"Me robaron la infancia; me siento marcada"
Dinero, objetos costosos, drogas y
promesas de un futuro mejor son los argumentos para iniciarse en el
mundo de la prostitución para muchos jóvenes, que aún no han cumplido la
mayoría de edad. Para salir de ese mundo de abuso, las opciones no son
muchas.
Diego Castro
El País
"Yo solo sirvo para estar con hombres. Nunca
voy a poder hacer otra cosa", cuenta Martina, de 20 años. A los 14
comenzó a ejercer la prostitución, a instancias de un hombre de 42 años
con quien comenzó una relación de pareja.
Martina vivía, en una humilde vivienda, con su madre, su padrastro, dos hermanos varones, su abuela y un tío.
La pareja de su madre, abusó sexualmente de ella, entre
los 7 y los 11 años y aunque denunció varias veces la situación, su
madre nunca le creyó, por lo que empezó a pasar cada vez más tiempo
fuera de su casa. "Me robaron la infancia, me siento marcada. Algo se
rompió adentro mío, algo se quebró", dice Martina
En ese momento comenzó a salir con Víctor, un hombre de
42 años, con quien entabló una relación de pareja. "El me entendía, me
aconsejaba, me hizo sentir querida y valorada", dijo la joven.
Pero un día Víctor la invitó a casa de un amigo:
tomaron cerveza y miraron películas pornográficas. "Sos muy linda. Me
gustaría tener sexo contigo", le dijo el amigo de su pareja, mientras le
prometía comprarle "cosas caras".
"Así empecé", cuenta la joven. Víctor le conseguía
clientes y Martina compartía el dinero con él hasta que se pelearon.
Ella siguió ejerciendo la prostitución. Con el dinero, cada tanto volvía
a su casa y le llevaba plata a su familia para pagar las cuentas. Hasta
que una profesora del liceo la ayudó a salir.
Martina ingresó al programa El Faro, que atiende a
personas en situación de violencia doméstica y de explotación sexual y
comercial.
"En este caso logramos que Martina saliera del
circuito. Con altibajos, pero logró reinsertarse en la sociedad y seguir
estudiando", señaló Andrea Tuana, integrante de la ONG El Paso, dentro
de la que funciona el programa El Faro.
Casos como estos, se cuentan por cientos en nuestro
país. Este año se denunciaron un total de 40 redes de explotación sexual
de menores, destacándose los hechos sucedidos en Aiguá, donde
procesaron a ocho personas y en Paysandú, donde, entre otros, fue
procesado el exsecretario de la intendencia sanducera, Horacio de los
Santos.
Desde el Comité para la Erradicación de la
Explotación Sexual Comercial, su presidente Luis Putcher, indicó que las
denuncias en nuestro país sobre este tema, crecieron. "Se pasó de 20
denuncias entre 2008 y 2009 a 52 sólo el año pasado", expresó.
"Esto no necesariamente implica que el fenómeno esté
creciendo, aunque mantenemos esto como una de nuestras hipótesis",
señaló Putcher.
Pautas de la sociedad de consumo, la expansión de la
industria del sexo, el crecimiento económico y el hecho de que la gente
se anime a denunciar más, son otras hipótesis que se manejan desde el
comité, para explicar el aumento de estos casos en el Uruguay de los
últimos años.
No obstante, y si bien desde el INAU y Comité de
Erradicación se afirma que se está trabajando con diversos equipos
técnicos para el abordaje de este tema, desde la organización El Faro,
se sostiene que en Uruguay "hay grandes carencias para atender a las
víctimas de la explotación sexual".
"No tenemos todavía un servicio especializado en el
tratamiento de víctimas pero se está dando el mejor apoyo posible",
admitió Putcher, a la vez que reconoce el trabajo hecho en este sentido.
"Igualmente se han tomado distintas estrategias al respecto", afirma.
Para Putcher, "siempre se puede hacer algo más. El
tema es que, desde las instituciones, tenemos que generar una red de
protección que permita que las víctimas de esta situación puedan optar
por algo más en la vida que la prostitución".
"Difícilmente estas chicas hayan tenido una
posibilidad de optar por no hacer. Los casos de explotación sexual son
una secuencia ininterrumpida de violencia, y no creo que tener 17 años y
al otro día tener 18 la libere de ese circuito de violencia", indicó
Putcher.
El Comité se puso en funcionamiento en 2007, y desde
esa fecha se ha trabajado en la generación de legislatura sobre el tema
y se realizaron varias investigaciones.
Pocos meses atrás, se finalizó un trabajo conjunto
realizado con Brasil, denominado Proyecto Frontera, mediante el cual se
pretende generar estrategias para erradicar este problema de manera
binacional. La idea, según confirmó Putcher, es realizar este mismo
proyecto con todos los países del Mercosur.
A su vez, se informó que se comenzó a desarrollar un
plan de acción que abarca, entre otras cosas, una nueva campaña de
prevención, que se lanzará el próximo jueves 14 de noviembre, para la
cual se realizaron ya diversas actividades y promociones.
Piden más recursos para la atención de los casos de explotación sexual
El programa El Faro se inició en el año 1996, dentro
de la ONG Foro Juvenil, pero desde 2010 se integró a otra organización,
denominada El Paso, a instancias de los propios trabajadores. Este
programa está financiado por el INAU y por el Ministerio de Desarrollo
Social.
"Nosotros atendemos principalmente a niñas, niños,
adolescentes y adultos en situación de violencia doméstica, pero también
atendemos el tema de la violencia sexual", señaló Andrea Tuana,
integrante del programa.
"Tenemos un servicio de atención con psicólogos,
asistentes sociales y abogados. Lo que hacemos es brindar asistencia a
las víctimas durante todo el proceso, además de brindar capacitación y
buscar la sensibilización respecto al tema", indicó Tuana.
Actualmente, el programa atiende un total de 120
personas, vinculadas a violencia doméstica. "Cuando hablamos de
explotación sexual, los casos que atendemos son muchos menos", señaló
Tuana.
"No tenemos un servicio específico para este tipo de
casos. Los técnicos saben que trabajamos estas cuestiones y por eso nos
hacen llegar a estas víctimas, pero nosotros no podemos dar mucho más
que una primera atención", dijo Tuana quien, además señaló esta falta
como una de las "grandes debilidades de nuestro país".
Tuana comparó la situación de una persona que llega
al programa por violencia doméstica y otra que llega por explotación
sexual. "Los chicos que vienen con problemas de violencia doméstica,
llegan a tener hasta dos años de trabajo", dijo.
"Para los casos de explotación sexual se requiere otra metodología que implica más tiempo y más recursos", aseguró Tuana.
Hasta no hace mucho tiempo, el programa tuvo una
importante financiación de parte de la Unión Europea, que duró 18 meses y
donde se pudieron atender a fondo 20 casos. "Logramos la inserción de
varios chicos en hogares del INAU, o en casas de familiares", señaló.
Incluso, Tuana contó el caso de una joven ecuatoriana que era víctima de
una importante red de prostitución en nuestro país, que logró volver a
Ecuador", señaló Tuana.
No obstante, admitió que el proyecto de la Unión
Europea "tenía falencias porque era un plan piloto". "Apostamos a que
iba a seguir, pero el gobierno no pagó más", concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario