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lunes, 25 de noviembre de 2013

UN ESPACIO PARA LA CULTURA. Gilson de Oliveira. Por Julio Dornel


                                                 Escritor y periodista Julio Dornel
  






En la planta alta de su domicilio, los paisajes flotan por todos lados, sin definir en qué lugar de las paredes deben estar los cuadros de uno de los pinceles más importantes de la pintura fronteriza. Pese a la poca difusión que otorga la prensa a las inquietudes culturales es evidente Gilson viene desarrollando una intensa labor en el campo de la pintura y la expresión plástica en general. La entrevista concretada por Alexander Cardoso, para NUESTRA GENTE, nos permite conocer de cerca al artista plástico Gilson de Oliveira, nacido en Santa Vitoria do Palmar y radicado en esta ciudad hace varios años. Mientras va respondiendo el “interrogatorio” de Alexander, observa con nostalgia los cuadros expuestos en las paredes, señalando vivencias y preferencias artísticas que son en definitiva lo que le va mostrando muchos cuadros sin pintar. Es posible que su obra, como suele suceder, no haya logrado la difusión que merece por lo general el arte. Para Gilson la plástica y la escultura se deben difundir un poco más para que la sociedad pueda valorarlo y disfrutarlo como corresponde. No es fácil, pero estas son las cosas que se deben mostrar y promocionar en procura del interés general de la sociedad. “Desde muy pequeño fui sintiendo una pasión muy especial por el dibujo y a partir de los 4 años ya estábamos vinculados a los juguetes que íbamos creando con arcilla y madera, disfrutando de alguna manera nuestra niñez con carencias, haciéndonos crear las cosas que nos faltaban y que todavía llevamos a la práctica. Cuando nos falta algo recurrimos a la creación personal buscando siempre su vinculación con el arte. El tema principal radica en que el autodidacta demora mucho en aprender, y cuando se equivoca no lo percibe, aunque por lo general son muy buenos. En una oportunidad Susana Leal nos presentó a su padre diciéndonos que era muy directo para evaluar un trabajo. De todas maneras le llevamos algo, que no lo convencía, señalando que si bien teníamos condiciones para la pintura, necesitábamos pulirnos un poco más. A partir de ese momento nos fuimos a Rocha y comenzamos a estudiar con Martínez, Saldain, Juanillo y Cacheiro, estableciendo contactos con otros artistas nacionales. De esta manera nos fuimos vinculando al arte contemporáneo apuntando además a una mezcla de impresionistas de actualidad”.

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