Se detuvieron nuevamente los
“pasadiscos” decretando el descanso anual de los románticos
discos de “vinilo” que giraron como nunca para evocar con
nostalgia los años de la juventud, cuando se bailaba con Camilo
Sesto, Ángela Carrasco, Mocedades, Manuel Otero, Roberto Carlos,
Leonardo Fabio, Salvatore Adamo, Heleno, Luis Aguilé y muchos otros
que integraban la farándula romántica de aquellos años. Miles de
uruguayos aprovecharon la noche de la nostalgia como espejo
retrovisor para evocar a la distancia pedazos de vida que afloraron
con nitidez por algunas horas. Cada uno y a su manera revivió épocas
y situaciones irrepetibles que por no tener duplicado se perdieron
para siempre o permanecer aletargadas en algún rincón de la
memoria. Por nuestra parte la evocación nos lleva directamente a los
viejos circos que a lo largo de varias décadas del siglo pasado
llegaban a la frontera con sus espectáculos artísticos llenos de
magia y colorido.Por allí pasaban los ilusionistas, equilibristas,
trapecistas y fundamentalmente los payasos con su alegría
contagiante. Por ese motivo y porque han ido desapareciendo
lentamente las antiguas carpas de lona levantadas en pocas horas en
los baldíos suburbanos de los pueblos del interior queremos
detenernos en el Circo López Hermanos como mojón nostálgico de
nuestra juventud. Por aquellos años la presencia del circo
movilizaba a la población urbana y también de zonas rurales que
llegaban a caballo o en carros para maravillarse con el variado
espectáculo que ofrecían los payasos, trapecistas, fieras
amaestradas, monos bailarines y los fabulosos magos con sus galeras
misteriosas. Para cerrar el espectáculo las representaciones
teatrales que hacían “temblar” el escenario con los duelos de
Juan Moreira o Martín Aquino contra los representantes de la ley. El
mundo fantástico del circo con su estilo único de vida donde los
personajes también trabajaban fuera del escenario o del picadero
instalando los equipos, remendando las lonas, alimentando los
animales o simplemente conversando con los parroquianos. Eran
espectáculos inolvidables con los monos bailarines, los juegos entre
perros y gatos, el valor de los trapecistas y el drama sublime de
Dionisio Días el Niño Heroico del arroyo del Oro. Sin embargo en
las últimas décadas el circo ha tenido que enfrentarse a poderosos
rivales como lo son el teatro, el cine, la televisión y el video.
Aunque parezca extraño, el atractivo que ejerce la carpa ha marcado
su sobrevivencia y pensamos que nunca morirá porque está metido en
nuestra cultura y también en el cine con películas como La
Cabalgata del Circo en la que actuaban Libertad Lamarque, Hugo del
Carril y Orestes Caviglia. En esta crónica de la nostalgia queremos
evocar a la gente de todos los circos, desde el López Hermanos hasta
el Vostok de Rusia por la alegría que reparten en todos los pueblos
del mundo. Para los hermanos López y sobre todo para Alcides, la
“Coquito” y Pupé que supieron facilitar nuestro ingreso a las
funciones de matinée nuestro eterno agradecimiento por haber
alimentado de alguna manera nuestros sueños infantiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario