La música sureña no resiste conjunto. No es música de grupo.
Ni lo necesita.
Es el canto grave y serio de un Hombre solo que canta para sí y
para su guitarra
la profundidad de lo que medita y siente.
Sobre la libertad, sobre el mundo, la amistad, la mujer o sobre el
campo nuestro.
No es el lamento incaico sobre un mundo perdido, entonado
desgarradoramente
por un individuo esclavo del conquistador.
No es el canto lastimero entre la selva, de un pobre indio
escarbando la tierra,
doblado frente al látigo de su señor y patrón.
Es el gruñido bajo de un puma en la milonga, contestado por el
bramido altanero
de un tigre en la cifra, en esos pajonales resecos y salvajes de
nuestro espíritu
en donde habitan las tolderías de nuestro corazón.
En ese mundo, el Payador entra dentro de nosotros con su canto de
gloria,
de lucha y de libertad y queremos que no se vaya nunca
y cuando cesan sus versos con su mensaje, quedan flotando adentro
de nosotros
como una bandera.
¡¡Gracias Payador, voz de mi tierra!!
Dr. R. Leiza de los Santos
ME PRODUCE TRISTEZA, ES UN CANTO LASTIMERO, DE UN HOMBRE SOLO ,QUE SE COMUNICA SOLO A TRAVES DE UNOS VERSOS,NO LOS PUEDE VERBALIZAR CONFRONTAR .
ResponderEliminar