Orientales del Islam
Hay unos 300 islamitas en Uruguay, una
religión que ya tiene referentes, fundaciones y centros de estudios en
el país. A ellos se le suman una veintena de uruguayos conversos que
encontraron respuestas en el Corán.
Francisco Marques
Descalzarse junto a desconocidos antes de entrar es un
poco raro, y el mueble en la puerta -con pequeños casilleros para dejar
los zapatos- recuerda a los que se ven junto a las pistas de bowling.
Luego de este rito milenario, que mantiene al templo
libre de impurezas, nuestra aparición sobre la alfombra persa sorprende a
la mayoría de los asistentes, que interrumpen su oración para mirarnos.
Por sus gestos, debemos estar incumpliendo alguna regla sagrada.
El sheik, quien dirige la ceremonia, interrumpe su
suave canto en árabe para darnos la bienvenida y, de paso, explicar el
motivo de la sorpresa: este es el templo de los hombres, y la fotógrafa
con quien vamos a hacer la nota es mujer.
El cuarto de rezo para las mujeres es al lado, mas
chico, donde una sola señora, con la cabeza cubierta con un velo, reza. Y
allí se quedó la fotógrafa.
No hay una cifra exacta sobre la comunidad musulmana en
el país; el dato, por ejemplo, no fue incluido en el último censo. Pero
los islamitas en el país son muy pocos, y no tienen una organización o
conducción central. Según la Guía de la diversidad religiosa de
Montevideo, publicada por el sociólogo Néstor de Costa en 2008, el
número no supera los 300, menos del 0,01% de la población.
Una proporción ínfima en comparación a nuestros
vecinos: según la Organización Islámica para América Latina, en Brasil
viven un millón y medio de musulmanes -la mayor comunidad de América
Latina- y en Argentina se estima que viven unos 600.000.
Susana Mangana, profesora de Estudios Árabes e
Islámicos y responsable de la Cátedra de Islam y Mundo Árabe en la
Universidad Católica, esta distribución se debe a varias causas. Para
empezar, los primeros árabes que llegaron a principios del siglo pasado
con la caída del Imperio Otomano eran en su mayoría cristianos. Y los
musulmanes que vinieron, debido al carácter laico y la poca densidad de
población, fueran integrándose.
Ali Jalil Ahmad, director de Islam Center Uruguay,
dice que los inmigrantes que llegan al país no se quedan, sino que
continúan su camino hacía algún país vecino. Su hipótesis del fenómeno
es más práctica: "Uruguay está muy caro". El comercio es un pilar en la
cultura islámica. Y por ello, no extraña que la mayoría de los
musulmanes se hayan instalado en puntos fronterizos. Artigas, Rivera y
el Chuy (ver recuadro) concentran las mayores comunidades del país.
Tamer Chaqui, un empresario duraznense de origen árabe, coincide en que
los musulmanes fueron mimetizándose con el resto de los uruguayos. Hoy
son muy pocos, dice Chaqui, y el objetivo de la colectividad es
construir una mezquita, dado que este es uno de los pocos países sin un
templo. Pero, por ahora, dice, las acciones están en "stand by".
En Montevideo, según la cadena iraní Hispan TV, la
colectividad ronda las 50 personas. Y tiene tres puntos de referencia:
el Centro Islámico Egipcio, el Islam Center Uruguay y la fundación Islam
Amigo, del uruguayo Juan Pedro Ribas. Si bien hay contacto ente las
tres, no hay una organización central, y la escasez de fieles hace
difícil soñar con proyectos ambiciosos.
El Centro Islámico Egipcio es la principal
referencia en Montevideo. Depende de la embajada y está en Baltasar
Vargas y Avenida Brasil, al lado del liceo Jean Piaget. Religión,
trabajo, estudio o simple curiosidad son algunos motivos que llevan a
los uruguayos a acercarse al islamismo. Actualmente, en el centro
egipcio hay nueve personas tomando cursos de árabe. Y sólo uno es
musulmán.
Uno de los pilares de la religión es la as -salat,
la oración que todo musulmán, en teoría, debe realizar cinco veces al
día. Por lo general, se reza en solitario.
Pero hoy es viernes, el día sagrado -algo así como
el domingo de los católicos- y por eso, este mediodía los seguidores del
profeta Mahoma capitalinos se reúnen en el centro egipcio para celebrar
el Salat al Yumua, la oración del viernes, que se celebra en colectivo.
A la oración asisten unas 30 personas. Funcionarios
de la embajada, inmigrantes, pero también uruguayos. Hay muchos
indonesios que asisten con camisetas de fútbol. Son jugadores del
Indonesia SAD, un grupo de juveniles que entrena en el país por un
intercambio entre la AUF y la Asociación de Indonesia de Fútbol. A
partir de este mes, el centro islámico perderá gran parte de sus fieles,
ya que según Milton Kreninberg, presidente del club, el convenio venció
y no será renovado.
Para mi sorpresa, la ceremonia es muy parecida a una
misa católica. Obviamente no hay altares ni cruces, y los fieles están
sentados en el piso. Pero la oración arranca con cantos y plegarias,
siempre en árabe y orientadas hacia La Meca, o en una descripción menos
sagrada, hacia la avenida Soca. Esta semana el sermón -primero en árabe y
después en español- es sobre el arrepentimiento. Y luego de más
plegarias e inclinaciones, y de que un fiel me pida que me acerque y me
ponga a su lado porque "nadie debería orar apartado", el servicio
finalmente termina con un saludo de paz recíproco entre los fieles,
similar a la tradicional bendición que se da en misa. La ceremonia dura
alrededor de una hora.
Es mediodía, por lo que al culminar, la mayoría de
los musulmanes salen apurados. Salvo Alí -quien atendía por Edgardo
hasta hace dos años-, un sesentón que en cinco minutos de charla no se
cansará de enumerar las virtudes de su nueva religión.
El sheik Khaled el Kot es el director del centro
egipcio y quien dirige la oración del viernes. Todos los viernes. Hace
casi dos años que está en el país y pese a que la fonética árabe -muy
gutural- hace difícil pronunciar nuestro idioma, su español es
aceptable. Su cargo, dice como para hacerse entender, sería el
equivalente a un sacerdote católico.
El sheik Khaled nos recibe amablemente e invita a
conocer el resto del centro. Se le notan las ganas de integrarse y abrir
su cultura. Por ahora, el único problema con su país anfitrión es que
"nunca antes había pasado tanto frío", dice mientras, vestido de túnica,
se frota los brazos. Elogia al uruguayo y su tolerancia, y dice que
aunque los musulmanes aquí son pocos, la ciudad los recibe muy bien.
Algunos incluso abrazan la religión. Calcula que hay unos 20 uruguayos
que se convirtieron al Islam.
Khaled explica su religión. Habla sobre los cinco
pilares fundamentales del islam, su raíz etimológica, que proviene de
"paz" en árabe. Explica el significado del ayuno en Ramadán y enfatiza
en que el islam no es del todo incompatible con el cristianismo.
"¿Sabías tú que los musulmanes también creen en el profeta Jesucristo?",
pregunta. Se toma su tiempo para condenar uno los aspectos más
cuestionados de su religión: la violencia y, para ello, deja en claro
-varias veces- que su religión se basa en la paz, y que un gran castigo
le espera a aquellos que cometen violencia en nombre del profeta. "El
islam prohibe engañar y dañar. La sangre está prohibida", dice.
Según Mangana, la especialista en Medio Oriente, hay
un tronco común entre la tres religiones monoteístas abrahamánicas
-judaísmo, cristianismo e islam- que genera mayores semejanzas que
diferencias. Lo que suele chirriar, dice Mangana, es la lectura rígida
de algunos grupos islámicos, pero no representan al colectivo. "Tenemos
más puntos en común con el islam que con la cultura oriental, por
ejemplo", dice Mangana. Para ella, Occidente muchas veces no es generoso
en la diferenciación cultural. "Si una mujer decide llevar velo o no
-siempre que sea su decisión suya- no debería ser un escollo al
diálogo". Y agrega: "En Occidente, muchas veces la mujer también está
sometido a presiones que le exigen, por ejemplo, una eterna juventud".
En Uruguay, el hijab o velo no está prohibido en
nigua contexto, pero igual genera cortocircuitos. En 2008 un grupo de
feministas protestaron en el Parlamento con un velo en la cabeza,
durante la votación de la ley de cuota femenina. La protesta generó el
malestar en la comunidad musulmana. Y en 2011, las medidas de seguridad
que impedían el ingreso de personas con el rostro oculto en algunos
comercios, generan acusaciones de discriminación por parte de la
Asociación de Mujeres Musulmanas en Uruguay, un grupo integrado por 15
mujeres. En el blog del colectivo, uno de sus artículos describe el
trámite que tuvo que realizar una de sus miembros para sacar la cédula
de identidad utilizando el velo, aunque finalmente fue autorizada.
Zainab no usa velo. Dice que no es una obligación y
para quien no conoce la tradición, puede ser un poco chocante. "Si vas a
una entrevista de velo, seguro no te contratan", dice. Para ella, la
mujer musulmana oprimida es una imagen tergiversada. Viajó a Irán y pudo
observar el papel de la mujer en ese país, donde el islam dicta la
rutina. Allí, dice, las mujeres trabajan y estudian. Para Zainab, las
reglas que mandan rezar separados, usar velo -para no ostentar la
belleza- y prohiben el contacto entre ambos sexos no son un símbolo de
opresión, sino protección. "No es machista, al contrario, es la
antítesis de todo lo que se ve en el mundo corriente. En vez de mostrar,
de ostentar como se ve acá, se cubre, se respeta".
Alí Jalil Ahmad es director de Islamic Center
Uruguay. El centro tiene mas de 10 años y está ubicado en la calle
Ejido, en un piso encima de un parking. Allí también funciona las
oficina de Alí, que no es el uruguayo Edgardo sino un empresario sirio
dedicado a los inmuebles y la exportación de carne Halal. Vino hace 20
años, y dice, conoce bien las cosas buenas de este país. Y las malas.
El centro consiste en dos habitaciones con alfombras
y decoración árabe. En la biblioteca, la versión en castellano de La
Metamorfosis de Kafka se destaca: es el único libro no escrito en árabe.
Alí dice que en general, la reacción de los uruguayos hacia el islam es
positiva pero a veces le frustran los prejuicios de algunos.
Al parecer, cada vez que hay un problema en Medio
Oriente, consultan la opinión del centro. "Este es un centro de cultura,
no político", dice Alí con el Corán en mano. "No podemos responder por
cosas que pasan a miles de kilómetros ¿Qué tenemos que ver nosotros?
¿Sabés cuantos musulmanes hay en el mundo?", pregunta en forma retórica.
Hay unos 1.200 millones. Y al parecer, a veces, a Alí le toca responder
por todos.
Según Alí a los musulmanes en Montevideo "los contás
con los dedos" y al centro acuden unas 30 personas por semana.
Inmigrantes pero también uruguayos. Algunos realmente interesados. Otros
no tanto. "Viene cada uno...", dice Alí. Y como ejemplo, pone el caso
de un iluminado que vino a convertirse al islam porque había escuchado
que podían tener muchas esposas. Y, dice Alí, el islam es mucho mas que
eso.
Si bien algunos se acercan por motivos poco santos, otros realmente abrazan una nueva fe.
De winners a Islam Amigo.
Juan Pedro Ribas es un uruguayo converso de la
comunidad. Ribas recibe a Qué Pasa en su casa del Prado, donde no hay
ningún signo que delate su religión. Se podría decir que llegó a la
religión por el fútbol. Su hermano es el director técnico Julio Ribas, y
hace unos años, cuando fue contratado para dirigir en Oman, Julio le
pidió un favor: leer el Corán, para así ayudarlo a comprender esa
cultura exótica. El pequeño favor despertó un interés. "Vi que no era el
islam de los reinos, sino de los pobres". Y el interés se transformó en
fe.
Para él, el islam es la continuación de su activismo
social. Ribas fue director de la ONG Fundación Winners, pero su
conversión despertó cierto escepticismo. Y por eso, dice, se apartó de
Winners y creo su propia organización, la Fundación Islam Amigo, que a
diferencia de los demás centros islámicos de Montevideo, tiene un perfil
local.
La fundación cumple tareas sociales, de la que
participan, dice, mas de 1.200 colaboradores. "Hay cristianos,
evangelistas, ateos y compañeros revolucionarios", dice Ribas. Pero
difundir el islam es un objetivo. Según Ribas, son 15, por ahora, los
miembros de la fundación que se convirtieron al islamismo, un promedio
elevado en comparación con Argentina, donde, dice, sólo se convirtieron
30 personas en treinta años. Y ahí hay más de medio millón de musulmanes
"El islam no se predica, tenés que actuar, y si con tu actitud
convencés, la gente te seguirá", dice Ribas, quien lleva esa predica a
contextos críticos: barrios marginales, cantegriles y hasta al Comcar.
Logró convertir a un par de reclusos, en estos casos lo difícil no es la
conversión,"sino continuar por el camino una vez afuera".
Ribas golpeó la puerta del despacho de "casi todos"
los políticos para entregar un ejemplar de "La cumbre de la elocuencia",
una colección de sermones, cartas y textos atribuidos a Alí -el primo
de Mahoma- que establecen una guía de valores para la función pública.
"Es increíble que en la facultad enseñen a Maquiavelo y no a Alí", dice.
No hay muchos medios locales que tengan al islam en
la agenda. Y en esa carencia trabaja su fundación. "Tenemos el primer
multimedio islámico de América Latina", dice, aunque todavía le falta
para competir con Al Jazeera. El multimedios de Ribas consiste en la
radio online"Acá los pueblos" y dos publicaciones web: los diarios
Tercer Camino y Los Pueblos, y una agencia de noticias: la Indamislam
Press. En estos medios, dice Ribas, participan referentes de la
comunidad de todo Latinoamérica. "Empezamos peleando con 10.000 entradas
mensuales. Hoy estamos en 120.000".
Ribas ha viajado por Medio Oriente y generó lazos
con varios países, especialmente la República Islámica de Irán. "Con las
autoridades religiosas, no las políticas", aclara expresamente. La
fundación iraní Cultural Oriente contribuye con una partida de 3.000
dólares mensuales a Islam Amigo, que permite financiar el material y el
trabajo de los 14 colaboradores de la radio y las publicaciones. Este
mes, la fundación iraní envío un sheik al país para conocer nuestra
cultura y el trabajo de Islam Amigo.
La historia más particular es la de Álvaro
Charamelo, un trabajador de la construcción, dirigente del Sunca y ex
militante del MLN-T, quién se convirtió al islam hace dos años. En 1987
conoció a José Mujica en un acto en Rivera y el hoy presidente lo invitó
a viviar a la chacra. Estuvo unos meses ahí.
Charamelo tomó el nombre de Mahmud, en homenaje al
expresidente de Irán Mahmud Ahmadineyad. Como era de esperar, Charamelo
exalta al proceso político iraní, pero también habla entusiasmado sobre
su nueva fe, pese a que su relato es interrumpido constantemente por
salalatu aleiji wasaalla(en español, "que la paz y las bendiciones están
sobre él"), la oración que acompaña toda mención al profeta Muhhamad.
Hace unos años, trabajando en una obra en la Playa
Pascual, un ómnibus atropelló de atrás el camión que transportaba a él y
sus compañeros. Murieron cinco, y Charamelo estuvo 18 días en coma
antes de despertar. Durante la recuperación empezó a ver visiones de
Jesús, su referente espiritual. Pero era un Jesús difuso, dice, siempre
opacado por alguien delante de él. No sabía quién era. No podía ser
dios, dice, porque dios no tiene una forma identificable. "Entonces
descubrí que era Mahoma... Salalatu aleiji wasaalla".
Las cifras
1.200
millones de musulmanes hay en el mundo. Es la segunda religión después del cristianismo.
300
es el número de musulmanes que viven acá. La mayoría radicados en ciudades de la frontera.
0
es el número de mezquitas en el país. El Centro islámico Egipcio es la principal referencia.
EL CHUY y EL CHUÍ
Oración y truco
La mayor comunidad de musulmanes del país se
encuentra en el Chuy y su ciudad gemela, el Chui, sobre el lado
brasilero. En esta frontera viven unos 200 musulmanes. En la década de
1960, la Guerra de los Seis Días en Medio Oriente provocó una fuerte
inmigración de palestinos, egipcios, sirios y libaneses, que se
instalaron en la frontera y construyeron esta ciudad mestiza, con rasgos
uruguayos, brasileros y árabes. La ciudad funcionó como un atractivo
centro comercial hasta la década del noventa. Hoy el comercio no es el
de antes, pero los musulmanes siguen allí.
Según un informe de la revista Lento, un 70% de los comercios pertenecen a los miembros de esta colectividad.
Mohhamed Kassem Joma es un descendiente de
libaneses que hace cuarenta años vive en la ciudad, y uno de los
referentes locales. Ex prefeito del Chuí y dueño del supermercado
Magazine Chuí, dice que los musulmanes todavía conservan su identidad,
pero con los años se han ido "uruguayizando". Por ejemplo, él está por
casarse con una uruguaya y su hermano está casado con una brasilera. No
sabe árabe ni es muy devoto, pero su hijo sí, y en el último mes de
Ramadán cumplió con el ayuno prescrito. Kassem Joma estima que 150
familias de la ciudad son de origen árabe. Y aunque el islamismo se fue
diluyendo con las generaciones, todavía hay fieles que se juntan todos
los viernes en el club brasilero-uruguayo árabe para rezar. Aunque
admite: "También nos juntamos a jugar a las cartas.
Los árabes del Chuy no tienen relación con
Montevideo y según Joma existe "mucha película" respecto a los
musulmanes en la frontera. Una anécdota ilustra esta película. Dice Joma
que cuando mataron a Bin Laden, lo contactaron oficiales de
inteligencia para conocer su actividad. "Te siguen apuntando, y eso da
mucha bronca" dice. Y agrega: "Siempre dicen que hay terroristas acá,
pero nunca agarraron uno".
MUSULMANES EN RIVERA Y ARTIGAS
Islam del norte
La última investigación de la experta Susana
Mangana, El Islam mestizo: una mirada desde la frontera
uruguayo-brasilera, ahonda en la vida e integración del colectivo árabe
musulmán en las fronteras uruguayas de Rivera y Artigas, así como de
Quaraí y Santa do Livramento, sus ciudades gemelas. Allí se describe la
vida de los descendientes de libaneses y palestinos de la región,
abordando sus tradiciones, sus historias personales, el arraigo del
Islam en la actualidad y la situación de la mujer. También marca la
necesidad de ambos gobiernos de conocer y controlar quién financia la
llegada e instalación de imanes o guías educadores desde Mozambique o
Sudáfrica en estas ciudades, dado que será su visión particular de la fe
islámica la que moldeara a los musulmanes de esta región.
INMIGRANTES ISLÁMICOS EN EL PAÍS
Ranking islámico
"Árabe no es lo mismo que musulmán", reiteran varios
entrevistados. Esa es una confusión que parece ser frecuente. La Meca,
cuna del islam, está en Medio Oriente, pero la religión cuenta con
seguidores en todo el mundo. De hecho, los países con más musulmanes en
el mundo son Indonesia y Pakistán. En Uruguay, el último censo no
registró cifras sobre religiosidad, pero sí discrimina a los inmigrantes
por su nacionalidad. Los tres países islámicos con mayor número de
inmigrantes son el Líbano, con 136, Turquía con 92, y Siria, con 66.
Pero la nacionalidad no es sinónimo de religión. De hecho, en el caso de
los libaneses uruguayos, la mayoría son católicos. En el otro extremo
están Uzbekistán y Pakistán, que cuentan con un sólo representante cada
uno.
MINI GLOSARIO ÁRABE
-Sharia. Ley canónica del islam. La sharia regula el conjunto de actividades públicas y privadas a seguir por todo musulmán.
-Halal. Literalmente, "permitido, legítimo".
Clasifica actos, personas y objetos permitidos o autorizados al
creyente. Comúnmente asociada a los alimentos. En el caso de la carne,
el animal debe ser sacrificado con un rito especial.
-Hamam. Prohibido, ilícito. Lo que está vedado por orden divino
-Ramadán. Noveno mes del calendario lunar durante el
cual todo creyente sano debe observar el ayuno obligatorio desde el
alba hasta la puesta del sol. Tampoco pueden beber ni tener relaciones
sexuales.
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