“Esto es normal porque los dirigentes
tienen que gobernar y además necesitan ganar elecciones, colocándonse
muy a la izquierda no se ganan elecciones”, mencionó el politólogo
Daniel Chasquetti, a raíz del Congreso del Frente Amplio, en el que la
definición del programa de gobierno generó desacuerdos entre sectores.
Publicado el: 26 de noviembre de 2013 a las 18:53Por: Redacción 180
En conversación con No toquen nada, el
politólogo Daniel Chasquetti analizó el desarrollo del Congreso del
Frente Amplio, que tuvo lugar el pasado fin de semana, en el que se
definió el programa de gobierno y las candidaturas.
La representación rondó los 1.400
congresales, a los que se le suman unos 170 miembros del Plenario
Nacional, donde están representados, explícitamente, los sectores del
Frente Amplio como el Partido Comunista, el Movimiento de Participación
Popular, el Partido Socialista y el Frente Líber Seregni.
“Somos el único partido de todos los
partidos que existen en el Uruguay que discute en un congreso las bases
de su programa y vaya que discuten, ya hemos visto las decenas de
correcciones que se han presentado, algunas salieron, otras pasaron a
una comisión, eso también es parte de nuestra cultura. Quiero saludar a
todos los militantes del Frente Amplio sin los cuales solo seriamos un
partido de dirigentes y de electores; y nosotros somos mucho más que eso
compañeros”, fueron las palabras de Constanza Moreira, precandidata a
la Presidencia, durante el Congreso.
Joel Rosenberg: Constanza decía “somos el único partido que armamos el programa de esta manera”, ¿eso es así?
En cierto modo sí, el Frente Amplio tiene
una estructura compuesta por delegados de comités de base,
coordinadoras departamentales y eso representa una desafío para la
dirigencia, para aquellos que están gobernando porque supone someter a
opinión de gente común y corriente que tiene una relación de afinidad y
que lo hace en forma voluntaria, someter sus propuestas, discutirlas con
ellos y alcanzar algún tipo de acuerdos.
Acá tal vez uno podría decir que había
sectores que querían impulsar un giro a la izquierda y eso no se logró,
pero esos sectores lograron colocar algunas cosas en el programa.
Yo creo que el Congreso, tenía dos
objetivos. Por un lado, designar a los candidatos y, por otro lado,
elaborar un programa. Los candidatos no representaron ningún problema,
fueron aprobados. Elaborar un programa sí representó un problema porque
en el Congreso, las preferencias de los congresistas están corridas un
poco más a la izquierda que lo que está la dirigencia, que lo que está
el gobierno.
Ricardo Leiva: ¿Y eso cómo repercute?
Porque a su vez el gobierno, en este caso, está mostrando su cara de
partido político y partido político que va a elecciones y que tiene que
dar respuestas hacia un electorado. ¿Cómo funciona esa relación entre
las bases del Frente Amplio más hacia la izquierda y un electorado que
en gran medida puede tener preferencias más de centro?
Yo creo que a sabiendas de que esto es
así el Frente Amplio creó un proceso largo donde participó mucha gente
elaborando, en comisiones, el programa y modificarlo en el plenario
suponía la existencia de una mayoría especial, de una súper mayoría.
Entonces, yo creo que el procedimiento elaborado evitó que una mayoría
radical lo moviera más todavía hacia la izquierda, pero lo que hay que
saber es que las bases del Frente Amplio están más a la izquierda que
sus dirigentes.
Esto es normal porque los dirigentes
tienen que gobernar y además necesitan ganar elecciones, colocándose muy
a la izquierda no se ganan elecciones. Esto pasaría lo mismo si uno
mirara la otra parte del sistema de partidos. Los partidos tradicionales
no pueden colocarse muy a la derecha porque tendrían el mismo problema,
no podrían intentar competir por la elección nacional.
RL: Muchas veces cuando miramos hacia
mecanismos como este o específicamente el Congreso del Frente Amplio
está el tema de cuánto poder tienen realmente las bases y cuánto poder
tienen los sectores del Frente Amplio y algunos sectores el particular
que suelen tener un peso muy grande en el Congreso; el caso emblemático
es el del Partido Comunista. ¿Qué señales en ese sentido, respecto a esa
lógica te parece que emanan de este Congreso? ¿Quedó claro para vos,
por ejemplo, que las bases tienen, más allá de ser el 95% del Congreso,
poco poder y que en realidad son los sectores y algunos sectores los que
terminan definiendo qué es lo que pasa ahí adentro?
Claro, lo que pasa es que las bases no
son neutras, los comités de base están llenos de militantes de los
sectores partidarios y a la hora de votar los militantes de los comités
de base algunos traen mandatos y otros se alinean directamente con su
partido, expresan sus preferencias individuales y de esta forma generan
corrientes adentro del Congreso.
Por tanto, uno no podría decir que en
verdad los sectores no tienen peso. Lo que sí existe es una sobre
representación de aquellos sectores que tienen más militancia, que tiene
una orgánica más enfocada a participar en los comités de base.
Entonces, sectores que tal vez a la hora de la elección tengan muchos
votos como, por ejemplo, el Frente Líber Seregni cuando uno mira el
Congreso tienen poca representación porque tienen pocos militantes. Pero
en realidad esto fue diseñado en 1986 y fue pensado con esta lógica,
con la idea de que corrientes de opinión o sectores que tengan la
capacidad de juntar muchos votos y no tengan militantes se queden con el
Frente Amplio. En cierto modo, es la idea de construir un contrapeso.
Esto puede ser bueno pensado en términos
de unidad. Es un problema a la hora de resolver cuestiones como un
programa donde tiene que primar muchas veces el realismo y el
posibilismo; y yo creo que Tabaré Vázquez acá jugo un papel muy
importante porque fue todo el tiempo el que expresaba ‘yo voy a tener
que gobernar, yo voy a tener que hacer determinadas cosas, no me aten
las manos’. Ese era un poco el mensaje de Tabaré Vazquez en la semana
previa y durante el congreso.
RL: Sí, que se puede tomar también
junto con el mensaje del Frente Líber Seregni, vamos a respetar la línea
económica del gobierno y, sin embargo, estamos hablando de dos actores
que quizás no son seguramente de los que tienen más peso dentro del
Congreso, sin embargo, lograron imponerse.
Bueno, ahí hay un acuerdo. Todavía no
tenemos claro cuál fue la configuración del mismo, pero entre el sábado y
el domingo hubo negociaciones. Allí los dirigentes del Frente Líber
Seregni tomaron contacto con los dirigentes de otros sectores; los
principales referentes del partido socialista, del MPP, de la Vertiente
Artiguista, salieron a defender el acuerdo programático alcanzado antes
del Congreso. En ese sentido uno podría decir el Frente Líber Seregni
sacó mucho, el beneficio que obtuvo es muy grande, pero en realidad me
parece que todos en este punto son conscientes de que a la hora de
gobernar no se puede improvisar, no se puede impulsar propuestas
voluntaristas.
Por ejemplo, en el Congreso pasado se
incluyeron dos medidas que luego no fueron llevadas adelante. Una era
crear un frigorífico nacional. Justamente, nuevamente fue puesta en
consideración en este Congreso. Se hizo un estudio, el Ministerio de
Economía tuvo que gastar dinero para analizar la posibilidad y llega a
la conclusión de que no era necesario un frigorífico nacional. Lo mismo
con una flota pesquera.
Entonces muchas de esas decisiones que se
toman en el Congreso luego generan consecuencias y los actores que
están en el gobierno saben que no es banal, no es ponerse simplemente
una línea, una frase, sino que luego eso debe tener algún tipo de
correlato a la hora de gobernar.
Por otra parte, no nos tenemos que
olvidar que el Frente Amplio a la hora de gobernar tiene que encarar una
campaña electoral y que los partidos de la oposición van a estar
mirando con lupa ese programa para pedirle cuenta. Ese es un punto
realmente importante que me parece que se consideró a la hora de tomar
las decisiones.
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