historias de corsarios, soledad emancipada
sobre los atajos donde el sol hace de este oriente
una liturgia impregnada de otras causas
de las que no fuimos necesariamente partícipes.
Duele su ritmo de gris en las veredas,
su daga de mar acaso entusiasmada
recorre este río que cargo en la espalda;
no es sólo una ciudad, es casi toda una bandera,
sostiene un cielo a contrapausa en la costumbre de batallas
que fueron su corazón y las angustias de una Europa
que enjuagó sus penas y se hizo delirio en el tambor
para que a todo el Río de la Plata
le duela África en cada febrero.
Hay de una forma que luce suave
en las esquinas el deambular irrisorio de su recorrido
y de agua levanta sus rezos para diagramar
intenciones voraces de aprendida cartografía.
Si fuera una figura geométrica
tendría un centro de piedra y cacao
por donde toda América fugaría su conquista
y descansaría sobre el maíz la retirada de una murga
denunciando la esclavitud de la copla
encadenada a un barco que zarpó de Cádiz.
El Cerro vigila su coraje, la flor de sal
custodiando la proyección más austral de la sangre
que un continente desploma sobre la rambla.
Hay puerto y le sobra la intemperie,
le sobra también su prédica de orgullo y osamenta
sobre todo cuando se advierte que fue concebida
para condensar la vergüenza Porteña de todo el Virreynato.
Lunes 25 de noviembre
El Facal,18 de julio y Yi
Montevideo ROU
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