" que duró cuatro días y mató a unos
cinco mil civiles. El Mayo Francés también tuvo forma de pelota: la
Federación Francesa de Fútbol lucía el 22 de mayo de 1968 un letrero que
rezaba "El fútbol, para los futbolistas"; los deportistas protestaban
por lo leoninos de los contratos que solían atarlos a los clubes.
El fútbol uruguayo pasa de importar grandes figuras
extranjeras (Alberto Spencer, Luis Artime, Ermindo Onega, Manga) a ser
exportador. Comienza a hablarse de "repatriados". Lo mismo pasa con la
corriente migratoria en el país, de la mano de las crisis y tensiones
sociales. Ocho días después del Golpe de Estado de 1973, Uruguay recibe a
Colombia en el Centenario por las eliminatorias para Alemania 1974: el
"Tiranos temblad" del himno hace temblar las tribunas por primera vez.
1973/83.
El Mundial 1974 dejó para la posteridad a Alemania y
su título, a Holanda y su fútbol total, y al brasileño João Havelange
como presidente de la FIFA. Su gestión, hasta 1998, expandió el fútbol a
casi todos los confines del planeta, incluyó la creación de campeonatos
juveniles y femeninos, elevó de 16 a 24 primero (1982) y a 32 después
(1998) el número de participantes en los mundiales, aumentó de 146 a 196
los países afiliados y puso el acento en ingresos generados por
televisación y esponsoreo. Si hoy esta federación es una empresa
multinacional es gracias a él. La otra cara de la moneda de su gestión
habla de innumerables casos de sobornos, que lo obligaron a renunciar
este año como presidente honorario de la FIFA.
El Mundial Argentina 1978, cuando se desarrollaba la
más sangrienta de las dictaduras del Cono Sur, es otro capítulo gris.
El régimen militar quería mostrar al mundo "la verdadera cara" de ese
país, pero lo que había era una fachada. Mientras el sonriente dictador
Jorge Videla -cabeza de un régimen que dejó 30 mil muertos y
desaparecidos- le entregaba al capitán argentino Daniel Passarella la
copa en el Estadio Monumental, a pocas cuadras de ahí se torturaba a
mansalva en la sede de la Escuela de Mecánica de la Armada. En Uruguay,
el Mundialito 1980 sirvió para continuar la alegría popular iniciada con
la victoria del "No" en un histórico plebiscito.
1983/93.
El rendimiento superlativo de Diego Maradona en
México 1986 llevó a Argentina a la cima y dejó una pregunta para la
eternidad: ¿Quién fue mejor, Maradona o Pelé? Pero también es un decenio
donde, como nunca, ir al fútbol se volvió peligroso. Heysel, en
Bruselas, dejó 39 personas muertas aplastadas contra las vallas
protectoras del estadio durante una avalancha en 1985, cuando hinchas
ingleses del Liverpool se abalanzaron contra italianos del Juventus. Fue
el trágico apogeo de los hooligans. Luego de otra avalancha que causó
96 muertes en un partido local, en 1989, el gobierno británico de la
época, encabezado por Margaret Tatcher, puso como meta mejorar la
seguridad en los estadios. Hoy la liga inglesa es una de las mejores,
seguras y caras del mundo.
En el fútbol uruguayo, definitivamente exportador,
la palabra "repatriados" tiene connotaciones negativas, luego de malas
experiencias en México 86, Italia 90 y las eliminatorias para Estados
Unidos 94. En 1987 por primera vez se separan las hinchadas de Nacional y
Peñarol. Con el tiempo llegarían muertes, pulmones en las tribunas y
hasta "referentes" de las hinchadas contratados por las instituciones
para mantener una calma siempre precaria. "La violencia en nuestras
canchas refleja con claridad nuestro actual estado civilizatorio",
resume el sociólogo especializado en deporte Leonardo Mendiondo.
Con 2,21 goles por partido, el ultrapromocionado
mundial de Italia 90 resultó ser insoportablemente tedioso. En la
búsqueda de más goles, se prohibió a los arqueros tomar la pelota con
las manos luego de un pase con el pie de un compañero. Eso y el aumento a
tres de los cambios permitidos por partido oficial fueron las últimas
modificaciones de peso del reglamento.
1993/2003.
Jean-Marc Bosman fue un mediocre jugador belga que
le dio nombre a una ley que, en 1995, le puso fin a los cupos de
extranjeros de jugadores de estados miembros de la Unión Europea en los
equipos de ese bloque. La consecuencia inmediata de esto es que se
amplió la brecha entre las federaciones y clubes más ricos y los más
pobres. Los equipos más poderosos pudieron formar verdaderas
selecciones mundiales. El Real Madrid de los "Galácticos", con las
contrataciones de Luis Figo, Zinedine Zidane, Ronaldo y David Beckham,
fue un ejemplo extremo. Beckham, con dosis iguales de talento y pinta,
atractivo para hinchas, marcas y mercados, es el arquetipo del jugador
marquetinero del nuevo siglo.
Estados Unidos en 1994 y, conjuntamente, Corea del
Sur y Japón en 2002, todos países de escasa tradición futbolística pero
infraestructura y capitales de sobra como para garantizar una
organización óptima, son sede de mundiales. Mientras Brasil reverdece
sus viejos laureles y Francia consigue su lugar en el Olimpo, Uruguay
sigue cuesta abajo. La selección clasifica al Mundial de Corea y Japón,
tras 12 años de ausencia en estas citas, luego de sortear un repechaje,
una instancia a esta altura familiar. Pero la Celeste de 2002 está, sin
dudas, entre las representaciones que menos simpatías generó. La
creciente influencia de la empresa Tenfield, dueña de los derechos
televisivos del fútbol local, divide ferozmente las aguas.
2003/13.
España deja de ser el eterno fiasco de los mundiales
para ser una potencia. El fútbol hoy es una industria millonaria.
Brasil 2014 generaría ingresos por 4.000 millones de dólares. Un
jugador, Gareth Bale, vale 100 millones de euros; el uruguayo Edinson
Cavani, 64 millones.
El fútbol se ha globalizado: TV cable e Internet
mediante, todo el mundo se deleita con el Barcelona del último lustro,
liderado por Lionel Messi, al que muchos ya consideran como el mejor
equipo de la historia. Los hinchas de un club ya no están solo en su
ciudad o país:
el Manchester United estima tener 354 millones de
fanáticos en todo el mundo, de los cuales 190 millones ¡viven en Asia!;
le sigue el Barcelona con 270 millones (toda España tiene 47,2 millones
de habitantes).
Pero algunas cosas no cambian. Uruguay es un país de
limitada infraestructura, poca población y escasos recursos económicos.
Sin embargo, un trabajo bien planificado y buenos jugadores le
permitieron un revival con el cuarto puesto en Sudáfrica 2010 -los
mundiales llegan al Continente Negro-, el título en la Copa América 2011
en Argentina, el haber alcanzado el puesto número 2 en el ranking de
FIFA, el haber logrado volver a encolumnar a una afición deportiva
detrás suyo tras años de desconfianza y desilusiones, y hoy, en caso de
sortear el repechaje, intentar seguir en la buena senda en Brasil 2014.
Eso prueba que, siglo y medio después, es todavía en la cancha, y no
tanto en las cuentas bancarias, que está la realidad del fútbol. El
espíritu nacido en la Freemason`s Tavern sigue vivo, aunque ahora los
arcos tengan travesaños, redes y sensores electrónicos de gol.
Un cuadro de honor
Mundiales: Brasil (5), Italia (4), Alemania (3), Uruguay (2), Argentina (2), Inglaterra (1), Francia (1), España (1).
Copas América: Uruguay (15), Argentina (14), Brasil (8), Paraguay (2), Perú (2), Bolivia (1), Colombia (1).
Eurocopas: Alemania (3), España (3), Francia (2),
Rusia (1), Italia (1), República Checa (1), Holanda (1), Dinamarca (1),
Grecia (1).
Resto del mundo: En África, el más titulado a nivel
continental es Egipto (7); en Asia, Japón (4), en Centro y Norteamérica,
México (9); en Oceanía, Australia (4, cuya supremacía les hace competir
ahora en Asia).
Equipos: El argentino Boca Juniors y el italiano
Milan son los dos equipos con más títulos oficiales internacionales, 18.
Le siguen el Al-Ahly egipcio (17), Independiente de Argentina (16),
Real Madrid (15) y Barcelona (14), los dos últimos españoles. Peñarol y
Nacional, con nueve títulos internacionales cada uno, comparten el 13°
puesto en este ranking con el Inter de Milán, de Italia.
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